miércoles, 4 de agosto de 2021

Reflexión 216: Claridad mental a través del amor auténtico

 




Reflexión 216: Claridad mental a través del amor auténtico
Nuestra Iglesia nos presenta muchas enseñanzas que solo pueden entenderse por gracia. Algunas enseñanzas tratan sobre la moralidad, llamándonos a una vida de gran virtud. Algunas enseñanzas tratan sobre Dios, Su mismo ser y esencia. Algunas enseñanzas tratan sobre la humanidad y aportan claridad a quiénes somos. Lo que es importante entender es que nada de lo que la Iglesia enseña puede entenderse plenamente sin amor. El amor es como una ventana insertada en una pared de ladrillos que rodea las muchas verdades que Dios nos reveló. A menos que encontremos esa ventana y miremos a través de ella, no nos daremos cuenta de todo lo que Dios desea enseñarnos cada día. El amor a Dios y el amor a los demás nos permite rápidamentedar sentido a los mayores misterios de la vida. A través del amor, nuestra mente percibe y aclara la vida misma y todo lo que Dios quiere revelarnos en la fe. Elija amar a Dios y a los demás con un amor espiritual, desinteresado y sacrificado, y permita que ese amor se convierta en la fuente de su comprensión en la vida (vea el Diario n. ° 1123).
¿Qué es lo que te causa la mayor confusión? ¿Hay algún artículo de fe enseñado por la Iglesia que no comprenda? O quizás hay confusión sobre una relación que tienes, sin saber cómo abordarla o resolver algún problema subyacente. Sea lo que sea que le resulte difícil de “resolver”, sepa que su respuesta llegará solo cuando elija amar a Dios ya los demás con un amor puro, el amor de la Misericordia. Este no es un amor egoísta basado en tus sentimientos, sino un amor sacrificado y desinteresado que imita a Jesús y Su Cruz. Comprométete con este amor y comprenderás rápida y fácilmente los misterios de la vida.
Señor, por favor ilumíname. Ayúdame a darme cuenta de que el amor puro y santo abre la puerta a los misterios de la vida. Que pueda abrir esa puerta a través de mi amor por Ti y descubrir todo lo que deseas enseñarme. Esta es una Misericordia por la que estoy eternamente agradecido. Jesús, en Ti confío.




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