viernes, 27 de agosto de 2021

 



Reflexiones diarias católicas
¡Mi vida católica!

Estar preparado por la caridad
27 de agosto de 2021
Viernes de la vigésimo primera semana del tiempo ordinario
Lecturas de hoy

Santa Mónica — Memorial

Jesús les dijo a sus discípulos esta parábola: “El reino de los cielos será como diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron a recibir al novio. Cinco de ellos eran tontos, y cinco eran sabios." Mateo 25: 1–2

Las “diez vírgenes” en esta parábola se refieren a las damas de honor que seguían la tradición judía al ir a la casa de la novia para esperar la llegada del novio para una boda. Esta parábola es una de las pocas parábolas que Jesús contó que enfatiza la importancia de estar alerta en nuestro caminar cristiano. A medida que avanza la parábola, se nos dice que el novio se retrasó y que las damas de honor se durmieron. Al despertar, las insensatas no tenían más aceite para sus lámparas y tuvieron que irse a buscar más. Cuando regresaron, descubrieron que el novio ya había llegado y que la puerta estaba cerrada. Luego llamaron y dijeron: "¡Señor, Señor, ábrenos la puerta!" Pero les llegó la respuesta: "En verdad, les digo que no los conozco". Y se perdieron la celebración de la boda.

Tradicionalmente, el “aceite” se ha entendido como una referencia a la caridad. El mensaje es simple. Mientras nos preparamos para encontrarnos con nuestro Señor en el Cielo, no basta con afirmar que somos cristianos. También debemos producir el buen fruto de la caridad con nuestras acciones. La fe debe resultar en caridad, de lo contrario no es fe verdadera en absoluto.

Esta parábola debe tomarse en serio. Deberíamos usarlo como una fuente regular de examen de nuestras vidas con respecto a la caridad que tenemos ... o no tenemos. Cuando miras tu vida, ¿puedes señalar actos regulares de caridad que fluyen de tu amor por Dios y son otorgados a otros? La caridad no se basa en tus preferencias en la vida. No se basa en lo que te apetezca hacer. La caridad es siempre desinteresada y sacrificada. Siempre mira hacia el bien del otro. ¿Cuánta caridad está viva en tu vida? Jesús contó claramente esta parábola porque conocía a muchos que profesaban una fe en Dios pero no vivían el amor de Dios. Es muy fácil vivir nuestras vidas día tras día, haciendo lo que hacemos debido a nuestros gustos o disgustos personales. Sin embargo,

Debemos trabajar para fomentar la caridad, primero, en nuestros pensamientos. Deben eliminarse los pensamientos críticos y condenatorios, y debemos esforzarnos por ver a los demás como Dios los ve. La caridad también debe dirigir nuestras palabras. Nuestras palabras deben animar a los demás, ser amables, solidarios y misericordiosos. Nuestras acciones se vuelven caritativas cuando nos volvemos generosos con nuestro tiempo, nos esforzamos por servir y somos diligentes en la forma en que expresamos nuestro amor por los demás.

Reflexiona hoy sobre la alta vocación que se te ha dado a vivir una vida activa y manifiesta de caridad. Dedique tiempo a reflexionar sobre lo que realmente es la caridad. ¿Te has dejado guiar por una forma de "amor" más secular y egoísta? ¿Actúa más por preferencias egoístas que por entrega y sacrificio? ¿Realmente edifica a las personas y da testimonio del amor de Dios por ellas? Trate de responder a estas preguntas con seriedad. Esta parábola de nuestro Señor es mucho más que una historia. Esto es verdad. Y la verdad es que algunos llegarán al día del juicio sin el “aceite” necesario para sus lámparas. Toma a nuestro Señor en serio y examina tu vida de caridad. Donde te falte, conviértete en ferviente en tu misión de cambiar. Al final, estarás eternamente agradecido por haberlo hecho.

Mi amado Señor, nos mostraste a todos que el verdadero amor es desinteresado y sacrificado. Viniste a este mundo para servir y dar Tu vida sagrada por todos nosotros. Que pueda abrir mi vida más plenamente a Tu amor para que Tu amor también pueda afectar y dirigir cada relación que tengo. Lléname con el don de la caridad, querido Señor, para que esté plenamente preparado para el día de mi juicio particular. Jesús, en Ti confío. 




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