viernes, 27 de marzo de 2020

Este es verdaderamente el profeta


Templo de San Francisco - Celaya, Gto.



Este es verdaderamente el profeta
Sábado 28 de marzo
¡Paz y Bien!
Evangelio
Juan 7, 40-53
En aquel tiempo, algunos de los que habían escuchado a Jesús comenzaron a decir: «Este es verdaderamente el profeta». Otros afirmaban: «Este es el Mesías». Otros, en cambio, decían: «¿Acaso el Mesías va a venir de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá de la familia de David, y de Belén, el pueblo de David?» Así surgió entre la gente una división por causa de Jesús. Algunos querían apoderarse de él, pero nadie le puso la mano encima. 

Los guardias del templo, que habían sido enviados para apresar a Jesús, volvieron a donde estaban los sumos sacerdotes y los fariseos, y éstos les dijeron: «¿Por qué no lo han traído?» Ellos respondieron: «Nadie ha hablado nunca como ese hombre». Los fariseos les replicaron: «¿Acaso también ustedes se han dejado embaucar por él? ¿Acaso ha creído en él alguno de los jefes o de los fariseos? La chusma ésa, que no entiende la ley, está maldita».

Nicodemo, aquel que había ido en otro tiempo a ver a Jesús, y que era fariseo, les dijo: «¿Acaso nuestra ley condena a un hombre sin oírlo primero y sin averiguar lo que ha hecho?» Ellos le replicaron: «¿También tú eres galileo? Estudia las Escrituras y verás que de Galilea no ha salido ningún profeta». Y después de esto, cada uno de ellos se fue a su propia casa.
Palabra del Señor

Reflexión

El problema de los fariseos era que ellos tenían su idea ya fija del “modelo" de Mesías que necesitaban y de cómo debía ser el mesías, según “su" interpretación de las Escrituras. Y resultó que era totalmente diferente. Jesús era un hombre lleno de libertad, de amor para todos: amigos y enemigos, extranjeros y propios. Un hombre que hablaba de reconciliación, no de odio; de humildad, no de poder; de paz y no de guerra. 

Su vida se convertía así en una forma diferente de comprender a Dios, no como el Dios de las victorias, sino como PADRE. Esta visión no cuadraba con sus ambiciones de poder, de riqueza, de prepotencia; por tanto, había que quitarlo de en medio. Hoy pasa lo mismo en muchos de nuestros cristianos, que esperan un “mesías" que cuadre con sus “necesidades", que venga a realizar sus expectativas. 

Hermanos, Jesús es el Mesías enviado por Dios para dar vida y libertad a nuestras vidas; para dejar atrás los formalismos estériles, para conducir nuestra vida por el camino del amor y de la reconciliación; para llevarnos a experimentar el amor dulce y poderoso del Padre del cielo y finalmente introducirnos en el Reino de Dios. Si ésta no es la expectativa de Jesús para tu vida. ¡Cámbiala!, y acepta a Jesús como lo que realmente es: “El Hijo de Dios vivo".
¡Feliz Sábado!

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