domingo, 29 de marzo de 2020

A propósito de hoy...


Templo de San Francisco - Celaya, Gto.


A propósito de hoy…

SEÑOR, DESÁTAME
De la oscuridad que no me deja ver la grandeza de la luz
De la incredulidad que no me permite disfrutar de tu presencia
De las dudas que me exigen pedirte pruebas de tu existencia
Del pecado que no me deja verte
De los reproches por no haberte sentido conmigo
De las situaciones que me impiden ser libre
Del sinsentido de las muchas cosas que hago
Del vacío de muchas palabras
De la frialdad con la que te trato
De la desesperanza que sale a mi encuentro
De la apatía por superarme a mí mismo
De las losas que no me dejan expresar lo que vivo y siento
De las personas que me quieren enterrar aún estando vivo
De la falta de sentimientos que me impiden llorar contigo
De la muerte que me dice que es más fuerte que Tú mismo
Del maligno que me impide beber tu agua fresca
Del maligno que prefiere que viva en la oscuridad a la luz
Del maligno que me susurra sobre la necedad de la vida eterna
Y cuando me desates, Señor, haz que nunca olvide que Tú fuiste
quien me gritó: ¡Ven afuera!


TAMBIÉN YO, SEÑOR, QUIERO SALIR 
Cuando me digas “sal de ahí”  
quiero dejar la fría losa que me inmoviliza 
que me detiene en la oscuridad  
y me recuerda que Tú ya no existes 
que pregona que, la nada o el absurdo,  
serán mis acompañantes para siempre.  

TAMBIÉN YO, SEÑOR, QUIERO SALIR 
Y,  al verte conmovido porque ya no estaré muerto sino vivo 
darte las gracias porque, ante todo, me darás la vida Señor 
Porque,  tus promesas, son más fuertes que la misma muerte 
porque tu fama, Señor, desde siempre me ha impresionado.  

TAMBIÉN YO, SEÑOR, QUIERO SALIR 
Abandonando las vendas de la tiniebla y del llanto 
para,  después de resucitar, cantar eternamente tu gloria 
y con el resto de los que creen y esperan como yo 
enterrar las dudas y las desesperanzas 
sabiendo que Tú, Señor, tienes palabras de vida eterna 

TAMBIÉN YO, SEÑOR, QUIERO SALIR 
Pero, mientras no llegue ese momento, 
guárdame en tu corazón, amigo y Señor, 
no olvides que, mientras estuve y caminé en la tierra, 
pensé en Ti, di gracias por haberte conocido 
cerré los ojos al mundo con el sueño de poder escuchar un día:  

¡AMIGO, SAL DE AHÍ! 
Haz,  Señor, que mientras asoma ese instante de partir 
cuando algunos lloren y otros recen por mí 
te siga amando con todo mi corazón, fuerza y afecto 
Amén.

No hay comentarios. :

Publicar un comentario