sábado, 6 de julio de 2019

Dom 7 Jul Homilía XIV Domingo del tiempo ordinario - Ciclo C

La imagen puede contener: comida




Introducción
El ser humano va buscando siempre en lo que piensa, siente y hace responder a dos preguntas: ¿quién soy yo? ¿Cómo llega a ser la mejor versión de ese que soy? Son las preguntas por la identidad y por el camino que he de recorrer para realizarme. Para Jesús, la respuesta es clara: su identidad de define como la de ser enviado por el Padre para que el mundo tenga vida en abundancia, y su camino es estar en envío, consagrarse totalmente a su misión.

“Ser enviado” y “estar en envío” son también las coordenadas que sitúan a cada uno de sus discípulos y discípulas, en la vida de cada día, en la comunión de una Iglesia en salida, en la misión evangelizadora.

Vivir en esas coordenadas es lo que nos asegura la paz y la felicidad y nos hace útiles y fecundos para los demás.

Fr. Francisco José Rodríguez Fassio
Convento de Sto. Domingo "Scala Coeli" (Córdoba)


“ ¡Poneos en camino! ”
Evangelio de hoy y lecturas
Primera lectura
Lectura del Profeta Isaías 66, 10-14c
Festejad a Jerusalén, gozad con ella, 
todos los que la amáis, 
alegraos de su alegría, 
los que por ella llevasteis luto; 
mamaréis a sus pechos y os saciaréis de sus consuelos, 
y apuraréis las delicias de sus ubres abundantes.
Porque así dice el Señor: 
Yo haré derivar hacia ella, 
como un río, la paz, 
como un torrente en crecida, 
las riquezas de las naciones.
Llevarán en brazos a sus criaturas 
y sobre las rodillas las acariciarán; 
como a un niño a quien su madre consuela, 
así os consolaré yo; 
(en Jerusalén seréis consolados).
Al verlo se alegrará vuestro corazón 
y vuestros huesos florecerán como un prado; 
la mano del Señor se manifestará a sus siervos.



Salmo
Sal 65, 1-3a. 4-5. 6-7a. 16 y 20 R. Aclamad al Señor, tierra entera.
Aclamad al Señor, tierra entera, 
tocad en honor de su nombre, 
cantad hinmos a su gloria; 
decid a Dios: «Qué temibles son tus obras.» R.

Que se postre ante ti la tierra entera, 
que toquen en tu honor, 
que toquen para tu nombre.
Venid a ver las obras de Dios, 
sus temibles proezas en favor de los hombres. R.

Transformó el mar en tierra firme, 
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos con Dios, 
que con su poder gobierna eternamente. R.

Fieles de Dios, venid a escuchar, 
os contaré lo que ha hecho conmigo.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica, 
ni me retiró su favor. R.

Segunda lectura
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas 6, 14-18
Hermanos:
Dios me libre de gloriarme 
si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, 
en la cual el mundo está crucificado para mí, 
y yo para el mundo.
Pues lo que cuenta no es circuncisión o incircuncisión,
sino criatura nueva.
La paz y la misericordia de Dios 
vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma; 
también sobre Israel.
En adelante, que nadie me venga con molestias, 
porque yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo 
está con vuestro espíritu, hermanos.
Amén.

Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 10, 1-12. 17-20
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
–La mies es abundante y los obreros pocos: rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa.» Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan: porque el obrero merece su salario.
No andeis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: «está cerca de vosotros el Reino de Dios.»
Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: «Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros.» «De todos modos, sabed que está cerca el Reino de Dios.»
Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo.
Los setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron:
–Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.
El les contestó:
–Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno.
Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.


Comentario bíblico 
de Fray Miguel de Burgos Núñez - Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

También puede ver el comentario de: 

La alegría de la misión evangelizadora

Iª Lectura: Isaías (66,10-14): Una Jerusalén nueva
I.1. La primera lectura del libro de Isaías nos habla de una restauración de Jerusalén, después del luto  que implica un designio de catástrofe y de muerte. Dios mismo, bajo la fuerza de Jerusalén como madre que da a luz un pueblo nuevo, se compromete a traer la paz, la justicia y, especialmente el amor, como la forma de engendrar ese pueblo nuevo. Toda la alegría de un parto se encadena en una serie de afirmaciones teológicas sobre la ciudad de Jerusalén. Desde ella hablará Dios, desde ella se podrá experimentar la misma “maternidad de Dios” con sus hijos. Porque Dios, lo que quiere, lo que busca, es la felicidad de sus hijos.

I.2. Pero esa Jerusalén no existe, hay que crearla en todas partes, allí donde cada comunidad sea capaz de sentir la acción liberadora del proyecto divino. El profeta desconocido para nosotros (la lectura de hoy pertenece al tercer Isaías, alguien de la escuela que dejó el gran profeta y maestro del siglos VIII), siente lo más íntimo de Dios y así quiere animar a la comunidad post-exílica para crear una Jerusalén nueva.



IIª Lectura: Gálatas (6,14-18): La fuerza de la cruz
II.1. La segunda lectura viene a ser el colofón a la carta más polémica de San Pablo. Una polémica que se hace en nombre de la cruz de Cristo, por la que hemos ganado la libertad cristiana, como se ponía de manifiesto el domingo pasado. Pablo se despacha ahora, con su propia mano, para firmar la carta con una verdadera “periautología”, una confidencia personal de su vida, de su amor por Cristo y por lo que le ha llevado a ser apóstol de los paganos. La cruz, aquello que antes de su conversión era una vergüenza, como para cualquier judío, se convierte en el signo de identidad del verdadero mensaje cristiano. Los cristianos debemos “gloriarnos” en esa cruz, que no es la cruz del “sacrificio” sin sentido, sino el patíbulo del amor consumado. Allí es donde los hombres de este mundo han condenado al Señor, y allí se revela más que en ninguna otra cosa ese amor de Dios y de Jesús.

II.2. Por eso Pablo no puede permitir que se oculte o se disimule la cruz del evangelio. Es más, la cruz se hace evangelio, se hace buena noticia, se hace agradable noticia, porque en ella triunfa el amor sobre el odio, la libertad sobre las esclavitudes de la Ley y de los intereses del este mundo; en ella reina la armonía del amor que todo lo entrega, que todo lo tolera, que todo lo excusa, que todo lo pasa. Pablo, pues, habla desde lo que significa la cruz como fuerza de amor y de perdón. Aquí se marca el punto álgido que acredita la verdadera identidad cristiana. El que vive de la Ley, en el fondo, se encuentra solo consigo mismo; el que vive en el ámbito del evangelio, deja de estar solo  para vivir "con Cristo" o "Cristo en mí". Y ¿quién es Cristo? Pablo lo revela al principio de la carta: "el que se entregó a sí mismo por nosotros, por nuestros pecados" para darnos la gracia de la salvación.



Evangelio: Lucas (10, 1-12.17-20): La alegría de anunciar el evangelio
III.1. El evangelio (Lucas 10,1ss) es todo un programa simbólico de aquello que les espera a los seguidores de Jesús: ir por pueblos, aldeas y ciudades para anunciar el evangelio. Lucas ha querido adelantar aquí lo que será la misión de la Iglesia. El “viaje” a Jerusalén es el marco adecuado para iniciar a algunos seguidores en esta tarea que Él no podrá llevar a cabo cuando llegue a Jerusalén. El evangelista lo ha interpretado muy bien, recogiendo varias tradiciones sobre la misión  que en los otros evangelistas están dispersas. El número de enviados (70 ó 72) es toda una magnitud incontable, un número que expresa plenitud, porque todos los cristianos están llamados a evangelizar. Se recurre a Num 11,24-30, los setenta ancianos de Israel que ayudan a Moisés con el don del Espíritu; o también a la lista de Gn 10 sobre los pueblos de la tierra. No se debe olvidar que Jesús está atravesando el territorio de los samaritanos, un pueblo que, tan religioso como el judío, no podía ver con buenos ojos a los seguidores de un judío galileo, como era Jesús.

III.2. El conjunto de Lc 19,2-12 es de la fuente Q; sus expresiones, además, lo delatan. Eso significa que las palabras de Jesús sobre los discípulos que han de ir a anunciar el evangelio fueron vividas con radicalidad por profetas itinerantes judeocristianos, antes que Lucas lo enseñase y aplicase a su comunidad helenista. Las dificultades, en todo caso, son las mismas para unos que para otros. El evangelio, buena noticia, no es percibido de la misma manera por todos los hombres, porque es una provocación para los intereses de este mundo. El sentido de estas palabras, con su radicalidad pertinente, se muestra a los mensajeros con el saludo de la paz (Shalom). Y además debe ser desinteresado. No se puede pagar un precio por el anuncio del Reino: ¡sería un escándalo!, aunque los mensajeros deban vivir y subsistir. Y, además, se obligan a arrostrar el rechazo… sin por ello sembrar discordias u odio.

III.3. Advirtamos que no se trata de la misión de los Doce, sino de otros muchos (72). Lo que se describe en Lc 10,1 es propio de su redacción; la intencionalidad es poner de manifiesto que toda la comunidad, todos los cristianos deben ser evangelizadores. No puede ser de otra manera, debemos insistir mucho en ese aspecto del texto de hoy. El evangelio nos libera, nos salva personalmente; por eso nos obligamos a anunciarlo a nuestros hermanos, como clave de solidaridad. Resaltemos un matiz, sobre cualquier otro, en este envío de discípulos desconocidos: volvieron llenos de alegría (v. 20), “porque se le sometían los demonios”. Esta expresión quiere decir sencillamente que el mal del mundo se vence con la bondad radical del evangelio. Es uno de los temas claves del evangelio de Lucas, y nos lo hace ver con precisión en momentos bien determinados de su obra. Los discípulos de Jesús no solamente están llamados a seguirle a Él, sino a ser anunciadores del mensaje a otros. Cuando se anuncia el evangelio liberador del Señor siempre se percibe un cierto éxito, porque son muchos los hombres y mujeres que quieren ser liberados de sus angustias y de sus soledades. ¡Debemos confiar en la fuerza del evangelio!


Fray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

No hay comentarios. :

Publicar un comentario