sábado, 27 de julio de 2019

Dom 28 Jul 2019 Homilía XVII Domingo del tiempo ordinario Año litúrgico 2018 - 2019 - (Ciclo C)

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Introducción
Para saber si mi fe goza de buena salud, basta con mirar la calidad de mi oración. Muchas veces nos dejamos llevar por el ritmo acelerado de la vida y cuidamos poco el encuentro con aquellos que amamos (y con aquellos que debiéramos amar más). Eso afecta también a la calidad de nuestra relación con Dios. Debemos buscar momentos para cultivar la relación íntima y personal con Dios. De lo contrario, la fe se marchita. No es una exigencia que Dios nos impone, sino una necesidad que tenemos.

La oración no es solo una actividad que realizamos; es una actitud existencial que consiste en desear vivir en la presencia de Dios. El Evangelio de hoy nos invita a pedir insistentemente a Dios. Pero, quizás, lo primero que debemos pedirle es que nos enseñe a pedir. El padrenuestro es la mejor guía para ello.

D. Ignacio Antón O.P.
Fraternidad de Laicos Dominicos de Atocha (Madrid)


“ Cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que le piden ”
Evangelio de hoy y lecturas
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis 18, 20-32
En aquellos días, el Señor dijo:
–La acusación contra Sodoma y Gomorra es fuerte y su pecado es grave: voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a la acusación; y si no, lo sabré.
Los hombres se volvieron y se dirigieron a Sodoma, mientras el Señor seguía en compañía de Abrahán.
Entonces Abrahán se acercó y dijo a Dios:,
–¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás al lugar por los cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti tal cosa!, matar al inocente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable– ¡lejos de ti! El juez de todo el mundo ¿no hará justicia?
El Señor contestó:
–Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos.
Abrahán respondió:
–Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Si faltan cinco para el número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?
Respondió el Señor:
–No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco.
Abrahán insistió:
–Quizá no se encuentren más que cuarenta.
–En atención a los cuarenta, no lo haré.
Abrahán siguió hablando:
–Que no se enfade mi Señor si sigo hablando. ¿Y si se encuentran treinta ?
–No lo haré, si encuentro allí treinta.
Insistió Abrahán:
–Me he atrevido a hablar a mi Señor, ¿y si se encuentran veinte?
Respondió el Señor:
–En atención a los veinte no la destruiré.
Abrahán continuó:
–Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más. ¿Y si se
encuentran diez?
Contestó el Señor:
En atención a los diez no la destruiré.

Salmo

Sal 137, 1-2a. 2bc-3. 6-7ab. 7c-8 R. Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón; 
delante de los ángeles tañeré para ti, 
me postraré hacia tu santuario. R.

Daré gracias a tu nombre, 
por tu misericordia y tu lealtad, 
porque tu promesa supera a tu fama.
Cuando te invoqué, me escuchaste, 
acreciste el valor en mi alma. R.

El Señor es sublime, se fija en el humilde, 
y de lejos conoce al soberbio.
Cuando camino entre peligros, 
me conservas la vida. R.

Extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo 
y tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo: 
Señor, tu misericordia es eterna, 
no abandones la obra de tus manos. R.

Segunda lectura
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses 2, 12-14
Hermanos:
Por el bautismo fuisteis sepultados con Cristo 
y habéis resucitado con él,
porque habéis creído en la fuerza de Dios 
que lo resucitó.
Estabais muertos por vuestros pecados, 
porque no estabais circuncidados; 
pero Dios os dio vida en Cristo, 
perdonándoos todos los pecados.
Borró el protocolo que nos condenaba con sus cláusulas 
y era contrario a nosotros;
lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz.

Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 11, 1-13
Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
–Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.
El les dijo:
–Cuando oréis decid: «Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación.»
Y les dijo:
–Si alguno de vosotros tiene un amigo y viene durante la medianoche para decirle: 
«Amigo, préstame tres panes, 
pues uno de mis amigos ha venido de viaje 
y no tengo nada que ofrecerle.»
Y, desde dentro, el otro le responde: 
«No me molestes; la puerta está cerrada; 
mis niños y yo estamos acostados: 
no puedo levantarme para dártelos.»
Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues así os digo a vosotros: 
Pedid y se os dará, 
buscad y hallaréis, 
llamad y se os abrirá;
porque quien pide, recibe, 
quien busca, halla, 
y al que llama se le abre.
¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra?
¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?


Comentario bíblico 
de Fray Miguel de Burgos Núñez - Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

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XVII Domingo T.O.

Iª Lectura: Génesis (18,20-32): Interceder ante Dios en beneficio de los otros
I.1. La primera lectura de este domingo es la continuación del anterior. Se trata del célebre relato de la destrucción de Sodoma y Gomorra, las ciudades con fama de depravadas en el valle del Siddim, en el sur del Mar Muerto. Es un relato que se ha prestado a todo tipo de hipótesis arqueológicas en torno a esa depresión del valle del Jordán, que es uno de los fenómenos más originales de la naturaleza, a 400 metros bajo el nivel del Mediterráneo. La Biblia lo llama el yâm hammélah (mar de la Sal), y popularmente se le conoce por Muerto, desde el tiempo de los griegos, porque no hay vida, debido a la gran densidad de sal.

I.2. Todo esto explica la leyenda de este lugar, de la estatua de sal de la mujer de Lot y otros pormenores. Probablemente es una leyenda para explicar lo terrible de la vida allí, aunque la industria de todos los tiempos ha logrado del asfalto y otros minerales sus beneficios. Pero la lectura de hoy viene para poner de manifiesto la intercesión de Abrahán a Dios por los justos, por sus familiares. Es una explicación de cómo el hombre de todos los tiempos, y muy especialmente el de la antigüedad recurre a lo divino frente a las leyes de la naturaleza que se presenta tan atroz en momentos determinados.

IIª Lectura: Colosenses (2,12-14): El bautismo: sumergirse en la vida de Cristo
La carta a los Colosenses prosigue con su mensaje. En este caso es un texto bautismal, una pequeña catequesis sobre el bautismo cristiano, sobre el efecto de este sacramento: nos incorpora al misterio de Cristo, a su muerte y resurrección. Es un mensaje que se parece mucho al de Rom 6. Dios nos da la vida en Cristo y esto se expresa en la mediante el bautismo.

Evangelio: Lucas (11,1-13): Dios como Padre: ¡un misterio de intimidad!
III.1. El evangelio de Lucas nos ofrece hoy uno de los pasajes más bellos y entrañables de ese caminar con Jesús y de la actitud del discipulado cristiano. En Lucas, el Padrenuestro se halla dentro del marco de un catecismo sobre la oración (11, 1-13). Está dividido en cuatro partes y abarca: la petición «¡Enséñanos a orar!», juntamente con el Padrenuestro (11, 1-4); la parábola del amigo que viene a pedir, y que Lucas entiende como exhortación a ser constantes en la oración (11, 5-8); una invitación a orar (11,9s) y la imagen del padre generoso, que es una invitación a tener confianza en que se nos va a escuchar (11,11-13). Ya sabemos que el Padrenuestro está en Mateo (6,9-13) y que se ha tomado, en ambos casos, de la fuente de los profetas itinerantes de Galilea que conservaron los dichos de Jesús (fuente o evangelio Q). Pero esta catequesis de la oración, tal como la tenemos en el conjunto, se la debemos a Lucas que es el evangelista que más ha valorado este aspecto de la religión e identidad cristiana.

III.2. Cuando Jesús está orando, los discípulos quieren aprender. Sienten que Jesús se transforma. Jesús, en el evangelio de Lucas, ora muy frecuentemente. No se trata simplemente de un arma secreta de Jesús, sino de una necesidad que tiene como hombre de estar en contacto muy personal con Dios, con Dios como Padre. Todos conocemos cuál es la oración de Jesús, y cómo esa oración no se la guarda para sí, sino que la comunica a los suyos. Por lo mismo, la predicación de Jesús ha de revelar el sentido del Padrenuestro. Este es el primer fundamento en que se basa la explicación que se ha de dar. Sólo el que vive en el Espíritu de Jesús, quiere decir Lucas, sabrá rezar el Padrenuestro con el espíritu de Jesús. Y sólo sabrá rezarlo quien sepa escuchar primeramente la predicación de Jesús.

III.3. Debemos notar que el Padre es "la oración específica del discípulo de Jesús", ya que Lucas nos dice con claridad que los discípulos se lo han pedido y él les ha enseñado. Y los discípulos se lo pidieron para que ellos también tuvieran una oración que los identificara ante los demás grupos religiosos que existían. En consecuencia es una oración destinada para aquellos que "buscaron" el Reino de Dios, con plena entrega de vida; para aquellos que convirtieron el Reino de Dios en el contenido exclusivo de su vida. Pues cuando Jesús nos enseña cómo y qué es lo que hemos de orar, entonces nos está enseñando implícitamente cómo deberíamos ser y vivir, para poder orar de esta manera.

III.4. No podemos entrar en los pormenores exegéticos del Padrenuestro que ha logrado el consenso de muchas lecturas distintas, diferentes, originales, extraordinarias. No es que Jesús inventara la invocación de Dios como "Padre"… pero es quien la pone sobre la mesa de la experiencia religiosa de su tiempo, con sentido de reto, de cómo debemos entender a Dios y de cómo debemos relacionarnos con Él. Las diferencias entre Mateo y Lucas inclinan la balanza a un texto más primitivo en el caso de nuestra lectura de hoy: corta, directa, menos estructurada, pero más intimista y radical; quizás más cercana a la experiencia de Jesús tal como se la escucharon sus discípulos.

III.5. ¿Qué significa Padre (Abba)? No es un nombre de tantos para designar a Dios, como ocurría en las plegarias judías. Lo de Lucas, pues, no es más que el original arameo de la invocación de Jesús. Y era la expresión de los niños pequeños, con la significación genuina de "Padre querido". Así, pues, Jesús habla con Dios en una atmósfera de intimidad verdaderamente desacostumbrada. Y enseña a sus discípulos a hacer otro tanto. Toda la predicación de Jesús está confirmando esto mismo. Jesús, con palabras estimulantes, alienta a que los discípulos estén persuadidos previamente en la oración de una confianza sin límites. No se trata, pues, de un título más, frío o calculado, sino de la primera de las actitudes de la oración cristiana. Si no tenemos a Dios en nuestras manos, en nuestros brazos, como un padre o una madre, tienen a su pequeño, no entenderemos para qué vale orar a Dios.

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Fray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

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