sábado, 29 de junio de 2019

Dom 30 Jun 2019 Homilía XIII Domingo del tiempo ordinario Año litúrgico 2018 - 2019 - (Ciclo C)

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Introducción
En la Eucaristía de hoy, Dios va a invitarnos con insistencia a ser libres y liberadores de los oprimidos y, además, por si fuera poco, él mismo va a liberarnos gratuitamente en la celebración de esta Pascua dominical.

Ser libre es una de nuestras aspiraciones más fuertes e íntimas; por eso, nos indigna fuertemente la opresión y la humillación injusta provocada por la prepotencia de los orgullosos y soberbios. San Pablo va a darnos la buena noticia: “Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Hermanos, vuestra vocación es la libertad”.

Jesús de Nazaret fue un hombre libre porque él era la Verdad y, como él mismo sentenció, la verdad nos hará libres (cf. Jn 8, 32). Asumió con libertad y no con sumisión de esclavo la voluntad del Padre, obedeció porque era libre; fue crítico ante la ley; su trato, libre de prejuicios, con los marginados -pecadores, enfermos impuros, mujeres- le acarreó críticas, porque los hombres y mujeres libres son siempre molestos por denunciar a los miedosos sumisos, a los perezosos, a los rutinarios, a quienes renuncian a la verdad y hacen pactos siniestros con la mentira.

La comunidad de Jesús está llamada a ser un espacio de libertad y de liberación. En ella está “como el que sirve” el Jesús liberador, enviado a dar la buena noticia a los pobres, a anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, a poner en el libertad a los oprimidos, para proclamar el año de gracia del Señor (cf Lc 4, 16-21).


Los discípulos de Jesús han de parecerse a su Maestro, siendo libres y liberadores como él. Hoy, la Palabra de Dios va a educarnos en el cabal ejercicio de la libertad.

Fr. Luis Carlos Bernal Llorente O.P.
Casa de la Santísima Trinidad (Montevideo-Uruguay)


“ Hermanos, vuestra vocación es la libertad ”
Evangelio de hoy y lecturas
Primera lectura
Lectura del libro primero de los Reyes 19, 16b. 19-21
En aquellos días, el Señor dijo a Elías:
–Unge como profeta sucesor a Eliseo, hijo de Safat, natural de Abel–Mejolá.
Elías se marchó y encontró a Eliseo, hijo de Safat, arando, con doce yuntas en fila y él llevaba la última. Elías pasó a su lado y le echó encima su manto.
Entonces Eliseo, dejando los bueyes, corrió tras Elías y le pidió:
–Déjame decir adiós a mis padres; luego vuelvo y te sigo.
Elías contestó:
–Ve y vuelve, ¿quién te lo impide?
Eliseo dio la vuelta, cogió la yunta de bueyes y los mató, hizo fuego con los aperos, asó la carne y ofreció de comer a su gente. Luego se levantó, marchó tras Elías y se puso a sus órdenes.

Salmo
Sal 15, 1-2a y 5. 7-8. 9-10. 11 R. El Señor es mi lote y mi heredad.
Protégeme, Dios mio, que me refugio en ti; 
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa, 
mi suerte está en tu mano. R.
Bendeciré al Señor que me aconseja, 
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente, al Señor, 
con él a mi derecha no vacilaré. R.
Por eso se me alegra el corazón, 
se gozan mis entrañas, 
y mi carne descansa serena: 
porque no me entregarás a la muerte, 
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R.
Me enseñarás el sendero de la vida, 
me saciarás de gozo en tu presencia, 
de alegría perpetua a tu derecha. R.

Segunda lectura
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas 4, 31b - 5, 1. 13-18
Hermanos:
Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado.
Por tanto, manteneos firmes, 
y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud.
Hermanos, vuestra vocación es la libertad: 
no una libertad para que se aproveche el egoísmo;
al contrario, sed esclavos unos de otros por amor.
Porque toda la ley se concentra en esta frase: 
«amarás al prójimo como a ti mismo».
Pero, atención: que si os mordéis y devoráis unos a otros,
terminaréis por destruiros mutuamente.
Yo os lo digo: andad según el Espíritu 
y no realicéis los deseos de la carne;
pues la carne desea contra el espíritu 
y el espíritu contra la carne.
Hay entre ellos un antagonismo tal, 
que no hacéis lo que quisierais.
Pero si os guía el Espíritu, 
no estáis bajo el dominio de la ley.

Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 9, 51-62
Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante.
De camino entraron en una aldea de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: –Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?
El se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea.
Mientras iban de camino, le dijo uno:
–Te seguiré adonde vayas.
Jesús le respondió:
–Las zorras tienen madriguera y los pájaros, nido, pero el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza.
A otro le dijo:
–Sígueme.
El respondió:
–Déjame primero ir a enterrar a mi padre.
Le contestó:
–Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios.
Otro le dijo:
–Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.
Jesús le contestó:
–El que echa mano al arado y sigue mirando atrás, no vale para el Reino de Dios.


Comentario bíblico 
de Fray Miguel de Burgos Núñez - Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

También puede ver el comentario de: 

Iª Lectura: 1Reyes (19,16-21): Eliseo “sigue” a Elías
I.1. La lectura nos presenta una narración que ofrece todos los indicios de la mentalidad de una época, pero que pone de manifiesto esa ruptura que los profetas expresan en sus vidas como ejemplo a seguir. En la narración aparece el gran profeta Elías que, con el signo ancestral de su manto, capta a su discípulo Eliseo para que le siga; porque, cuando Elías desaparezca, Eliseo debe mantener viva la llama de la profecía, la voz de Dios. El signo del manto es el signo evidente de para qué sirve un manto, para proteger, para acoger. El manto de Elías es toda su vida, sus opciones por el Dios vivo, su defensa de la justicia.

I.2. Toda llamada implicará un cambio de mentalidad y una opción por lo que merece la pena. Habrá que romper con ideologías de mentalidades ancestrales, rutinarias, incluso familiares (no se refiere a los sentimientos, desde luego) para seguir el proyecto de Dios. 

IIª Lectura (Gálatas 5,1-18): Nuestra vocación es la libertad
II.1. La carta de la libertad cristiana, tal como se conoce la carta a los Gálatas, nos habla precisamente de ese don por el que luchó Pablo contra los que se oponían al evangelio. El Apóstol sabe que la libertad puede malinterpretarse con el libertinaje; todos lo sabemos. No obstante, el evangelio es el don de la libertad más grande que el hombre tiene que recuperar constantemente como don de Dios. El “apóstrofe” con que Pablo reclama a los cristianos la consecuencia de su vocación a la libertad es de una fuerza inaudita. Y deja claro que la libertad debe experimentarse en el amor. Sin el amor, la libertad cristiana también estaría herida de muerte. No se trata solamente de matices o de pura retórica: ¿De qué nos vale la libertad desde el odio? ¿Dónde nos lleva la libertad sin reconciliación?

II.2. Durante toda la carta, Pablo se ha mantenido en una actitud irrenunciable a los valores del evangelio que él predica, que recibió por revelación y por el que da la vida. Ese evangelio es la experiencia más grande de libertad que jamás hubiera podido soñar. Ahora, en la parte práctica de la carta (cc. 5-6) vuelve de nuevo sobre el tema. La libertad verdadera es un don del Espíritu; el libertinaje es una consecuencia del egoísmo (de la carne, como a Pablo le parece bien decir). La carne es todo ese mundo que nos ata a cosas sin sentido. El cristiano, como hombre que debe ser del Espíritu, está llamado a ser libre y a no esclavizarse en lo que no tiene sentido.

Evangelio (Lucas 9,51-62): Seguir a Jesús: renuncia a la violencia y a ideologías de muerte
III.1 La lectura del evangelio expone una ocasión clave de la vida de Jesús. Es el momento de ir a Jerusalén; es el comienzo del “viaje hacia la ciudad Santa” que en el tercer evangelista se recarga de un sentido teológico especial, porque se intenta presentar, de la forma más efectiva, la actividad de Jesús como profeta, a la vez que el evangelista se vale de la significación de ese viaje para enseñarnos a ser discípulos de Jesús. No están claras las referencias geográficas del viaje (9,51-19,28). Nos encontramos con una insistencia clara en que Jesús se dirige a Jerusalén (9, 51-57; 10, 38; 18, 31.35; 19, 1). Estamos casi en el centro del evangelio y Lucas, a diferencia de Marcos, quiere privilegiar toda la “subida” a Jerusalén que será en realidad una “bajada” al abismo de la condena y de la muerte. El texto de hoy está formado por dos narraciones: la repulsa de Jesús en Samaría y las exigencias del discipulado. Él no hizo discípulos enseñándoles una doctrina, como los rabinos, sino enseñándoles a vivir de otra forma y manera.

III.2. La renuncia a la violencia que propugnan los hijos del Zebedeo porque no ha sido Jesús recibido en Samaría es ya una declaración de intenciones. Lo es también que el profeta galileo vaya a Jerusalén pasando por el territorio de los herejes samaritanos para anunciarles también el mensaje del Reino. Son rechazados y Jesús cuenta con ello, pero no se le ocurre incitar a la condena y a la violencia. Éste es un aspecto determinante del “seguimiento” de Jesús según Lucas. Merecería la pena comentar este episodio como paradigma de la actitud básica de Jesús en su decisión de ir a Jerusalén.

III.3. Por eso, inmediatamente después de la decisión de Jesús, se nos presenta el conjunto de las llamadas de Jesús a seguirle. La forma y la manera es distinta de lo que sucede entre Elías y Eliseo. Aquí es la palabra directa de Jesús, o la petición de los que quieren ser discípulos, o los que quieren informarse, como si fueran candidatos. Pero la radicalidad es la misma. Es una llamada para seguir a Jesús que ha decidido jugarse su vida como portavoz de Dios delante de los jefes y señores de este mundo que están en Jerusalén. Lucas quiere que los discípulos también tomen conciencia de lo que es este viaje, este proyecto y esta tarea. ¿Para qué seguir a Jesús? ¿Por qué romper con las ideologías familiares? ¿Por qué no mirar hacia atrás? Porque la tarea del Reino de Dios exige una mentalidad nueva, liberadora. Los seguidores de Jesús tienen que estar en camino, como Él; el camino es la vida misma desde una experiencia de fraternidad.

III.4. Los textos del seguimiento que Lucas ha tomado del evangelio de itinerantes, probablemente galileos radicales (Q), no tienen por qué ser caracterizados como filósofos cínicos. Desde luego, Jesús no lo era, ni lo podía ser. Pero en esos dichos se refleja toda la crítica hacia las instituciones sociales y el desapego, incluso, de lazos familiares que puedan desviar la atención de las exigencias de Reino de Dios. No se trata de odio familiar, pues eso estaría contra el amor a los enemigos que Jesús defendió expresamente. Es, más bien, poner las cosas en su sitio cuando se trata de sacar adelante el proyecto de Dios, que puede no coincidir con intereses religiosos institucionales e incluso familiares. El discípulo de Jesús se abre a un horizonte nuevo, a una familia universal, a una religión de vida y no de muerte. Las palabras del seguimiento son rupturistas, pero no angustiosas; son radicales, utópicas si queremos, porque van a la raíz de la vida y porque son las que transformas nuestra vida y nuestro entorno social y religioso. Jesús quiere que le sigamos para hacer presente el reinado de Dios en este mundo. Y el Reino de Dios es lo único que puede traer la libertad a quien la anhela.

Fray Miguel de Burgos Núñez
Maestro y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura

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