jueves, 19 de octubre de 2017

Si reza el Rosario con frecuencia, estos consejos te ayudarán a perfeccionar este hábito

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En pocos días terminará el mes del Rosario, en el que muchos católicos redescubren esta oración preferida de la Virgen María, fortalecen su vida espiritual y cuentan con gracias especiales. Por eso, a fin de seguir perfeccionando el hábito de esta oración, contemplando a Jesús a través de la Virgen María, presentamos 7 consejos prácticos para profundizar en la oración del Rosario, sacados del libro "El Rosario: Teología de rodillas", del sacerdote, escritor y funcionario Secretaría de Estado del Vaticano, Mons. Florian Kolfhaus:
1. Dedicar el tiempo necesario para rezarlo
Nuestros calendarios están llenos de compromisos. Sin embargo, es bueno reservar de 20 a 30 minutos al día para la oración del Santo Rosario. Este encuentro con Jesús y María es mucho más importante que las demás actividades programadas. Este tiempo de oración es reservado para nosotros mismos, porque es un tiempo en el que debemos dedicarnos sólo para amar. Es posible reservar dos o tres días de la semana para la oración del Rosario y, de esta forma, será cada vez más fácil hacer esta oración, hasta que finalmente pueda rezarla todos los días.
2. Saber que rezamos para alguien
Una buena oración está basada en orientar completamente a gusto a agradar a nuestro querido amigo, Cristo, y no a nosotros mismos.
3. Hacer pausas para concentrarnos
San Ignacio de Loyola recomienda la llamada "tercera forma de rezar" para adaptar las palabras al ritmo de la propia respiración.
Normalmente, basta con interrumpir un misterio del Rosario para volver a ser consciente de que Jesús y María nos miran llenos de alegría y amor. Para ello, puede ser útil respirar dos o tres veces antes de volver a reanudar la oración.
4. Dirigir nuestros pensamientos a los misterios
Podemos y debemos "desviar" los pensamientos para encontrar el misterio que debemos visualizar en nuestra mente antes de cada decena del rosario.
Es poco probable que la repetición sea útil si no se encamina varias veces a lo esencial, que es la vida de Jesús y de María.
5. Hacer de la oración un momento para compartir con Cristo
Uno de los primeros y más importantes pasos para la oración interior es no sólo dedicarnos a pensar ya meditar, sino a mirar a aquel a quien está dirigida nuestra oración.
Saber que aquel a quien nos dirigimos nos ama infinitamente y despertará en nosotros diversos y espontáneos sentimientos, así como cuando disfrutamos y nos alegramos con una persona que nos gusta mucho.

6. Cerrar los ojos o simplemente fijarlos en un solo lugar
Algunas personas cierran los ojos para concentrarse y rezar mejor. Esto puede ser una ayuda, pero normalmente es suficiente fijar la mirada en un solo lugar y evitar mirar alrededor. De todos modos, es importante que los ojos del corazón estén siempre abiertos.
El Rosario es como una visita a la del cine . Es para ver las imágenes . Algunas preguntas básicas pueden ser de utilidad: ¿Qué, quién, cómo, cuándo, dónde? Como veo el nacimiento de Jesús, su crucifixión, su ascensión.
A veces, puedo - como si tuviera una cámara - aproximar elementos o detalles y buscar un primer plano: la mano de Cristo traspasada por los clavos, las lágrimas en los ojos del apóstol Juan mientras el Señor subía a los cielos, etc.
7. Que la intención de rezar siempre sea el amor
Las palabras acompañan, nuestra mente se dispone, pero nuestro corazón debe dominar la oración.
Todos los grandes escritores espirituales concuerdan que la oración interior alcanza principalmente nuestros sentimientos y emociones.
Santa Teresa D'Ávila explica de manera simple: "¡No piense mucho, ame mucho!". En una ocasión, una señora me contó que no podía pensar en rezar el Rosario todos los días, pero lo único que podía decir interiormente era: '¡Jesús, María, yo los amo!'. Parábigo a esta mujer, pues a tal resultado la oración del Rosario nos debe llevar.

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