miércoles, 11 de septiembre de 2024

DE LA RELACIÓN DE LOS MARTIRIOS QUE HUBO EN EL JAPÓN EL AÑO 1622,

 



DE LA RELACIÓN DE LOS MARTIRIOS
QUE HUBO EN EL JAPÓN EL AÑO 1622,
escrita por el contemporáneo
Fr. Diego de San Francisco

Porque en esta Relación pretendo persuadir a los religiosos de nuestro Padre San Francisco a que vengan a trabajar y cultivar esta santa Iglesia y viña de Japón, diré dos palabras acerca del buen ejemplo que nos dejaron nuestros siete religiosos mártires, para que imitando nosotros su buen espíritu, se digne Dios hacernos participantes de sus merecimientos.

El santo Fr. Apolinario Franco, cuando le prendieron, era prelado de los frailes de nuestro Padre San Francisco de Japón, y su prisión fue en esta manera. En aquella sazón, en la ciudad de Nangasaki, corrió plática y fama de los gentiles y de algunos cristianos, no tan recatados en hablar, que los Padres religiosos se guardaban muy bien de que no los prendiesen, y que predicaban y aconsejaban a los demás cristianos, que fuesen mártires. Que aunque esto era falso, con todo eso, el santo Fr. Apolinario Franco, habiendo encomendado a Dios el negocio, y preparándose con muchas disciplinas, ayunos y oraciones, le pareció convenía, para volver por la honra de Dios y de sus sacerdotes, salir en público a predicar el santo Evangelio, y fue tan grande el encendimiento y fervor de espíritu que el Señor le comunicó, que no pudiéndose contener, echaba sangre por la boca, diciendo a los que le detenían, que no podía dejar de hacer lo que el Señor le inspiraba. Y así, lleno de espíritu del Señor, se vistió su hábito en público y abrió la corona, y se fue dos leguas de Nangasaki al reino de Omura, que era la mayor parte cristianos renegados y obstinados, y comenzó a predicar por todos los pueblos y aldeas hasta llegar a la ciudad donde estaba el Tono. Predicaba de día, y de noche confesaba a los que convertía, y convirtió a muchos de aquellos cristianos renegados.

Como llegase a noticia del Tono que el santo Fr. Apolinario andaba predicando dentro de la ciudad, donde él estaba, lleno de rabia y furor, mandó que luego le matasen; mas los de su consejo le fueron a la mano, diciendo: Si le mandas matar, cada día vendrán Padres a predicar a tu reino; porque estos religiosos no desean otra cosa, sino morir por Dios; y sabían el Tono y sus consejeros esto, por ser cristianos renegados, y así le mandó prender y poner en una rigurosa cárcel, adonde padeció más de cinco años de muy penoso martirio, predicando con muchas cartas y buenos consejos que daba a los cristianos, y finalmente, como arriba queda dicho, murió santo mártir, asado como San Lorenzo, dejándonos envidiosos de su buena suerte.

Los dos santos religiosos japones, Fr. Francisco de San Buenaventura y Fr. Pablo de Santa Clara, eran muy devotos y se habían criado desde muchachos en la iglesia de nuestro Padre San Francisco, ayudando a la predicación del santo Evangelio, y en particular el santo Fr. Francisco de San Bienaventura era fervoroso y deseoso de padecer por amor de Dios; lo cual se echó bien de ver cuando prendieron al santo Fr. Apolinario Franco, que, como anduviese de ordinario en su compañía, cuando le prendieron, estaba ausente el santo Fr. Francisco de San Bienaventura; y como supiese, cuando volvió, que habían preso al santo Fr. Apolinario, lleno de envidia, porque no le habían prendido con él, vistióse el hábito de nuestro Padre San Francisco en público, porque ha más de ocho años que no le vestimos en público, por la rigurosa persecución, y fuese a la fortaleza del Tono de Omura a le predicar y reprehender sus malas obras y persecución que hacía a los cristianos; y como entrase dentro de la fortaleza, dijéronle las guardas qué era lo que buscaba, y el santo Fr. Francisco respondió, que tenía que decir al Tono cosas de mucha importancia y tocantes a su salvación, que le avisasen de ello. Fueron con el recado al Tono, el cual, lleno de furor, dijo que ¿es posible que a mi misma casa se han de atrever a venir a predicar estos furiosos religiosos? Mátenle luego. Mas, sus consejeros dijeron: no conviene, señor, matarle; porque eso es lo que él quiere, y como los días pasados mataste dos religiosos, y luego salieron otros dos y también los mataste, éste busca lo mismo, y no será él solo, que otros muchos vendrán. Si a éste matas, vendrá a saber el emperador Hogun-sama que tu reino está lleno de religiosos, y que tuviste descuido en buscarlos, cuando te encomendó la ejecución de todos los religiosos, para que fuesen desterrados de Japón; por lo cual será mejor que le pongas en la cárcel con los demás religiosos, que están presos; y pareciéndole buen consejo al Tono, se hizo así, que le pusieron en la cárcel, donde estaba ya preso el santo Fr. Pablo de Santa Clara, y después de muy rigurosa prisión, fueron asados vivos, como los demás arriba dichos, por Jesucristo nuestro Señor.

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