domingo, 1 de diciembre de 2019

Yo no soy digno de que entres en mi casa


Templo de San Francisco - Celaya, Gto.

Yo no soy digno de que entres en mi casa
Martes 2 de diciembre
¡Paz y Bien!
Evangelio
Mateo 8, 5-11
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un oficial romano y le dijo: "Señor, tengo en mi casa un criado que está en cama, paralítico y sufre mucho". Él le contestó: "Voy a curarlo".

Pero el oficial le replicó: "Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa; con que digas una sola palabra, mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; cuando le digo a uno: ‘¡Ve!’, él va; al otro: ’¡Ven!’, y viene; a mi criado: ‘¡Haz esto!’, y lo hace".

Al oír aquellas palabras, se admiró Jesús y dijo a los que lo seguían: "Yo les aseguro que en ningún israelita he hallado una fe tan grande. Les aseguro que muchos vendrán de oriente y occidente y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los cielos".
Palabra del Señor


Reflexión
Jesús pondera hoy la fe de este hombre que no pertenece al pueblo de Israel, un hombre que cree sin ver, un hombre que está seguro que el "rabbí" tiene poder para hacer lo que le está pidiendo.

Este es el tipo de fe que es capaz de mover montañas. Sería bueno que al iniciar este tiempo de Adviento nosotros nos preguntemos si verdaderamente creemos en la palabra de Jesús. Muchos cristianos dicen creer pero, esperan constantemente signos, señales, manifestaciones sensibles de lo que dicen creer. Creer, es la seguridad de lo que no se ve.

¿Podríamos decir que nuestra fe es como la de este centurión?, ¿Cuál es tu actitud para lo que lees en la Biblia?
¡Feliz Lunes!

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