PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
Apenas José había tomado la resolución de repudiar a María, su esposa, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1,20-21).
Pensamiento franciscano:
Dice san Francisco: Sobre todos los que cumplan la voluntad de Dios, «descansará el espíritu del Señor, y hará en ellos habitación y morada. Y serán hijos del Padre celestial, cuyas obras hacen. Y son esposos, hermanos y madres de nuestro Señor Jesucristo... Somos madres, cuando lo llevamos en nuestro corazón y en nuestro cuerpo, por el amor y por una conciencia pura y sincera; y lo damos a luz por medio de obras santas, que deben iluminar a los otros como ejemplo» (2CtaF 48-53).
Orar con la Iglesia:
Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle: Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.
-Oh Sol de justicia, a quien la Virgen inmaculada precedía cual aurora luciente, haz que vivamos siempre iluminados por la claridad de tu presencia.
-Verbo eterno del Padre, que elegiste a María como arca incorruptible de tu morada, líbranos de la corrupción del pecado.
-Salvador nuestro, que quisiste que tu Madre estuviera junto a tu cruz, concédenos, por su intercesión, compartir con alegría tus padecimientos.
-Jesús, que, colgado en la cruz, nos diste a María por madre, haz que también nosotros vivamos como hijos suyos.
Oración: Escucha, Padre todopoderoso, las oraciones de tu pueblo, que venera con amor y gratitud el nacimiento de la Madre de tu Unigénito, y derrama sobre nosotros, por su intercesión, los dones de tu bondad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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