lunes, 25 de septiembre de 2023

Capítulo Diez: Reglas para pensar con la Iglesia

 


Capítulo Diez: Reglas para pensar con la Iglesia.
San Ignacio ofrece dieciocho reglas para pensar con la Iglesia como miembros de la Iglesia Militante. La “Iglesia Militante” se refiere a todos aquellos en la Tierra que trabajan hacia el Cielo. En otras palabras, se refiere a todos los cristianos que viven en este mundo.
Estas reglas ofrecen actitudes generales que debéis tener para estar debidamente dispuestos a dar la mayor gloria a Dios y cumplir su santa voluntad. Las reglas de pensamiento que debes tener como miembro de la Iglesia incluyen las siguientes:
Amor por la Confesión y la recepción de la Eucaristía
Amor por asistir a Misa, oraciones, liturgias, etc.
Alabanza por la vida religiosa
Alabanza por los votos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia.
Alabanza a los santos, devociones, sacramentales, romerías, etc.
Elogio de los ayunos, mortificaciones, etc., practicados en la Iglesia
Alabanza por los edificios de la Iglesia
Alabanza por todos los preceptos de la Iglesia.
Elogio público de superiores y líderes de la Iglesia, expresando sus preocupaciones en privado y sólo a aquellos que pueden ayudar a remediar sus errores.
Elogio de la ciencia teológica, de los Doctores de la Iglesia y de las doctrinas
Evitar comparar a los vivos con los grandes santos.
Firme adhesión a las enseñanzas de la Iglesia.
Cautela al hablar de salvación, fe y gracia
Cuiden, al hablar de salvación, no inducir a error o confusión
Cuidado, al hablar de fe, de no llevar a la pereza
Claridad, al hablar de fe y de obras, para no inducir a error.
Coraje para no rehuir hacer que las personas teman el pecado grave; Fortaleza para atraer a otros al temor más perfecto de ofender a Dios en absoluto, simplemente por amor a Él.
Mantén tu mente y tus acciones en unión con la Iglesia. Amad sus prácticas, enseñanzas, Sacramentos, obras de caridad, actividades evangélicas y todo lo que hace de la Iglesia Esposa de Cristo. Si amáis a la Iglesia, estaréis mejor dispuestos a llegar a conocer al Esposo, a Cristo mismo.


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