PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
En la Transfiguración del Señor, «una nube luminosa cubrió con su sombra a Pedro, a Santiago y a Juan, y una voz desde la nube decía: -Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadle» (Mt 17,5).
Pensamiento franciscano:
Santa Clara escribió a santa Inés de Praga: -¡Oh bienaventurada pobreza, que da riquezas eternas a quienes la aman y abrazan! ¡Oh santa pobreza, que a los que la poseen y desean les es prometido por Dios el reino de los cielos! ¡Oh piadosa pobreza, a la que el Señor Jesucristo se dignó abrazar con preferencia sobre todas las cosas! Las zorras, dice Él, tienen madrigueras, y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del hombre, es decir, Cristo, no tiene donde reclinar la cabeza, sino que, inclinada la cabeza, entregó el espíritu (1CtaCl 15-18).
Orar con la Iglesia:
Oremos a Dios Padre que, en Jesucristo su Hijo, nos ha revelado su amor y benevolencia con nosotros.
-Por la Iglesia: para que sea en medio del mundo como una lámpara que brilla en lugar oscuro.
-Por los que buscan el rostro de Dios: para que puedan encontrarlo en el rostro del hombre.
-Por los que intentan transformar este mundo: para que sus esfuerzos alumbren el mundo nuevo que Cristo nos presagia en su transfiguración.
-Por todos los cristianos: para que, prestando atención a la palabra de Cristo, sepamos irradiarla a los demás.
Oración: Dios Padre nuestro, tu Hijo muy amado ha recibido de ti la honra y la gloria que a todos nos prometes; concédenos también a nosotros los bienes que de ti esperamos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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