domingo, 14 de agosto de 2022

El fuego ardiente de la fe 14 de agosto de 2022 Vigésimo Domingo del Tiempo Ordinario, Año C

 



Reflexiones Católicas Diarias
¡Mi vida católica!

El fuego ardiente de la fe
14 de agosto de 2022
Vigésimo Domingo del Tiempo Ordinario, Año C
Lecturas para hoy

Jesús dijo a sus discípulos: “¡He venido a prender fuego a la tierra, y cómo quisiera que ya estuviera ardiendo!” Lucas 12:49

Este pasaje nos revela dos cosas. Primero, revela la intención de Jesús de “prender fuego a la tierra”. En segundo lugar, revela que Él desea que “ya ardiera”.

¿Qué significa cuando Jesús dice que vino a prender fuego al mundo? El fuego es una imagen poderosa que ofrece mucha información sobre la vida cristiana. Primero, el fuego consume. Así es con Cristo. Él vino a consumirnos. Vino a transformar nuestras pequeñas vidas en llamas ardientes. Esto revela que hay mucho potencial en cada una de nuestras vidas. Tenemos potencial para convertirnos en algo totalmente nuevo si permitimos que la chispa de la gracia encienda nuestras almas.

El fuego también tiene el potencial de marcar la diferencia. Su calor nos mantiene calientes, su luz nos permite ver en la oscuridad y su energía produce poder de varias maneras para ayudarnos en nuestra vida diaria. Así es con la gracia. La gracia de Dios transforma nuestros corazones fríos, nos guía a través de la oscuridad de la vida y nos proporciona todo lo que necesitamos para vivir vidas productivas.

Es interesante notar que Jesús no solo dijo que vino a incendiar el mundo; más bien, dijo que deseaba que ya estuviera ardiendo . Este deseo de nuestro Señor es una invitación a pasar de una existencia mediocre y tibia a una vida de vida cristiana radical. No estamos llamados a ser transformados en parte, ni siquiera en su mayor parte. ¡No, estamos llamados a convertirnos en fuegos ardientes de fe, transformados por Dios para hacer una verdadera diferencia en el mundo!

Reflexiona, hoy, sobre el fuego dentro de tu propia alma. ¿Qué tan brillante está ardiendo ese fuego? Necesitas alimentar ese fuego a diario, avivándolo con total compromiso. Busca convertirte en ese fuego ardiente que el Señor desea de ti y te asombrarás de cuán completamente puedes transformarte por la gracia.

Señor, enciende mi corazón con el resplandor de tu amor y misericordia. Ayúdame a estar abierto a la transformación completa de vida que Tú deseas de mí. Me entrego a Ti sin reservas, amado Señor. Úsame como quieras. Jesús, en Ti confío



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