domingo, 5 de junio de 2022

Pentecostés: La venida del Espíritu Santo 5 de junio de 2022 Solemnidad del Domingo de Pentecostés

 





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Pentecostés: La venida del Espíritu Santo
5 de junio de 2022

Solemnidad del Domingo de Pentecostés

Lecturas para hoy

Y de repente vino del cielo un ruido como de un fuerte viento que soplaba, y llenó toda la casa en que estaban. Entonces se les aparecieron lenguas como de fuego, que se partieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Y todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les permitía proclamar. Hechos 2:2–4

¿Crees que hubo realmente un “ruido como de un fuerte viento que sopla” en este primer derramamiento del Espíritu Santo? ¿Y crees que realmente hubo “lenguas como de fuego” que vinieron y se posaron sobre todos? Bueno, ¡lo más probable es que lo haya! ¿Por qué otra razón habría sido registrado de esa manera en las Escrituras?

Estas manifestaciones físicas de la venida del Espíritu Santo se hicieron presentes por numerosas razones. Una de las razones fue para que estos primeros receptores del derramamiento total del Espíritu Santo comprendieran concretamente que algo asombroso estaba sucediendo. Al ver y escuchar estas manifestaciones físicas del Espíritu Santo, estaban mejor dispuestos a comprender que Dios estaba haciendo algo asombroso. Y luego, al ver y oír estas manifestaciones, fueron tocados por el Espíritu Santo, consumidos, llenos y quemados. De repente descubrieron dentro de sí mismos la promesa que hizo Jesús y finalmente comenzaron a entender. ¡Pentecostés cambió sus vidas!

Lo más probable es que no hayamos visto ni escuchado estas manifestaciones físicas del derramamiento del Espíritu Santo, pero debemos confiar en el testimonio de aquellos en las Escrituras para permitirnos llegar a una fe profunda y transformadora de que el Espíritu Santo es real y quiere para entrar en nuestras vidas de la misma manera. Dios quiere incendiar nuestros corazones con su amor, fuerza y ​​gracia para vivir efectivamente vidas que produzcan cambios en el mundo. Pentecostés no se trata solo de que nos volvamos santos, también se trata de que se nos dé todo lo que necesitamos para salir y llevar la santidad de Dios a todos los que encontramos. Pentecostés nos permite ser instrumentos poderosos de la gracia transformadora de Dios. Y no hay duda de que el mundo que nos rodea necesita esta gracia.

Mientras celebramos Pentecostés, sería útil reflexionar sobre los efectos primarios del Espíritu Santo en oración. A continuación se encuentran los Siete Dones del Espíritu Santo. Estos Dones son los efectos primarios de Pentecostés para todos y cada uno de nosotros. Úselos como un examen de su vida y deje que Dios le muestre dónde necesita crecer más profundamente en la fuerza del Espíritu Santo.

Señor, envía Tu Espíritu a mi vida y enciéndeme con los Dones de Tu Espíritu. Espíritu Santo, te invito a tomar posesión de mi alma. Ven Espíritu Santo, ven y transforma mi vida. Espíritu Santo, en Ti confío.



Siete Dones del Espíritu Santo

Temor del Señor : Con este don, el cristiano se vuelve muy consciente de cualquier cosa que pueda dañar su relación con Dios. Hay un “temor” santo de lastimar esta relación y se da gracia para evitar estas cosas a toda costa.

Sabiduría : Con este don se da al cristiano una gracia especial para “meditar las realidades divinas” en su razón especulativa. Somos capaces de ver el panorama general y saber cuál es la mejor manera de ser un instrumento de paz y armonía en nuestro mundo.

Entendimiento : Esta es la habilidad de tener una seguridad sobrenatural de los asuntos de la fe. La vida tiene sentido. Podemos dar sentido a las partes más profundas de la revelación, dar sentido al sufrimiento y comprender aquellas cosas que nos tientan a dudar. Con este don llegamos a ver cómo todo en la vida puede obrar para bien de acuerdo con el plan de Dios.

Conocimiento : Con este don el cristiano sabe, más en el intelecto práctico, cuál es la voluntad de Dios en tal o cual situación. Sabemos cómo vivir, cómo discernir la voluntad de Dios y qué decisión tomar en nuestra vida diaria. También nos permite aprender de nuestros errores del pasado.

Consejo : Con este don, el cristiano se ve a sí mismo como un eslabón de una cadena que constituye toda la Iglesia. Dios usa a cada uno de nosotros para ayudarnos y apoyarnos unos a otros en nuestro camino. Sabemos qué decir y cómo actuar para hacer nuestra parte para edificarnos unos a otros.

Fortaleza : En pocas palabras, es una firmeza de mente y espíritu para hacer el bien y evitar el mal. Es una especie de coraje cristiano. El Evangelio nos llamará a todos a una vida radical de amor. La fortaleza nos da la fuerza que necesitamos para seguir adelante.

Piedad : Este don nos permite primero reverenciar y amar a Dios, pero también ver la dignidad de los demás y reverenciarnos como hijos de Dios.


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