PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
Escribe el apóstol Santiago: «¿Quién de vosotros es sabio y experto? Que muestre sus obras como fruto de una buena conducta, con la delicadeza propia de la sabiduría. Pero si en vuestro corazón tenéis envidia amarga y rivalidad, no presumáis, mintiendo contra la verdad. Esa no es la sabiduría que baja de lo alto, sino la terrena, animal y diabólica. Pues donde hay envidia y rivalidad, hay turbulencia y todo tipo de malas acciones» (Sant 3,13-16).
Pensamiento franciscano:
Decía san Francisco a sus hermanos: «Ninguna otra cosa deseemos, ninguna otra queramos, ninguna otra nos plazca y deleite, sino nuestro Creador y Redentor y Salvador, el solo verdadero Dios, que es pleno bien, todo bien, total bien, verdadero y sumo bien, que es el solo bueno, piadoso, manso, suave y dulce, que es el solo santo, justo, verdadero y recto, que es el solo benigno, inocente, puro, de quien y por quien y en quien es todo el perdón, toda la gracia, toda la gloria» (1 R 23,9).
Orar con la Iglesia:
Cuando celebramos la memoria de santa Teresa de Jesús, que hizo de su vida una entrega generosa a Dios y a la Iglesia, invoquemos la ayuda divina.
-Para que la Iglesia sea fiel al Evangelio, como signo de amor a Dios y a los hombres.
-Para que el Espíritu Santo ilumine y sostenga a los ministros de la Iglesia y a cuantos anuncian el Evangelio en situaciones de particular dificultad.
-Para que los responsables de la convivencia cívica de los pueblos, busquen el bien y el progreso de todos, en especial de los más débiles.
-Para que surjan en todas las comunidades cristianas jóvenes y adultos decididos a consagrar sus vidas a Dios y al anuncio del Evangelio.
Oración: Te pedimos, Padre, que derrames sobre nosotros tu gracia salvadora, para que podamos servirte con la entrega incansable a nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
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