PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
San Pablo advirtió a los Corintios: -Los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero para los llamados -judíos o griegos-, un Cristo que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres (1 Cor 1,22-25).
Pensamiento franciscano:
San Francisco escribió a los fieles: «Todos los que aman al Señor con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente, con todas las fuerzas, y aman a sus prójimos como a sí mismos, y odian a sus cuerpos con sus vicios y pecados, y reciben el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo, y hacen frutos dignos de penitencia: ¡Oh cuán bienaventurados y benditos son ellos y ellas, mientras hacen tales cosas y en tales cosas perseveran!, porque descansará sobre ellos el espíritu del Señor y hará en ellos habitación y morada» (1CtaF 1-6).
Orar con la Iglesia:
Bendigamos a Jesús, nuestro Salvador, que por su muerte y resurrección nos ha abierto el camino de la salvación.
-Señor de misericordia, que en el bautismo nos diste una vida nueva, haznos cada día más conformes a ti.
-Enséñanos, Señor, a ser alegría para los que sufren, y haz que sepamos servirte en cada uno de ellos.
-Ayúdanos, Señor, a hacer frutos dignos de penitencia y a buscar tu rostro con sinceridad de corazón.
-Perdona las faltas que hemos cometido contra la armonía y unidad de tu familia, y haz que tengamos un solo corazón y un solo espíritu.
Oración: Purifica y protege, Señor, a tu Iglesia, dirígela y sostenla siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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