lunes, 2 de enero de 2023

La grandeza de la humildad Lunes, 2 de enero de 2023 Semana Santa de Navidad del 2 de enero

 



Reflexiones Católicas Diarias
¡Mi vida católica!

La grandeza de la humildad
Lunes, 2 de enero de 2023
Semana Santa de Navidad del 2 de enero
Lecturas para hoy

Santos Basilio Magno y Gregorio Nacianceno, Obispos y Doctores—Memoria

“Yo bautizo con agua; pero hay uno entre vosotros a quien no conocéis, el que viene detrás de mí, al cual yo no soy digno de desatarle la correa de su sandalia. Juan 1:26–27

Ahora que nuestra Octava de Navidad está completa, inmediatamente comenzamos a mirar hacia el futuro ministerio de nuestro Señor. En nuestro Evangelio de hoy, San Juan Bautista es quien nos señala ese futuro ministerio de Jesús. Reconoce que su misión de bautizar con agua es temporal y sólo una preparación para Aquel que viene después de él.

Como vimos en varias de nuestras lecturas de Adviento, San Juan Bautista es un hombre de gran humildad. Su admisión de que no es digno de desatar ni siquiera las correas de las sandalias de Jesús es prueba de este hecho. Pero, irónicamente, ¡es esta humilde admisión lo que lo hace tan grande!

¿Quieres ser genial? En el fondo todos lo hacemos. Este deseo va de la mano con nuestro deseo innato de felicidad. Queremos que nuestras vidas tengan sentido y propósito, y queremos marcar la diferencia. La pregunta es "¿Cómo?" ¿Cómo haces esto? ¿Cómo se alcanza la verdadera grandeza?

Desde una perspectiva mundana, la grandeza muchas veces puede convertirse en sinónimo de éxito, riqueza, poder, admiración de los demás, etc. Pero desde una perspectiva divina, la grandeza se logra dando humildemente a Dios la mayor gloria que podamos con nuestra vida.

Darle a Dios toda la gloria tiene un doble efecto en nuestras vidas. Primero, hacerlo nos permite vivir de acuerdo con la verdad de la vida. La verdad es que Dios y solo Dios merece toda nuestra alabanza y gloria. Todo lo bueno viene de Dios y solo de Dios. En segundo lugar, dar humildemente a Dios toda la gloria y señalar el hecho de que no somos dignos de Él tiene el efecto recíproco de que Dios nos alcanza y nos eleva para compartir Su vida y Su gloria.

Reflexionad hoy sobre vuestra vocación de imitar la humildad de san Juan Bautista. Nunca dudes en humillarte ante la grandeza y la gloria de Dios. Hacerlo no te degradará ni obstaculizará tu grandeza. Más bien, sólo en la más profunda humildad ante la gloria de Dios es Dios capaz de atraerte a la grandeza de Su misma vida y misión.

Señor, te doy toda la gloria y la alabanza a ti y solo a ti. Tú eres la fuente de todo bien; sin ti no soy nada. Ayúdame a humillarme continuamente ante Ti para que pueda compartir la gloria y la grandeza de Tu vida de gracia. Jesús, en Ti confío.



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