Miércoles semana veinte del Tiempo Ordinario (17 agosto 2022)
De Corazón a corazón: Ez 34,1-11 (“Yo mismo cuidaré de mi rebaño”); Mt 20,1-16 (“Id también vosotros a mi viña”)
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: Las palabras que usa el Señor son de gran afectividad, como hablando de algo muy “suyo”: “Mi viña”, “mis ovejas”, “mi rebaño”, “mis hermanos”, “mi iglesia (familia)”, “los que tú me has dado” … Por esto, es él mismo quien cuida de “los suyos”, a quienes ama con entrañable amor (Jn 13,1). La obra es suya. Todos somos colaboradores de su viña; no somos los amos, no somos señores feudales. El Señor quiere “viñadores” y “pastores según su corazón” (Jer 3,15). El premio es él mismo, no necesitamos sucedáneos, porque nada ni nadie le puede suplir.
*Con María la Iglesia camina en comunión, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: “Cuando uno acoge a María, la Madre, en su vida, nunca pierde el centro, que es el Señor. Porque María nunca se señala a sí misma, sino a Jesús y a los hermanos” (Papa Francisco, 6 agosto 2022).

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