Lunes semana diecinueve Tiempo Ordinario (8 agosto, Sto. Domingo de Guzmán)
De Corazón a corazón: Ez 1,2-5.24-28; 2,1 (Visión de Ezequiel: “Cuatro seres… rumor de alas; Mt 17,22-27 (“El hijo del hombre va a ser entregado… resucitará”)
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: Estamos bien acompañados. Jesús se insertó en nuestra historia para correr nuestra misma suerte. A él le tocaron marginaciones y humillaciones, además del gozo sencillo de la vida ordinaria. Pero siempre lo vivió todo con la esperanza de resucitar, también en nombre nuestro y para bien nuestro. La vida tiene sus sorpresas, que, a veces, son verdaderos sustos; pero, gracias a Jesús resucitado que nos acompaña, siempre se puede entrever un “rumor de alas”, es decir, los santos (también nuestros seres queridos) que nos precedieron y los ángeles que nos acompañan.
*Con María la Iglesia camina en comunión, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: La luz y la serenidad proceden de una mirada a Cristo crucificado y resucitado: “Con tan buen amigo presente, todo se puede sufrir” (Sta. Teresa). “Estar de pie” (Jn 19,25), compartiendo su cruz y “meditando sus palabras en el corazón” (Lc 2,19), se convierte en fecundidad materna. Es la fecundidad apostólica de “anunciar a los demás lo que se ha contemplado” (Sto. Domingo)
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