Natividad de San Juan Bautista (24 junio, fiesta anticipada)
De Corazón a corazón: Is 49,1-6 (“Desde el seno materno me llamó”); Hch 13,22-26 (“Juan predicó como Precursor”); Lc 1,57-66.80 (“Juan es su nombre”: el Señor ha sido bueno)
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: Cada uno somos un ”don” de Dios, un “pensamiento” de su amor, para realizarnos dándonos a los demás con el reflejo de ese amor divino. Desde el seno de nuestra madre, ya empezamos a estar plasmados por el amor de Dios. Nuestro verdadero “nombre” sólo lo sabe el Señor. Cada día es “cumpleaños” de una gracia o don recibido, que se suma a una herencia familiar, en la “comunión” de los santos. Amar a los hermanos es alegrarse por sus dones recibidos del mismo Dios Amor. Si los dones de Dios se comparten, se construye la paz.
*Con María la Iglesia camina en comunión, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: A Juan, el Precursor, le tocó en suerte ser santificado por el Espíritu Santo por medio del saludo de María. Su vida ya no sería más que para anunciar a Jesús, prescindiendo de sí mismo. Se necesitan “servidores” al estilo de María y del Bautista.
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