jueves, 14 de abril de 2022

Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios

 



Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios
Viernes Santo
15 de abril
Evangelio
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan (18, 1-19, 42)
El Viernes Santo es el viernes dentro de la Semana Santa. El primer plano de la cuestión es que, si este día no hubiera ocurrido, no habría salvación para la humanidad. Esto es porque, si Cristo no hubiera muerto, no habría habido lavado nuestros pecados (Juan 16, 3; Ro 5, 8). Así que, este día es bueno y santo porque es una bendición disfrazada. Es en realidad en este día que el diablo fue vencido y el poder de la muerte fue derrotado.

Por lo tanto, Pablo dijo: “¿Muerte; dónde está tu aguijón? ¿Muerte dónde está tu poder?” (I Cor 15, 55). Según el Catecismo Católico: “La justificación ha sido merecida para nosotros por la pasión de Cristo que se ofreció en la Cruz como una víctima viva, Santa y agradable a Dios, y cuya sangre se ha convertido en el instrumento de expiación por los pecados de todos los hombres” . Es en este día que las barreras que impiden a todos los Santos de la iglesia entrar en el lugar Santísimo, son desgarradas (Mt 27, 51).

El término “Viernes Santo” y las actividades que lo rodean podrían compararse a una de las líneas en el pregón pascual que cantamos durante la misa de la vigilia de Pascua que describe la caída de Adán y Eva como: una “feliz caída”.  Así que, como la caída de Adán y Eva ayudó a cumplir el plan salvífico de Dios, así también hace el sacrificio y muerte de Jesucristo el viernes santo. Se ayuda en el cumplimiento del plan salvífico de Dios. Es un día cuando el “drama ” escrito por Dios fue totalmente “dirigido y actuado” por Cristo, su hijo.

Este día parecía ser la ausencia de Dios según cálculos humanos. Sin embargo, Dios está totalmente presente y radiante en algún lugar lleno de sonrisas porque su hijo logra su misión por la salvación de la humanidad. Sí. Es la hora de la más densa oscuridad. En pleno mediodía nada puede verse. Es el eclipse total de la razón.

Son los esquemas humanos, nuestras ideas sobre Dios engullidas por la oscuridad. La razón tropieza y se despeña y desaparece en el vacío del escándalo de la cruz. Y en el instante de más impenetrable oscuridad brota la chispa inesperada. Cuando el alarido atroz del condenado se apaga en un silencio de muerte, he aquí que es nuevamente desgarrado por una voz: "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios" (/Mc/15/39). Por fin alguien ha arrancado de las tinieblas la silueta auténtica de Cristo. El "reconocimiento" sucede en la oscuridad. La luz depende de nosotros. Debe estar en nuestra mirada.

No es que el centurión romano -de cuya boca salió esa confesión de fe que marca el momento cumbre del evangelio de Marcos- poseyera una mirada más penetrante que los demás. El Espíritu le había encendido algo dentro. Algo que le permitió ver claro, identificar al ajusticiado. La fe que nos posibilita la reconstrucción de la silueta del hombre, colgado en la cruz, que nos permite superar el escándalo de la cruz, más aún, que precisamente mediante el escándalo, el tropiezo, el extravío, nos hace permanecer en pie, gritando nuestro descubrimiento, es un don y sólo un don. De todos modos, ahora y sólo ahora es posible decir quién es Jesús.
¡La paz sea con ustedes!

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