PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
San Pablo escribió a los Corintios: «El mensaje de la cruz es necedad para los que se pierden; pero para los que se salvan, para nosotros, es fuerza de Dios. Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, frustraré la sagacidad de los sagaces. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el docto? ¿Dónde está el sofista de este tiempo? ¿No ha convertido Dios en necedad la sabiduría del mundo?» (1 Cor 1,18-20).
Pensamiento franciscano:
Testamento de Siena: «Puesto que, a causa de la debilidad y dolores de la enfermedad, no tengo fuerzas para hablar, brevemente declaro a mis hermanos mi voluntad en estas tres palabras: que, en señal del recuerdo de mi bendición y de mi testamento, siempre se amen mutuamente, siempre amen y guarden la santa pobreza, nuestra señora, y que siempre se muestren fieles y sumisos a los prelados y todos los clérigos de la santa madre Iglesia».
Orar con la Iglesia:
El Señor Jesús instituyó el sacramento de su entrega e inmolación en el momento en que uno de los suyos se preparaba para traicionarle. Elevemos al Padre nuestra oración, agradecidos por el don de su amor.
-Por la Iglesia, que sufre en su cuerpo la deserción, la injuria, la mediocridad y manipulación.
-Por los pobres, los que no cuentan, los marginados, los totalmente ausentes incluso en las decisiones que más les afectan.
-Por los que están siempre dispuestos a decir al abatido una palabra de aliento, y a socorrer por amor y con amor al necesitado.
-Por todos los que estamos invitados siempre a participar en el banquete del sacrificio pascual de Cristo Jesús.
Oración: Señor Dios y Padre nuestro, acoge benigno nuestras súplicas y concédenos permanecer siempre fieles discípulos de tu Hijo, con sus mismos sentimientos y actitudes. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
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