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Lunes semana segunda cuaresma (14 marzo 2022)
Publicado el domingo, 13 marzo 2022| Comentarios desactivadosen Lunes semana segunda cuaresma (14 marzo 2022)
De Corazón a corazón: Dan 9,4-10 (“A nosotros la vergüenza en el rostro… al Señor la piedad y el perdón”); Lc 6,36-38 (“Sed misericordiosos como vuestro Padre”)
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: La ternura materna de Dios, su “misericordia”, se manifiesta en la compasión de Jesús y nos invita a vivir en sintonía con él. Sentirse pobres, saberse amados, querer amar, es el fruto de experimentar su misericordia. Dios Amor es así: se apiada con ternura de madre cuando reconocemos nuestros pecados y defectos. “Su sol” nos lo da a todos sin distinción. Vivimos inmersos en los dones innumerables de su amor. Nuestra ceguera y nuestro sonambulismo se curan mirando a los demás como hijos amados de Dios. Si cerramos el corazón a los hermanos, no es posible “creer” de verdad en Dios ni tampoco hablar de él con autenticidad y coherencia. Quien experimenta la misericordia de Dios en la propia pobreza, sabe mirar con comprensión los defectos de los demás.
*Con María la Iglesia camina en comunión, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: María vivió su “día a día” dejando entrar la luz del “sol” (la “mirada” de Dios) en su propia “nada”. Así lo expresó en su canto del “Magníficat”, cuando llevaba a Jesús (“la” misericordia) en su seno para bien de “todas las generaciones”. El canto mariano nos hace vivir en sintonía con la misericordia de Jesús.
Lunes semana segunda cuaresma (14 marzo 2022)
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De Corazón a corazón: Dan 9,4-10 (“A nosotros la vergüenza en el rostro… al Señor la piedad y el perdón”); Lc 6,36-38 (“Sed misericordiosos como vuestro Padre”)
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: La ternura materna de Dios, su “misericordia”, se manifiesta en la compasión de Jesús y nos invita a vivir en sintonía con él. Sentirse pobres, saberse amados, querer amar, es el fruto de experimentar su misericordia. Dios Amor es así: se apiada con ternura de madre cuando reconocemos nuestros pecados y defectos. “Su sol” nos lo da a todos sin distinción. Vivimos inmersos en los dones innumerables de su amor. Nuestra ceguera y nuestro sonambulismo se curan mirando a los demás como hijos amados de Dios. Si cerramos el corazón a los hermanos, no es posible “creer” de verdad en Dios ni tampoco hablar de él con autenticidad y coherencia. Quien experimenta la misericordia de Dios en la propia pobreza, sabe mirar con comprensión los defectos de los demás.
*Con María la Iglesia camina en comunión, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: María vivió su “día a día” dejando entrar la luz del “sol” (la “mirada” de Dios) en su propia “nada”. Así lo expresó en su canto del “Magníficat”, cuando llevaba a Jesús (“la” misericordia) en su seno para bien de “todas las generaciones”. El canto mariano nos hace vivir en sintonía con la misericordia de Jesús.
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