jueves, 17 de febrero de 2022

Reflexión 48: Silencio

 



Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 Días con Santa Faustina

Reflexión 48: Silencio

Nuestra lengua puede edificar a otros, o derribarlos. Nuestra lengua también tiene un efecto directo sobre nuestra propia alma. Cuando la lengua habla palabras inspiradas por Dios, crecemos en santidad. Cuando la lengua habla palabras que no son de Dios, hacemos un gran daño a nuestras almas ya los demás. El objetivo no es tanto el silencio exterior; más bien, es silencio interior. El silencio interior significa que pensamos y rezamos antes de hablar. Significa que estamos interiormente recogidos y en sintonía con la voz de Dios que habla silenciosa y suavemente en nuestra conciencia. Este recogimiento interior de Dios es necesario si queremos disponernos a decir las palabras de Misericordia a los demás en el momento oportuno y de la manera adecuada (Ver Diario #118).

Busca, hoy, convertirte en una persona que esté continuamente en sintonía con la voz de Dios dentro de tu propia conciencia. El lenguaje de Dios es real y transformador. Su lenguaje es el de una comunicación silenciosa pero clara con nosotros. Dios siempre está hablando, ¿estás escuchando? Trata de silenciar tus propios pensamientos e ideas hoy para que puedas escuchar solo lo que Él tiene que decirte.

Señor, te ofrezco mis palabras en este día. Que pueda hablar solo lo que Tú me inspiras a hablar. Que yo escuche sólo lo que Tú deseas que yo escuche. Ayúdame, Señor, a entrar en un recuerdo profundo y continuo de Ti, y que en el silencio de mi corazón pueda encontrar Tu divina presencia para poder compartir a Ti ya Tu Misericordia con los demás. Jesús, en Ti confío.





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