Reflexiones Católicas Diarias
¡Mi vida católica!
La autoridad de Dios
11 de febrero de 2022
Viernes de la Quinta Semana del Tiempo Ordinario
Lecturas para hoy
Nuestra Señora de Lourdes—Memoria opcional
“Ephatha!” (es decir, "¡Ábrete!") Y al instante se abrieron los oídos del hombre. Marcos 7:34-35
¿Con qué frecuencia escuchas a Jesús decirte esto? “ ¡Ephatha! ¡Ábrete!” ¿O con qué frecuencia lo escuchas hablarte con tanta autoridad?
¿Jesús dijo esto solo porque este hombre era físicamente sordo y quería curarlo físicamente? ¿O hay un significado más profundo? Al sanar a este hombre que no podía oír los sonidos físicos, Jesús nos estaba revelando algo sobre lo que quiere hacer por nosotros. Jesús nos está dando un mensaje claro y más profundo en esta curación. Ciertamente hay muchos mensajes que podemos tomar de este pasaje. Miremos uno.
El mensaje está en el mandato de Jesús: "¡Ábrete!" Estas son palabras poderosas que ordenan la acción. No son palabras opcionales. Son claros y definitivos. “Ábrete” no es una pregunta, no es una invitación, es un mandato. ¡Esto es significativo!
Estas dos pequeñas palabras revelan el hecho de que Jesús se ha decidido a actuar. Revelan que Él no duda en lo más mínimo en esta elección. Él ha tomado una decisión y ha dicho Su voluntad. Y esta acción, de Su parte, es lo que marca la diferencia. Estas dos palabritas revelan que Dios no es indeciso cuando habla. No es tímido ni inseguro. Él es absoluto y claro.
Esta comprensión debería darnos un gran consuelo. Consuelo en el sentido de que Jesús está listo y dispuesto a ejercer Su autoridad todopoderosa. Él tiene todo el poder y no tiene miedo de ejercer esta autoridad cuando quiere. Más importante aún, Él quiere ejercer Su autoridad cuando produzca el mayor bien en nuestras vidas.
Debería brindarnos un gran consuelo en el sentido de que podemos confiar en que este Dios todopoderoso es todopoderoso y tiene el control. Si Él tiene el control del mundo natural (la audición física), entonces ciertamente Él también tiene el control del mundo espiritual. Él es capaz de hacer todas las cosas bien.
Cuando descubrimos que estamos en presencia de alguien que no solo es todopoderoso, sino también todo amoroso y todo misericordioso, deberíamos poder respirar con un gran suspiro de alivio y entregarle nuestra confianza absoluta. Él es capaz y está totalmente dispuesto a tener el control.
Reflexiona, hoy, sobre estas dos pequeñas palabras. Deje que esta autoridad santa y divina de Jesús tome el control de su vida. Deja que Él te mande. Sus mandamientos son perfecto amor y misericordia. Son palabras que te dirigirán a tu bien supremo. Y este Dios todopoderoso es digno de toda vuestra confianza.
Señor todopoderoso, confío en ti y sé que todo lo puedes. Sé que deseas tener perfecta autoridad en mi vida. Ayúdame a entregar mi vida completamente a Ti ya confiar en Ti lo suficiente para dirigir y comandar cada acción de mi vida. ¡Jesús, en Ti confío plenamente!
¡Mi vida católica!
La autoridad de Dios
11 de febrero de 2022
Viernes de la Quinta Semana del Tiempo Ordinario
Lecturas para hoy
Nuestra Señora de Lourdes—Memoria opcional
“Ephatha!” (es decir, "¡Ábrete!") Y al instante se abrieron los oídos del hombre. Marcos 7:34-35
¿Con qué frecuencia escuchas a Jesús decirte esto? “ ¡Ephatha! ¡Ábrete!” ¿O con qué frecuencia lo escuchas hablarte con tanta autoridad?
¿Jesús dijo esto solo porque este hombre era físicamente sordo y quería curarlo físicamente? ¿O hay un significado más profundo? Al sanar a este hombre que no podía oír los sonidos físicos, Jesús nos estaba revelando algo sobre lo que quiere hacer por nosotros. Jesús nos está dando un mensaje claro y más profundo en esta curación. Ciertamente hay muchos mensajes que podemos tomar de este pasaje. Miremos uno.
El mensaje está en el mandato de Jesús: "¡Ábrete!" Estas son palabras poderosas que ordenan la acción. No son palabras opcionales. Son claros y definitivos. “Ábrete” no es una pregunta, no es una invitación, es un mandato. ¡Esto es significativo!
Estas dos pequeñas palabras revelan el hecho de que Jesús se ha decidido a actuar. Revelan que Él no duda en lo más mínimo en esta elección. Él ha tomado una decisión y ha dicho Su voluntad. Y esta acción, de Su parte, es lo que marca la diferencia. Estas dos palabritas revelan que Dios no es indeciso cuando habla. No es tímido ni inseguro. Él es absoluto y claro.
Esta comprensión debería darnos un gran consuelo. Consuelo en el sentido de que Jesús está listo y dispuesto a ejercer Su autoridad todopoderosa. Él tiene todo el poder y no tiene miedo de ejercer esta autoridad cuando quiere. Más importante aún, Él quiere ejercer Su autoridad cuando produzca el mayor bien en nuestras vidas.
Debería brindarnos un gran consuelo en el sentido de que podemos confiar en que este Dios todopoderoso es todopoderoso y tiene el control. Si Él tiene el control del mundo natural (la audición física), entonces ciertamente Él también tiene el control del mundo espiritual. Él es capaz de hacer todas las cosas bien.
Cuando descubrimos que estamos en presencia de alguien que no solo es todopoderoso, sino también todo amoroso y todo misericordioso, deberíamos poder respirar con un gran suspiro de alivio y entregarle nuestra confianza absoluta. Él es capaz y está totalmente dispuesto a tener el control.
Reflexiona, hoy, sobre estas dos pequeñas palabras. Deje que esta autoridad santa y divina de Jesús tome el control de su vida. Deja que Él te mande. Sus mandamientos son perfecto amor y misericordia. Son palabras que te dirigirán a tu bien supremo. Y este Dios todopoderoso es digno de toda vuestra confianza.
Señor todopoderoso, confío en ti y sé que todo lo puedes. Sé que deseas tener perfecta autoridad en mi vida. Ayúdame a entregar mi vida completamente a Ti ya confiar en Ti lo suficiente para dirigir y comandar cada acción de mi vida. ¡Jesús, en Ti confío plenamente!
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