Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 Días con Santa Faustina
Reflexión 13: Una Invitación Dentro del Silencio
Dentro de nuestras almas debemos buscar escuchar a Dios hablar. Habla en el silencio y en las profundidades. Habla, primero, una invitación. Él habla una invitación a conocerlo y encontrar la Divina Misericordia que fluye de Su Corazón. La invitación es sólo eso: una invitación. La Misericordia de Jesús no se impone ni se fuerza. Por eso, la invitación requiere una respuesta y nuestra respuesta determinará la profundidad de la Misericordia que nos abrimos a recibir. La respuesta debe ser la de una obediencia amorosa y santa a Aquel a Quien oímos hablar (Ver Diario #7).
Reflexiona sobre dos cosas: 1) ¿Escucho la invitación de Jesús para recibir Su Misericordia? Escuchar es el primer paso. Sin escuchar no podemos responder. 2) ¿Cómo respondo a esa invitación cuando la escucho? ¿Estoy dispuesto a aceptarlo en el nivel profundo y absorbente en el que se me ofreció? Si es así, cambiará tu vida.
Señor, sé que me hablas constantemente en las profundidades silenciosas de mi alma. Ayúdame a estar atento a Tu voz en medio del ruido de este mundo. Y mientras te escucho hablar, ayúdame a ser generoso en mi respuesta aceptando tu regalo de misericordia y gracia ilimitadas. Jesús, en Ti confío.
365 Días con Santa Faustina
Reflexión 13: Una Invitación Dentro del Silencio
Dentro de nuestras almas debemos buscar escuchar a Dios hablar. Habla en el silencio y en las profundidades. Habla, primero, una invitación. Él habla una invitación a conocerlo y encontrar la Divina Misericordia que fluye de Su Corazón. La invitación es sólo eso: una invitación. La Misericordia de Jesús no se impone ni se fuerza. Por eso, la invitación requiere una respuesta y nuestra respuesta determinará la profundidad de la Misericordia que nos abrimos a recibir. La respuesta debe ser la de una obediencia amorosa y santa a Aquel a Quien oímos hablar (Ver Diario #7).
Reflexiona sobre dos cosas: 1) ¿Escucho la invitación de Jesús para recibir Su Misericordia? Escuchar es el primer paso. Sin escuchar no podemos responder. 2) ¿Cómo respondo a esa invitación cuando la escucho? ¿Estoy dispuesto a aceptarlo en el nivel profundo y absorbente en el que se me ofreció? Si es así, cambiará tu vida.
Señor, sé que me hablas constantemente en las profundidades silenciosas de mi alma. Ayúdame a estar atento a Tu voz en medio del ruido de este mundo. Y mientras te escucho hablar, ayúdame a ser generoso en mi respuesta aceptando tu regalo de misericordia y gracia ilimitadas. Jesús, en Ti confío.

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