Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 Días con Santa Faustina
Reflexión 11: Adoración de la Santísima Trinidad
Para comprender, experimentar y ofrecer La Divina Misericordia de Dios debemos primero adorar a la Santísima Trinidad. Si tan solo pudiéramos vislumbrar un atisbo de la verdadera adoración a la Santísima Trinidad, nos quedaríamos sin palabras, en silencio, abrumados por la paz, la alegría y el gozo (Ver Diario #5).
Esforzaos, hoy, a reflexionar sobre el misterio de la Santísima Trinidad y el privilegio y el deber que todos tenemos de adorar de manera profunda.
De una oración a la Santísima Trinidad de Santa Catalina de Siena:
¡Oh Dios eterno! ¡Oh eterna Trinidad! ¡Por la unión de Tu naturaleza divina Tú has hecho tan preciosa la Sangre de Tu Hijo unigénito! Oh eterna Trinidad, Tú eres un misterio tan profundo como el mar, en quien cuanto más busco, más encuentro; y cuanto más encuentro, más busco. Porque aun sumergida en lo más profundo de Ti, mi alma nunca está satisfecha, siempre hambrienta y hambrienta de Ti, eterna Trinidad, deseando y deseando verte, Verdadera Luz.
Oh eterna Trinidad, con la luz del entendimiento he probado y visto las profundidades de tu misterio y la belleza de tu creación. Al verme en Ti, he visto que llegaré a ser como Tú.
(Acto de Acción de Gracias a la Trinidad, del Diálogo de Santa Catalina sobre la Divina Providencia).
Jesús, en Ti confío.
365 Días con Santa Faustina
Reflexión 11: Adoración de la Santísima Trinidad
Para comprender, experimentar y ofrecer La Divina Misericordia de Dios debemos primero adorar a la Santísima Trinidad. Si tan solo pudiéramos vislumbrar un atisbo de la verdadera adoración a la Santísima Trinidad, nos quedaríamos sin palabras, en silencio, abrumados por la paz, la alegría y el gozo (Ver Diario #5).
Esforzaos, hoy, a reflexionar sobre el misterio de la Santísima Trinidad y el privilegio y el deber que todos tenemos de adorar de manera profunda.
De una oración a la Santísima Trinidad de Santa Catalina de Siena:
¡Oh Dios eterno! ¡Oh eterna Trinidad! ¡Por la unión de Tu naturaleza divina Tú has hecho tan preciosa la Sangre de Tu Hijo unigénito! Oh eterna Trinidad, Tú eres un misterio tan profundo como el mar, en quien cuanto más busco, más encuentro; y cuanto más encuentro, más busco. Porque aun sumergida en lo más profundo de Ti, mi alma nunca está satisfecha, siempre hambrienta y hambrienta de Ti, eterna Trinidad, deseando y deseando verte, Verdadera Luz.
Oh eterna Trinidad, con la luz del entendimiento he probado y visto las profundidades de tu misterio y la belleza de tu creación. Al verme en Ti, he visto que llegaré a ser como Tú.
(Acto de Acción de Gracias a la Trinidad, del Diálogo de Santa Catalina sobre la Divina Providencia).
Jesús, en Ti confío.

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