Lunes semana segunda Tiempo Odinario (17 enero, S. Antonio Abad)
Publicado el domingo, 16 enero 2022| Comentarios desactivadosen Lunes semana segunda Tiempo Odinario (17 enero, S. Antonio Abad)
De Corazón a corazón: 1Sam 15,16-23 (Saúl reprendido por Samuel: "La obediencia es mejor que el sacrificio"); Mc 2,18-22 (“Vendrán días en que les quiten al esposo, y entonces ayunarán… el vino nuevo se echa en odres nuevos”)
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: “Esposo” equivale a “consorte”, que convive y comparte la misma vida. Así es Jesús, el “Emmanuel”, Dios con nosotros. Cuando ante una catástrofe nos preguntamos “¿dónde está Dios?”, la única respuesta es que Dios nos mira con amor de Padre y nos dice: “te acompaño”. En el trasfondo está la cruz de Jesús, donde también el Padre dice: “Es mi Hijo amado”. Y entonces se empieza a entrever la luz de la resurrección. Otro modo de vivir la religión, es trampa y cartón, como Saúl, que no quiso “obedecer”, es decir, no quiso escuchar la voz del Dios de la Alianza de amor. El joven egipcio Antonio (que ahora llamamos “Abad”) se dejó sorprender por el “sígueme” de Jesús y cambió su vida y la historia de la Iglesia.
*Con María la Iglesia camina en comunión, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: “No tienen vino”, había dicho María en las bodas de Caná. Aceptando el mensaje de Jesús, la vida se renueva de modo inimaginable, a la luz de “su hora” sacrificial, cuando mostrará su “amor hasta el extremo” (Jn 13,1). Y entonces el camino se abre al caminar; la historia humana encuentra su sentido y orientación definitiva.
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De Corazón a corazón: 1Sam 15,16-23 (Saúl reprendido por Samuel: "La obediencia es mejor que el sacrificio"); Mc 2,18-22 (“Vendrán días en que les quiten al esposo, y entonces ayunarán… el vino nuevo se echa en odres nuevos”)
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: “Esposo” equivale a “consorte”, que convive y comparte la misma vida. Así es Jesús, el “Emmanuel”, Dios con nosotros. Cuando ante una catástrofe nos preguntamos “¿dónde está Dios?”, la única respuesta es que Dios nos mira con amor de Padre y nos dice: “te acompaño”. En el trasfondo está la cruz de Jesús, donde también el Padre dice: “Es mi Hijo amado”. Y entonces se empieza a entrever la luz de la resurrección. Otro modo de vivir la religión, es trampa y cartón, como Saúl, que no quiso “obedecer”, es decir, no quiso escuchar la voz del Dios de la Alianza de amor. El joven egipcio Antonio (que ahora llamamos “Abad”) se dejó sorprender por el “sígueme” de Jesús y cambió su vida y la historia de la Iglesia.
*Con María la Iglesia camina en comunión, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: “No tienen vino”, había dicho María en las bodas de Caná. Aceptando el mensaje de Jesús, la vida se renueva de modo inimaginable, a la luz de “su hora” sacrificial, cuando mostrará su “amor hasta el extremo” (Jn 13,1). Y entonces el camino se abre al caminar; la historia humana encuentra su sentido y orientación definitiva.

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