365 días con santa Faustina
Reflexión 316: La llama ardiente del amor
Hay muchas imágenes que usamos para describir el amor de Dios. Una de esas imágenes es una "Llama ardiente de amor". Esto se ve en el clásico espiritual, "Llama viva de amor", escrito por San Juan de la Cruz:
Oh llama viva del amor
Que tiernamente hiere mi alma
¡En su centro más profundo! Ya que
Ahora no eres opresivo
¡Ahora consumado! si es tu voluntad:
¡Rompe el velo de este dulce encuentro!
¿Por qué hablamos de Dios y su amor como un fuego que arde dentro de nosotros? Esta es una imagen poderosa en la que vale la pena dedicar mucho tiempo a meditar. Una llama hace muchas cosas. Aporta luz, purifica, consume, emite calor y energía, nos acerca, es siempre cambiante y siempre nuevo, y mucho más. El amor de Dios debe convertirse no solo en una chispa o una llama dentro de ti, debe convertirse en un fuego de amor furioso, consumiendo tu alma y produciendo, en su lugar, el resplandor y la presencia divina de Dios (Ver Diario # 1523).
Reflexione hoy sobre esta imagen del Amor de Dios. Medita en este fuego devorador que arde dentro de ti. ¿Cuáles son los efectos de una llama tan viva? ¿Qué le hace a tu vida? ¿Qué notarán los demás cuando esta llama arda? Reflexionen sobre esta imagen sagrada e invite a la Llama Viviente del Amor a consumirlos desde adentro.
Señor, ven a mí y consúmeme con el fuego ardiente de Tu Amor. Purifica cada pecado y transfórmame en la luz de Tu gracia y Misericordia para que todos la vean. Eres una Llama poderosa que arde siempre pero que nunca daña. Me renuevas e irradias Tu presencia desde dentro. Te amo, querido Señor. Enciéndeme con Tu dulce Amor. Jesús, en Ti confío
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