sábado, 30 de marzo de 2024

MISAL DIARIO PALABRA DE DIOS. LECTURAS DEL DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR 31 DE MARZO (BLANCO)

 ¡RESUCITÓ ALELUYA!





MR, p. 339 (345) / Lecc. I, p. 206 LH, Semana I del Salterio




Misa del día

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 138, 18. 5-6

He resucitado y estoy contigo, aleluya: has puesto tu mano sobre mí, aleluya: tu sabiduría ha sido maravillosa, aleluya, aleluya.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que por medio de tu Unigénito, vencedor de la muerte, nos has abierto hoy las puertas de la vida eterna, concede a quienes celebramos la solemnidad de la resurrección del Señor, resucitar también en la luz de la vida eterna, por la acción renovadora de tu Espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Hemos comido y bebido con Cristo resucitado.

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 10, 34. 37-43


En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: "Ya saben ustedes lo sucedido en toda Judea, que tuvo principio en Galilea, después del bautismo predicado por Juan: cómo Dios ungió con el poder del Espíritu Santo a Jesús de Nazaret y cómo éste pasó haciendo el bien, sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con Él. Nosotros somos testigos de cuanto Él hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de la cruz, pero Dios lo resucitó al tercer día y concedió verlo, no a todo el pueblo, sino únicamente a los testigos que Él, de antemano, había escogido: a nosotros, que hemos comido y bebido con Él después de que resucitó de entre los muertos.

Él nos mandó predicar al pueblo y dar testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que cuantos creen en Él reciben, por su medio, el perdón de los pecados".

Palabra de Dios.

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viernes, 29 de marzo de 2024

PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN DÍA 30 DE MARZO




PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN

Pensamiento bíblico:

«Junto a la cruz de Jesús estaba su madre... Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto amaba, dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo". Luego, dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre". Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio... Luego, Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: "Está cumplido". E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu» (Jn 19,25-30).

Pensamiento franciscano:

Dice santa Clara en su Bendición: «Yo, Clara, sierva de Cristo, plantita de nuestro muy bienaventurado padre san Francisco, ruego a nuestro Señor Jesucristo, por su misericordia y por la intercesión de su santísima Madre santa María, que el Padre celestial os dé y os confirme ésta su santísima bendición en el cielo y en la tierra: en la tierra, multiplicándoos en su gracia y en sus virtudes entre sus siervos y siervas en su Iglesia militante; y en el cielo, exaltándoos y glorificándoos en la Iglesia triunfante entre sus santos y santas» (cf. BenCla 6-10).

Orar con la Iglesia:

Invoquemos a Dios Padre, por intercesión de María, imagen de lo que el hombre puede llegar a ser cuando se abre a la palabra de Dios.

-Para que el pueblo santo de Dios sea testigo de la fe ante el mundo como María, que cooperó de modo especial a la obra de la redención.

-Para que nuestros pastores, imitando a la Virgen fiel, precedan y guíen al pueblo en la fidelidad a Cristo y lleven a los pobres el Evangelio.

-Para que todos los que se entregan al servicio de los demás sean imagen de la solicitud de Cristo y de María por los hermanos.

-Para que los padres de familia, a ejemplo de María que vivió la experiencia de la vida privada con Jesús, sepan vivir en la realidad cotidiana la luz y la esperanza de la fe.

-Para que todos los creyentes, que invocamos a María como vida, dulzura y esperanza nuestra, recibamos de ella la perseverancia hasta el encuentro definitivo con su Hijo.

Oración: Señor Dios, que has hecho de la Virgen María la colaboradora generosa del Redentor, concédenos también a nosotros adherirnos a Cristo para colaborar a la salvación del mundo. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


 

Meditación Sábado Santo

 


Hoy no meditamos un evangelio en particular, puesto que es un día que carece de liturgia. Pero, con María, la única que ha permanecido firme en la fe y en la esperanza después de la trágica muerte de su Hijo, nos preparamos, en el silencio y en la oración, para celebrar la fiesta de nuestra liberación en Cristo, que es el cumplimiento del Evangelio.


La coincidencia temporal de los acontecimientos entre la muerte y la resurrección del Señor y la fiesta judía anual de la Pascua, memorial de la liberación de la esclavitud de Egipto, permite comprender el sentido liberador de la cruz de Jesús, nuevo cordero pascual cuya sangre nos preserva de la muerte.


Otra coincidencia en el tiempo, menos señalada pero sin embargo muy rica en significado, es la que hay con la fiesta judía semanal del “Sabbat”. Ésta empieza el viernes por la tarde, cuando la madre de familia enciende las luces en cada casa judía, terminando el sábado por la tarde. Esto recuerda que después del trabajo de la creación, después de haber hecho el mundo de la nada, Dios descansó el séptimo día. Él ha querido que también el hombre descanse el séptimo día, en acción de gracias por la belleza de la obra del Creador, y como señal de la alianza de amor entre Dios e Israel, siendo Dios invocado en la liturgia judía del Sabbat como el esposo de Israel. El Sabbat es el día en que se invita a cada uno a acoger la paz de Dios, su “Shalom”.


De este modo, después del doloroso trabajo de la cruz, «retoque en que el hombre es forjado de nuevo» según la expresión de Catalina de Siena, Jesús entra en su descanso en el mismo momento en que se encienden las primeras luces del Sabbat: “Todo se ha cumplido” (Jn 19,3). Ahora se ha terminado la obra de la nueva creación: el hombre prisionero antaño de la nada del pecado se convierte en una nueva criatura en Cristo. Una nueva alianza entre Dios y la humanidad, que nada podrá jamás romper, acaba de ser sellada, ya que en adelante toda infidelidad puede ser lavada en la sangre y en el agua que brotan de la cruz.


La carta a los Hebreos dice: «Un descanso, el del séptimo día, queda para el pueblo de Dios» (Heb 4,9). La fe en Cristo nos da acceso a ello. Que nuestro verdadero descanso, nuestra paz profunda, no la de un solo día, sino para toda la vida, sea una total esperanza en la infinita misericordia de Dios, según la invitación del Salmo 16: «Mi carne descansará en la esperanza, pues tu no entregarás mi alma al abismo». Que con un corazón nuevo nos preparemos para celebrar en la alegría las bodas del Cordero y nos dejemos desposar plenamente por el amor de Dios manifestado en Cristo.


Pensamientos para el Evangelio de hoy

«¿Qué idea de Dios hubiera podido antes formarse el hombre, que no fuese un ídolo fabricado por su corazón? Era incomprensible e inaccesible, invisible y superior a todo pensamiento humano; pero ahora ha querido ser comprendido. ¿De qué modo?, te preguntarás. Pues yaciendo en un pesebre, predicando en la montaña, pasando la noche en oración; o bien colgando de la cruz…» (San Bernardo)


«La tiniebla divina de este día, de este siglo, que se convierte cada vez más en un sábado santo, habla a nuestras conciencias. Tiene en sí algo consolador porque la muerte de Dios en Jesucristo es, al mismo tiempo, expresión de su radical solidaridad con nosotros. El misterio más oscuro de la fe es, simultáneamente, la señal más brillante de una esperanza sin fronteras» (Benedicto XVI)


«La muerte de Cristo fue una verdadera muerte en cuanto que puso fin a su existencia humana terrena. Pero a causa de la unión que la Persona del Hijo conservó con su cuerpo, éste no fue un despojo mortal como los demás porque ‘no era posible que la muerte lo dominase’ (Hch 2,24) (…). La Resurrección de Jesús ‘al tercer día’ (1Cor 15,4) era el signo de ello, también porque se suponía que la corrupción se manifestaba a partir del cuarto día» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 627)

Liturgia de las horas P. Paco Rebollo SIERVOS DEL DIVINO AMOR. OFICIO DE LECTURA, LAUDES, HORAS INTERMEDIAS, VÍSPERAS Y COMPLETAS. 30 DE MARZO SÁBADO SANTO

 


Del Propio.

 

OFICIO DE LECTURA

 

INVITATORIO

Si ésta es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros murió, y por nosotros fue sepultado, venid, adorémosle.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros murió, y por nosotros fue sepultado, venid, adorémosle.


Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.


Himno: LA PALABRA DE DIOS CRUCIFICADA

La Palabra de Dios crucificada
es testigo fiel de su elocuencia,
es palabra de amor y, en su existencia,
en la vida y la muerte fue probada.

Por dar fe de su amor, nos dio su vida;
por dar fe de la vida, fue exaltada
sobre toda palabra pronunciada;
por el Padre a los hombres ofrecida.

La Palabra de Dios ya fue cumplida.
El silencio de Dios está a la espera
del amor de los hombres, Y él quisiera
que esa Palabra fuera recibida,
y en comunión de amor por siempre fuera
plenitud de su don que a todos diera. Amén.

SALMODIA

MISAL DIARIO PALABRA DE DIOS. LECTURAS Y CELEBRACIÓN DEL SÁBADO SANTO VIGILIA PASCUAL DE LA RESURRECCIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO 30 DE MARZO (BLANCO)

 VIGILIA PASCUAL EN LA NOCHE SANTA







1. Según una tradición muy antigua, ésta es una noche de vigilia en honor del Señor (Ex 12, 42). Los fieles, llevando en la mano —según la exhortación evangélica (Lc 12, 35-37)— lámparas encendidas, se asemejan a quienes esperan el regreso de su Señor para que, cuando él vuelva, los encuentre vigilantes, y los haga sentar a su mesa.


2. La Vigilia de esta noche, la más grande y noble de todas las solemnidades, sea una sola para cada una de las iglesias. Así esta celebración de la Vigilia se desarrolla de la siguiente manera: después de la breve liturgia de la luz o "lucernario" y del Pregón pascual (primera parte de la Vigilia), la santa Iglesia, llena de fe en las palabras y promesas del Señor, medita los portentos que Él obró desde el principio a favor de su pueblo (segunda parte o liturgia de la palabra), y cuando el día está por llegar, encontrándose ya acompañada de sus nuevos miembros, renacidos en el Bautismo (tercera parte), es invitada a la mesa que el Señor ha preparado para su pueblo por medio del memorial de su muerte y resurrección, hasta que vuelva (cuarta parte).

3. Toda la celebración de la Vigilia Pascual se debe hacer en la noche, de modo que no debe comenzar antes del principio de la noche del sábado, ni terminar después del alba del domingo.

4. La Misa de la Vigilia, aunque se celebre antes de la medianoche, es ya la Misa pascual del domingo de Resurrección.

5. Quien participa en la Misa de la noche, puede comulgar también en la Misa del día. Quien celebra o concelebra la Misa de la noche, puede celebrar o concelebrar también la Misa del día. La Vigilia Pascual ocupa el lugar del Oficio de lectura.

El diácono asiste como de costumbre al sacerdote. En su ausencia, su ministerio lo asumen el sacerdote celebrante o un concelebrante, con excepción de lo que se indica más adelante.

El sacerdote y el diácono se revisten, desde el principio, como para la Misa, con vestiduras blancas.

7. Prepárense suficientes velas para todos los fieles que participen en la Vigilia Se apagan todas las luces de la iglesia.



Primera parte

SOLEMNE INICIO DE LA VIGILIA, O "LUCERNARIO"


Bendición del fuego y preparación del cirio

8. En un lugar adecuado, fuera de la iglesia, se prepara un fuego que llamee. Congregado ahí el pueblo, llega el sacerdote con los ministros. Uno de los ministros lleva el cirio pascual. No se usan ni la cruz procesional, ni los ciriales.


Si las circunstancias no permiten encender el fuego fuera de la iglesia, todo este rito se desarrolla como se indica en el n. 13

9. El sacerdote y los fieles se signan, mientras él dice: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, y enseguida saluda al pueblo, como de costumbre, le hace una breve monición sobre la vigilia de esta noche, con estas palabras u otras semejantes:

Hermanos: En esta noche santa, en que nuestro Señor Jesucristo pasó de la muerte a la vida, la Iglesia invita a todos sus hijos, diseminados por el mundo, a que se reúnan para velar en oración. Conmemoremos, pues, juntos, la Pascua del Señor, escuchando su palabra y participando en sus sacramentos, con la esperanza cierta de participar también en su triunfo sobre la muerte y de vivir con Él para siempre en Dios.

10. Enseguida el sacerdote bendice el fuego, diciendo con las manos extendidas:

Oremos. Dios nuestro, que por medio de tu Hijo comunicaste a tus fieles el fuego de tu luz, santifica este fuego nuevo y concédenos que, al celebrar estas fiestas pascuales, se encienda en nosotros el deseo de las cosas celestiales, para que podamos llegar con un espíritu renovado a las fiestas de la eterna claridad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

11. Una vez bendecido el fuego nuevo, uno de los ministros lleva el cirio pascual ante el celebrante. Éste, con un punzón, grava una cruz en el cirio. Después, traza sobre él, la letra griega Alfa, y; debajo, la letra Omega; entre los brazos de la cruz traza los cuatro números del año en curso, mientras dice:



1. Cristo ayer y hoy, 


Traza la línea vertical;

2. principio y fin,
traza la línea horizontal;

3. Alfa,
traza la letra alfa, arriba de la línea vertical;

4. y Omega.
traza la letra omega, abajo de la línea vertical;

5. Suyo es el tiempo,
traza el primer número del año en curso, en ángulo superior izquierdo de la cruz;

6. y la eternidad.
traza el segundo número del año, en el ángulo superior derecho;

7. A Él la gloria y el poder
traza el tercer número del año en el ángulo inferior izquierdo;

8. por los siglos de los siglos. Amén.
traza el cuarto número del año en el ángulo inferior derecho.

12. Después de haber trazado la cruz y los demás signos el sacerdote puede incrustar en el cirio cinco granos de incienso, en forma de cruz diciendo al mismo tiempo:

1. Por sus santas llagas

2. gloriosas

3. nos proteja

4. y nos guarde

5. Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

13. Cuando por alguna razón no se puede encender el fuego fuera de la iglesia, el rito se acomoda a las circunstancias. El pueblo se reúne como de costumbre en la iglesia. El celebrante con los ministros, uno de los cuales lleva el cirio pascual, se dirige a la puerta de entrada. El pueblo, en cuanto sea posible, se vuelve hacia el sacerdote.


Hecho el saludo y la monición como se indica en el número 9, enseguida se bendice el fuego y se prepara el cirio como se indica en los números 10-12.

14. El celebrante enciende el cirio pascual con el fuego nuevo, diciendo:

Que la luz de Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y de nuestro espíritu.



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