365 Días con Santa Faustina
Reflexión 33: La Misericordia de la Purificación
Imagina si pudieras ver tu alma como Dios la ve. ¿Qué verías? ¿Cómo podría Dios ver tu alma? Ciertamente Él ve a Su precioso hijo y te mira con el mayor de los amores. Pero Él también ve tu pecado, hasta el más mínimo pecado. Estos pecados, incluso la imperfección más pequeña, deben ser purgados desde adentro por Su amor ardiente. La Misericordia de Dios se vuelve profundamente “dolorosa” de manera espiritual a medida que purifica. Pero esta purificación es necesaria y liberadora. La purificación debe tener lugar ya sea ahora o a través del Purgatorio. Elige ahora la purificación del amor misericordioso de Dios y no te arrepentirás (Ver Diario #36).
Reflexiona hoy sobre el amor de Dios que viene a ti para purificar tu alma de todo pecado, incluso de la más pequeña imperfección que puedas tener. Ved esto como un acto de Misericordia abundante. Estén preparados para sentir el dulce dolor de ser purificados y no huyan de esto. ¡Tu purificación llena el Corazón de nuestro Señor de inmensa alegría!
Señor, ayúdame a ver mi alma como Tú la ves. Ayúdame a dejar que Tu mirada misericordiosa me limpie de todo pecado. En Tu compasión, amado Señor, reemplaza el pecado en mi vida con Tu Misericordia. Y ayúdame a nunca huir de Ti. Jesús, en Ti confío.
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