El título de “Madre de Dios” es ofensivo para algunos cristianos protestantes.
Porque creen que este título eleva a María a un nivel inapropiado, incluso idólatra.
Al nivel de Dios mismo.
También hay una verdadera confusión – incluyendo a los católicos – sobre cómo una criatura finita (María) podría ser la “madre” de un ser eterno.
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“¿María no habría tenido que existir antes que Dios con el fin de ser su madre?”, razonan.
La referencia a María como “Madre de Dios”, sin embargo, no implica que existió desde la eternidad (como Dios) o que ella sea la fuente de la naturaleza divina de Jesús.
La maternidad divina es uno de los 4 dogmas marianos católicos.
LOS DOGMAS QUE ENSEÑA LA IGLESIA
LA INMACULADA CONCEPCIÓN
La Virgen fue preservada inmune de la mancha del pecado original desde el primer instante de su Concepción, por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano.
Esta verdad fue proclamada como Dogma de Fe por el Papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1854, en la Bula Ineffabilis Deus.
LA MATERNIDAD DIVINA
La Virgen María es verdadera Madre de Dios, por haber engendrado por obra del Espíritu Santo y dado a la luz a Jesucristo, no en cuanto a su Naturaleza Divina, sino en cuanto a la Naturaleza humana que había asumido.