jueves, 9 de julio de 2020

El costo del evangelio

Peter Paul Rubens, a través de Wikimedia Commons

Encabezado de Pascua Correo electrónico CDR


Reflexiones Católicas Diarias
¡Mi vida católica!


El costo del evangelio
9 de julio de 2020
Jueves de la decimocuarta semana de
lecturas del tiempo ordinario para hoy

San Agustín Zhao Rong y Compañeros, Mártires: Memorial Opcional

Peter Paul Rubens, a través de Wikimedia Commons

Sin costo que haya recibido; sin costo debes dar. Mateo 10: 8b

¿Cuál es el costo del evangelio? ¿Podemos ponerle un precio? Curiosamente, deberíamos ponerle dos precios. El primer precio es cuánto debería costarnos recibirlo. El segundo precio es cuánto cobramos, por así decir, por dar el Evangelio.

Entonces, ¿cuánto debería costarnos el Evangelio? La respuesta es que tiene un valor infinito. Nunca podríamos pagarlo monetariamente hablando. El evangelio no tiene precio.

En cuanto a cuánto deberíamos "cobrar" por dar el Evangelio a otros, la respuesta es que es gratis. No tenemos derecho a cobrar ni esperar nada para regalar algo que no nos pertenece. El mensaje salvador del Evangelio pertenece a Cristo y Él lo ofrece libremente.

Comencemos con la segunda mitad de la Escritura anterior. “Sin costo debes dar”. Esto nos dice que debemos ofrecer el Evangelio a otros sin cargo. Pero esta acción de dar libremente el Evangelio trae consigo una especie de requisito oculto. La entrega del Evangelio requiere que demos de nosotros mismos. Y eso significa que debemos darnos libremente. ¿Cuál es la justificación para dar todo de nosotros libremente? La justificación es que hemos recibido todo "sin costo".  

El hecho simple es que el Evangelio se trata de un regalo totalmente gratis para nosotros que requiere un regalo totalmente gratuito de nosotros mismos a los demás. El Evangelio es una persona, Jesucristo. Y cuando Él venga y viva en nosotros libremente, debemos convertirnos en un regalo total y gratuito para los demás.

Reflexione, hoy, tanto sobre su completa receptividad al Evangelio como sobre su completa disposición a dar. Que tu comprensión y recepción de este glorioso regalo de Dios te transforme en un regalo para los demás.

Señor, que mi corazón esté abierto para ti de una manera total para que pueda recibirte como el Evangelio viviente. A medida que te recibo, ¿puedo a cambio darte a otros en mi misma persona? Jesús, confío en ti.

No hay comentarios. :

Publicar un comentario