Vino nuevo, odres nuevos
Viernes 3 de septiembre
¡Paz y Bien!
Evangelio
Lucas 5, 33-39
En aquel tiempo, los fariseos y los escribas le preguntaron a Jesús: "¿Por qué los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oración, igual que los discípulos de los fariseos, y los tuyos, en cambio, comen y beben?"
Jesús les contestó: "¿Acaso pueden ustedes obligar a los invitados a una boda a que ayunen, mientras el esposo está con ellos? Vendrá un día en que les quiten al esposo, y entonces sí ayunarán".
Les dijo también una parábola: "Nadie rompe un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque echa a perder el nuevo, y al vestido viejo no le queda el remiendo del nuevo. Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo revienta los odres y entonces el vino se tira y los odres se echan a perder. El vino nuevo hay que echarlo en odres nuevos y así se conservan el vino y los odres. Y nadie, acabando de beber un vino añejo, acepta uno nuevo, pues dice: 'El añejo es mejor' ".
Palabra de Señor
Reflexión
Esta parábola nos enseña el hecho de que el cristiano, una vez que ha decidido vivir de acuerdo al Evangelio, no puede ya tener los mismos patrones de vida, pues, en muchas ocasiones estos serán incompatibles con el mensaje de Jesús. Por ello, hay que cambiar de ambientes, de lecturas, de conversaciones, incluso de amistades. Por otro lado, nos hace ver cómo el cristianismo, visto desde afuera, puede parecer, no solo extraño, sino falto de vida y sabor.
No faltan los comentarios en los que se critica a los cristianos como personas aburridas y sin gozo. Sin embargo, la vida cristiana es el vino añejo, nadie piensa que pueda ser bueno, pero una vez que se prueba no se quiere dejar. Quien ha tenido la experiencia de dejarse llenar por Dios no querrá nunca más experimentar la vaciedad del mundo. Pídele a Jesús que llene tu vida con su amor, ¡no te arrepentirás!
¡Feliz Viernes!
Fr. Arturo Ríos Lara, ofm
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