PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
En la última Cena, después que Jesús lavó los pies a los apóstoles, les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis» (Jn 13,12-15).
Pensamiento franciscano:
De las Admoniciones de san Francisco: «No he venido a ser servido, sino a servir, dice el Señor. Aquellos que han sido constituidos sobre los otros, gloríense de esa prelacía tanto, cuanto si hubiesen sido destinados al oficio de lavar los pies a los hermanos. Y cuanto más se turban por la pérdida de la prelacía que por la pérdida del oficio de lavar los pies, tanto más acumulan en la bolsa para peligro de su alma (cf. Jn 12,6)» (Adm 4).
Orar con la Iglesia:
Presentemos nuestras súplicas al Padre, recordando el momento en que el Verbo de Dios se abajó, se hizo carne y habitó entre nosotros.
-Por la Iglesia santa de Dios: para que reciba en su corazón y en su mente al Verbo divino a ejemplo de María, la Virgen creyente.
-Por todos aquellos a los que todavía no ha sido anunciado el Evangelio: para que Dios les envíe mensajeros de su palabra.
-Por los enfermos y los que sufren por cualquier causa: para que reciban con esperanza el anuncio de la encarnación y cercanía del Hijo de Dios.
-Por todos los creyentes: para que, atentos a la palabra de Dios, estemos siempre decididos a hacer su voluntad.
Oración: Dios Padre nuestro, acuérdate con bondad de tu Iglesia y de cuantos confiamos en la intercesión de aquella que fue anunciada como Madre virginal de tu Hijo Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
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