martes, 28 de agosto de 2018

EN LA MUERTE DE MI HERMANO DÁMASO, SACERDOTE por Miguel

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El 8 de mayo moría, en accidente de tráfico, mi hermano Dámaso, sacerdote de la diócesis de Tortosa (Tarragona). Tenía 47 años, dos menos que yo; de sacerdocio, tenía diez años, que son tres más que yo.

Quiero hoy acercaros varios documentos (fotos, vídeos, textos, enlaces) que os acercarán, u os recordarán, la figura de Dámaso y la huella que ha dejado en tantas personas.

He sollozado a menudo al preparar estos documentos. Me he sorprendido ante la evidencia de la irradiación que ha ejercido -sobre tantos- una vida tan sencilla. Me reafirmo en mi propósito de encomendarme a Dámaso, y para imitarle, uno de los medios puede ser volver a recordarle repasando este artículo.- Miguel


"Temprano madrugó la madrugada, / temprano levantó la muerte el vuelo, / temprano estás rodando por el suelo". Volvía yo a mi casa con toda tranquilidad, y un cuchillo de hielo decidió visitarme las entrañas. Me anunciaban la llamada de mi hermana Elena. Y ella me lo contó con la serenidad que pudo.
Dámaso nació el 15 de junio de 1970, en Barcelona como todos nosotros. Mamá aseguraba que la muerte de papá le afectó más que a los otros. Tuvo, no obstante, una infancia divertida e incluso disparatada; hacia los catorce años, fui culpable de arrastrarlo a la afición por las gamberradas y la rebeldía. Siguió los estudios de bachillerato. Trabajó en diversos puestos. Se convirtió en un animador de lujo en el Español, un club de fútbol de Barcelona.
Llevado de un enorme afán de servicio a la sociedad, se entregó a la actividad política, en calidad -podríamos decir- de voluntario y, por tanto, sin ningún afán de medrar ni figurar. Fue víctima de un desengaño que cristalizó el día en que el presidente de la formación política en que colaboraba le dijo: "Yo soy español antes que católico". Y decidió abandonar la política.
Así las cosas, no extraña que su elevado afán de servicio se canalizara, a partir de un determinado momento, hacia una inclinación por el sacerdocio, bajo la influencia -según contaba- de San Juan Pablo II. Ingresó en el seminario de Barcelona, pasó al de Tortosa, y el 9 de diciembre de 2007 se nos ordenó sacerdote. Fue párroco de Vinebre y de Móra d'Ebre y vicario de Ribarroja d'Ebre, además de pueblos menores en los tres períodos. Desde septiembre de 2017, era vicario de Benicarló, donde estaba especialmente contento por las mayores posibilidades apostólicas que este destino ofrecía.
Hasta el 6 de mayo, había asistido en Roma a una actividad internacional de las Comunidades Neocatecumenales. El 7, a hora tardía, presidía la adoración del Santísimo Sacramento. Debió de acumular sueño. Un 8 de mayo para nosotros aciago, quiso el Señor permitir que un accidente de tráfico pusiese punto final a su trayectoria terrena y mayúscula inicial a la eternidad que pretendía.
Quiero hacer de este artículo memorial un retablo en el que queden engastados los testimonios que poseo. Quien quiera puede ofrecerme otros que tenga. En cualquier caso, si esto queda demasiado extenso, está claro que cualquiera puede decidir lo que quiere leer (o ver) y lo que no. Y, en cualquier caso, nadie negará a Dámaso sus derechos, ni a sus deudos el derecho al homenaje emocionado.
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1. Destaco la siguiente foto, que es la última que queda. Es del 7 de mayo. Dámaso está presidiendo la primera celebración de la adoración eucarística, que se restauraba en Benicarló:
Quiero contar que me emocioné cuando, al verla, nuestro hermano Iñigo comentó automáticamente, con la copla popular (que no es de Santa Teresa):
"Véante mis ojos,
dulce Jesús bueno,
véante mis ojos,
muérame yo luego."
Igualmente, una amiga nos ha escrito que, después de la adoración y de ponerse en el confesonario, "una hora después, Dámaso subía al Facebook la última foto suya, adorando al Santísimo Sacramento (imagen viva que nunca olvidaré). Aún tuvo ánimos esa noche para dejarnos el resumen de su testamento, como diciéndonos: 'Ahí está el Señor. Sólo Él importa...'" (María Lourdes Palau).
2. He aquí las palabras que nuestra hermana Elena leyó en el funeral de Benicarló (17 de mayo):
Los hermanos del Dámaso queremos agradecer la presencia del señor Obispo, del Rector de esta iglesia parroquial de San Bartolomé, de las otras autoridades eclesiásticas y de los sacerdotes, incluido nuestro hermano Miguel. Gracias también a los fieles, familiares y amigos qué ha acudido a rezar por el alma del padre Dámaso.
Tenemos el triste gozo de saber que nuestro hermano, el Padre Dámaso, está en la casa del Padre. Triste, porque ya no volveremos a ver en la tierra a ese querido Dámaso valiente, alegre, trabajador, despistado y, sobre todo, enamorado de Dios. Y un gozo, doloroso, pero gozo al fin y al cabo, porque Dios lo ha acogido en su seno.
Misa Funeral de Mn. Dámaso Ruiz Tintoré
Perdimos a nuestro padre cuando Dámaso contaba con 5 años de edad, y él acusó mucho esa pérdida. Nuestra infancia fue bonita, pero no exenta de dificultades. Nuestra madre se enfrentó sola a la ingente tarea de educar y alimentar a 10 hijos ella sola, y lo hizo con fortaleza y alegría y encomendándose a Dios. “Dios aprieta, pero no ahoga”, decía; y tenía mucha razón.
Dámaso fue un niño inquieto y realmente travieso. Tenía ideas disparatadas, como la de intentar arreglar con celo todo lo que rompía, que no era poco ¡Llegó a intentar arreglar una sandía que se le había roto, pegándola con celo!
De joven, se entregó a defender sus ideales con entusiasmo y perseverancia, y sus ideas disparatadas llegaban a ser útiles entonces.
Aunque sintió pronto la llamada de la vocación, su camino hasta la Ordenación sacerdotal fue muy largo y estuvo plagado de dificultades y renuncias. En aras del sacerdocio dejó atrás familia, amigos, anhelos, sueños y aficiones. Guardaba aún algunos de esos anhelos en su corazón, pero anteponía siempre su ministerio sacerdotal.
Como hermano, siempre se preocupó de nosotros. En momentos cruciales en que otras personas podían estar cuestionando nuestros actos, él jamás se escandalizó. Nos escuchó, nos aconsejó y nos apoyó, pero jamás nos reprochó nada. Todavía lo recuerdo, en un momento especialmente problemático de mi vida, con su alzacuellos, pintando las paredes de mi piso en Barcelona y regresando a Vinebre con el tiempo justo para celebrar la Santa Misa…
Como persona, él conocía sus limitaciones. En el sermón de la misa de celebración de sus diez años de sacerdocio, en esta parroquia de sant Bartomeu, dijo que él tenía, no defectos, sino “desperfectos”. Reconocía con humildad sus “desperfectos” y se esforzaba en superarlos. Por otro lado, tenía una gran habilidad para poner paz allí donde él estuviera, incluso en situaciones de violencia.
Como hombre, soñaba con una España unida y en paz, y sufría por la situación actual de su amada Catalunya. Y, ¿por qué no decirlo?, Dámaso Perico, el Animador de almas, soñaba con que el RCD Español ganara la Liga.
Había sido montañero, y últimamente practicaba el ciclismo. Hizo sus pinitos con el piragüismo y participó en el Concurs de Sirgadors de l’Ebre, en Móra. Explicaba, riéndose de sí mismo, que había tenido el honor de quedar en la última posición.
Como sacerdote, soñaba con que el Reino de Cristo imperara en la tierra. Se entregó con entusiasmo, alegría y pasión a su vocación. Hace poco, en la celebración del Novenario del Cristo del Mar, en esta misma iglesia, dijo: “Cada vez que debo a Cristo en el altar, cada vez que proclamo y predico la Palabra de Dios, cada vez que doy un consejo, oriento a un joven, ayudo a un pobre o visito a un enfermo, son momentazos que llenan mi vida. Vale la pena dedicar la vida a Dios”.
Él nos decía que no conseguía llegar a todo lo que quería hacer. Su actividad pastoral era continua y trabajaba con entrega y sin descanso. Conocéis también sus publicaciones en Facebook y su canal de Youtube “Cura Dámaso”. A través de las redes sociales nos enseñaba a encontrarnos con Dios en cualquier situación: en plena naturaleza, en un galeón, en un circuito de carreras, ante una señal de tráfico o una obra de arte… Ofreció su amistad y su ayuda incondicional a creyentes y no creyentes, y hablaba de todos con ese amor que sólo puede provenir de lo alto.
Sentía una especial predilección por evangelizar a los jóvenes, cuestión que en alguna ocasión le había originado incomprensiones y problemas. En 2016 los jóvenes de Flix celebraron con él su cumpleaños, y él les dijo: “Me gustaría que entre vosotros quedara, más que una huella mía, una huella de Dios”. Dios quiera que entre vosotros, los jóvenes, nazcan vocaciones sacerdotales. Esa sería la mayor alegría para él. Me atrevo a decir que, si eso ocurriera, el día de la ordenación sacerdotal se escucharía desde el cielo una autentica jarana; serían los gritos de alegría de mossèn Dámaso.
Se sentía muy, muy cariñosamente acogido en esta parroquia y estaba entusiasmado con los proyectos que aquí se desarrollan. Pocas horas antes de morir anunció en Facebook que se había restaurado aquí la Adoración Eucarística ¡Adelante con ella!
En el Novenario del Cristo del Mar recordó que Cristo ha vencido a la muerte con estas palabras: “Mirando a Cristo en Cruz, si nos abrimos a su Amor, podemos entender, ya no sólo el sentido de la vida, sino hasta el de la misma muerte”.
Él ha recorrido el Camino, un camino del que nuestros padres seguro que se sienten orgullosos desde el cielo. Él ha llegado al final, a un final que es el Principio. Ahora puede interceder por nosotros. Ahora comparte la Resurrección de Cristo, y por eso decimos, llenos de esperanza:

Gracias sean dadas al Padre,
que nos pasó a su Reino
donde se vive de amor.
¡Aleluya, resucitó!
Gracias.
3. Y estas son las palabras de Felipe en el funeral de Barcelona:
Querido hermano, solo nos queda dirigirte unas palabras de agradecimiento por las muchas cosas buenas que nos has dado. Tu entusiasmo inagotable hasta con las más pequeñas cosas. Tu espontaneidad. Tu alegría. Son tantas cosas que no terminaríamos nunca.
Tú estabas siempre al lado del que lo necesitaba. Recuerdo que hace poco, en mi momento más aciago, cruzaste media Cataluña para estar conmigo y me estuviste escuchando durante cinco horas. Se veía en tu rostro el sueño, pues era tarde y estabas cansado. Aun así, estuviste conmigo, hablándome y mostrando tu incondicional apoyo. Eran Navidades, me sentía solo y desgraciado, pero no me dejaste. Yo soy tu hermano y es fácil hacerlo con un allegado, pero es que lo mismo hacías con todo el mundo. Salías a buscar a la gente de la calle, a hablar con ellos de lo que les inquietase. No te importaba quién fuera. Daba igual, tú los atendías.
También me acuerdo de cuando empezaste con el bombo. Tocábamos Yago, tú y yo con la juvenil, pero tú en seguida empezaste a escaparte dando vueltas por la grada norte de Sarrià. Luego empezaste a ir por todo el estadio, animando a todos. Me acuerdo de que una de tus grandes ilusiones era conseguir provocar una ola que diera una vuelta completa al estadio; nunca lo conseguiste, pero no parabas de intentarlo. Como tú mismo dijiste, pasaste de ser animador deportivo a ser animador de almas. Ahí sí que has provocado una ola, y va a dar la vuelta al mundo; unos amigos míos  que viven en Perú la han visto pasar  por su casa y era un tsunami de amor y de fe. Un gran trabajo el que has hecho. Ya te llaman salvador de almas. (Vas a tener mucho que hacer en el cielo.)
Cuando no llevabas mucho de cura, con tu corta intervención en la asamblea más crispada en la historia del Español,  hablaste con tu habitual simpatía, y con otro de tus juegos de palabras apaciguaste los animos e incluso supiste provocar las risas de aquella concurrencia. Muchos recordaran aquel curil "paz, hermanos".
Una cosa que te caracterizaba eran tus símiles deportivos, que siempre enlazabas con una cosa u otra de nuestra doctrina. En tus sermones siempre había un retazo de modernidad bien entendida.  Un día llegaste a leer una homilía con mi tablet porque no teníamos una impresora disponible. Te adaptadas a los tiempos.
Contabas muy satisfecho el día que te pusiste en las Ramblas [de Barcelona] junto a las alfombras a atender al que se te acercara, y resultó que se te acercó mucha gente. Y mira, tuviste el accidente a la altura de Alcanar. Eran estas cosas las que te caracterizaban. Innovabas en tu apostolado.
Los vídeos cortos de tu canal de Youtube sacaban punta en dos minutos a las cosas más pequeñas, como el cartel del término municipal de Jesús o el de kilómetro cero de una carretra. En el último te embarcaste en la nao Victoria, de Magallanes, y terminabas diciendo: "Y con Cristo resucitado, a la victoria final". Y así ha sido para ti, puesto que ya has zarpado y has ido directo al cielo. Haznos hueco junto a papá y mamá.
Cuando nos dieron la triste noticia, en mitad del desgarrador dolor, solo me venía a la mente una frase que repetías continuamente cuando intentábamos acompasar nuestros horarios con los tuyos en los encuentros familiares: "Por mí no lo hagáis", decías continuamente. "Por mí no sufras", me decías al oído el martes. «Por mi no sufras, yo soy feliz.»
Ahora estás junto a los mejores, entre los luceros, montando guardia.
Como fuiste sencillo y parco, solo puedo despedirme con un lacónico ¡GRACIAS!
Lo que veréis en estos dos vídeos ha dado la vuelta al mundo:
4. Noticia de Radio HM sobre la presencia de Dámaso tras el atentado en las Ramblas de Barcelona:

5. Vídeo publicado por Aciprensa al conocerse la noticia de la muerte. No consigo publicar el vídeo directamente, y os envío a la página de Aciprensa; pinchad aquí:
La imagen puede contener: una o varias personas y personas de pie

6. Un excelente vídeo del amigo común Antonio María Doménech, sacerdote:

7. En un programa de televisión de Canal Plus, se presenta con asombro la transformación de Dámaso:

Benicarló está de luto
Probablemente es una de las últimas fotos, porque me parece que está en Roma en el encuentro del Camino Neocatecumenal.
8. Un vídeo en homenaje presentado por "unos feligreses pericos de Benicarló":

9. Dámaso tenía un canal de vídeos en Youtube (Cura Dámaso), y yo os doy un enlace a ese canal y a continuación os propondré algunos vídeos determinados. Enlazáis pinchando aquí:

Cumpleaños con los jóvenes:

Por buen camino:

Viviendo a todo gas (Dámaso en su más pura esencia):

En Nueva York del Priorat:

¡Vaya laberinto!:

En el novenario del Cristo del Mar, de Benicarló:
10. Un artículo de Manuel Ferrer publicado en 7 Dies Benicarló y en la revista Lince,56 (Asociación Mallols) (Los párrafos finales se añadieron para esta revista):
NO TE VAYAS, MOSÉN DÁMASO
No te vayas, mosén Dámaso, que está anocheciendo. Quédate con nosotros. Y el 8 de mayo oyendo la voz del Amado, en la carretera,  enfilaste tu camino hacia la casa del Padre. Estamos tristes, doloridos,  pero tú estás en la gloria de Dios Padre. Nuestra tristeza se convierte en gozo, en el gozo de Jesucristo a quien tú le entregaste la vida por entero a su servicio.  Diez años de sacerdote, de entrega generosa total de tu corazón. Corazón indiviso.  Muy poco tiempo has vivido entre nosotros en Benicarló, pero cómo has repartido el olor de Cristo, la fragancia del amor en el  día a día dichoso, porque eras todo un regalo al Señor.  Humildad personificada que sabía regalar  el perdón y la paz de Cristo en el confesonario. Niños, mayores, jóvenes disfrutaban en esos momentos donde se mostraban nuestros pecados y se salía contento por haber encontrado de nuevo a Jesús que no se cansa de perdonar, de amar.  Y se salía con ganas de volver. Humildad personificada, divinizada, al celebrar la santa Misa con esmero, con atención, con devoción ofreciendo tus manos, tu corazón, tu inteligencia para que los bienes del cielo llegaran a nuestros corazones sedientos. Humildad personificada para regalar el bálsamo divino a los sufrientes del atentado de Barcelona en las Ramblas. Sí, tú estabas allí porque te lo pedía tu Jesús. Humildad personificada que santificaba a la afición del  Club Deportivo Español al  regalarles paz, concordia, buen humor con múltiples disfraces, y  siempre con la alegría  de sentirse hijo de Dios. Humildad personifica en la celebración de tus 45 años con chavales que quisieron festejar la alegría de la vida. Humildad personificada en decir las cosas claras con la seguridad de que servías honrosamente y con dignidad a Jesús, camino, verdad y vida. Humildad personificada porque siempre tus manos, tu sacerdocio estaban a disposición de todos, a la hora que sea, porque tú no eras tú, sino Jesús y Jesús ya sabemos cómo era. Te dijeron una vez unos jóvenes ¿y si quiero confesarme al terminar la diversión a las 05 de la madrugada?  Tú respuesta no se hizo esperar, porque andabas  ahíto de amores: ¡me levanto y voy a estar con vosotros! Como eras tan cercano, cuando pasabas por el bar y se te metían contigo, tú parabas, les escuchabas, te sentabas con ellos, y les ofrecías tu don sacerdotal  del sacramento de  la confesión.  ¡Y se confesaban!
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No te vayas Mosén Dámaso, quédate con nosotros que anochece. Y al partir el pan, afloraba la belleza y alegría del amor de Dios. No te vayas, Mosén Dámaso, quédate con nosotros que anochece. ¡Cómo te agradecemos tu breve paso por Benicarló! ¡Te queremos, Mosén Dámaso!
  1. Lourdes te dice: Querido Mn. Dámaso: Nunca olvidaremos esta última vigilia contigo ante el Santísimo, la noche antes, a pocas horas de tu partida al Cielo. (se refiere a la del 7 de mayo 2018)
  2. En el Novenario es cuando le agradeciste, alegremente, al Señor Jesús porque te había elegido para el sacerdocio. Y Mosén Carlos el día de la Ascensión dijo que estás con Jesús que subiendo al cielo está sentado a la derecha del Padre.
  3. En el pregón navideño cogiste al Niño para mostrarlo a todo el mundo. El Niño estaba feliz en los brazos de otro niño grande.
  4. En la proclamación de la Navidad ibas tomando contacto con tus nuevos feligreses a quienes amabas con todo tu corazón sacerdotal.
  5. Y en octubre, el mes del Rosario, gozabas acompañando al grupo que anda enamorado de la Señora.
  6. E ibas al encuentro del Señor Resucitado con su Madre el domingo de resurrección, junto a Mosén Carlos. El Sr. Obispo, en tus exequias de Barcelona dijo que el Señor llama a los sacerdotes cuando ya han cumplido su misión. Y nosotros pensamos: ¡sólo en 6 meses has cumplido tu encargo en Benicarló!
  7. Y en la Mare de Deu de la Salut, primer domingo de octubre, te presentaste como nuevo sacerdote de Benicarló con ese grito de enamorados: he venido a serviros.  Y añadimos: ¡qué bien nos has servido!
11. Mi querido hermano -tan consciente de la trascendencia de las redes sociales para la evangelización en nuestros días- tenía también una página de FacebookEn ella aparecen, junto a sus muchas publicaciones, los testimonios de cariño de muchas personas, sobre todo desde los días de su muerte. La he enlazado a esta foto:
Foto del perfil de Dámaso Ruiz Tintoré, La imagen puede contener: una persona, de pie

12. Un artículo de Paco Caballero (buen amigo), aparecido en Trocha, 193 (junio), de Veteranos OJE Cataluña:
DÁMASO: OTRA VEZ LAS CINCO ROSAS
A nuestro camarada veterano de la OJE, P. Dámaso RUIZ TINTORÉ, fallecido en acto de servicio a la Iglesia de Cristo el día 8 de mayo
Fue un día de mayo, justo empezaba a reír la primavera, cuando nuestro camarada Dámaso emprendió su definitiva marcha. Él, que tantas veces había cargado su mochila para recorrer las tierras de España, para llenarse de amor al prójimo, ya estaba avezado en estas lides. Toda su vida fue darse, sembrar alegría… y, sobre todo, pasión por las cosas del alma. Nuestro Pater, camarada veterano de la OJE, murió como a él le hubiese gustado: en acto de servicio, con la ilusión encendida…; lo que le convierte en un Caído de las huestes de Cristo.
Nadie que le conociera podía extrañarse de que en el acto del sepelio de nuestro camarada, durante la ceremonia religiosa, luciesen sobre su féretro los tres símbolos que formaban el basamento de su vida: el crucifijo cristiano, la bandera de España y las cinco rosas rojas, gritonas, exultantes, desinhibidas, que proclamaban claramente quién era y cómo pensaba nuestro Dámaso. Esas flores tenían que ser necesariamente rojas, símbolo del amor apasionado, del amor verdadero, porque dicen de la pasión de nuestro Pater por su fe religiosa, por una España mejor, por sus hermanos en Cristo… No, no fue una casualidad el que aparecieran esas rosas sobre el féretro. Cuando José Antonio compuso aquel verso que dice: Traerán prendidas cinco rosas las flechas de mi haz,estaba diciendo que esas flores, en su lenguaje específico, simbolizaban la pasión y ese amor que había que poner en las cosas de la Patria; elementos esenciales asumidos para conformar lo que nosotros llamamos Estilo, es decir, un modo de ser.
Por eso, necesariamente, tenían que ser estas flores y no otras las que adornasen el emotivo acto religioso. Porque esas son las rosas simbólicas que siempre llevó en su corazón Dámaso, impregnadas de bondad, ilusión, voluntad y afán de servicio, cosas que interiorizó de las enseñanzas recibidas de sus padres y de sus vivencias infantiles y juveniles en el seno de la OJE.
Desde estas humildes páginas, en el gran silencio del bosque, elevamos la oración campamental que termina con un escueto y sonoro ¡¡PRESENTE!!
F. Caballero L.

13. Artículo de Pablo J. Ginés en Religión en Libertad (9 de mayo):
MUERE EN ACCIDENTE DÁMASO PERICO, EL POPULAR CURA DEL ESPANYOL, EVANGELIZADOR INCANSABLE Y EN SALIDA
¿Qué es un "cura en salida", un pastor "con olor a oveja", un sacerdote que no tiene miedo a salir y accidentarse, como tantas veces ha pedido el Papa Francisco?
Es, por ejemplo, Dámaso Ruiz Tintoré, alias "Dámaso Perico", el "Cura del Espanyol", que ha muerto de accidente de carretera en la mañana de este martes 8 de mayo, en la N340 en Alcanar (Tarragona). Le faltaba poco para cumplir 47 años. Los bomberos lo rescataron del coche deformado y destrozado y lo llevaron al Hospital Juan XXIII, en Tarragona. Murió allí, en el quirófano.
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Fue párroco rural de la diócesis de Tortosa y pastoreó diversas parroquias y pueblos: Móra d'Ebre, Tivissa, Vinebre, La Torre de l'Espanyol (guiño más que divertido) y Riba-roja. Como tantos párrocos rurales, estaba "en salida", con bastantes kilómetros de carretera cada semana.
Siempre en camino
Desde hace unos meses, era vicario en Benicarló (Castellón), en la parroquia de Sant Bartomeu (San Bartolomé). En teoría, ya no necesitaba hacer tanta carretera. Pero él no paraba: quería llegar a muchos sitios y mucha gente. Estuvo el fin de semana en Roma acompañando a los jóvenes neocatecumenales de su parroquia que celebraban los 50 años de esta realidad eclesial. Estaba apoyando el encuentro juvenil anual del Aplec de l'Esperit, que este año era en la diócesis de Tortosa. Y quería ir al encuentro de curas jóvenes en Tiana: fue en ruta hacia esa cita cuando se accidentó.
La última foto que tenemos de él es en la adoración eucarística del lunes que -como anunciaba satisfecho- acababa de recuperar la Renovación Carismática de Benicarló. En Facebook escribe el sacerdote Bruno Bérchez Cagigal, responsable de juventud de la diócesis de Barcelona: "¡Woww, Dámaso! Qué increíble tu última foto. Mirando al Señor. Ahora ya lo ves cara a cara. Un abrazo fuerte, hermano. Un gran cura con un gran corazón".
Con el bombo y disfrazado, animando
En los años 80 y 90, el joven Dámaso acudía al campo del R.C.D. Espanyol en Sarriá con un bombo para animar a su equipo de fútbol con pasión. Tenía un acuerdo con una tienda de disfraces y en partidos importantes le prestaban trajes estrambóticos de romano, de gorila, de astronauta o de guardia urbano ("¡anime usted al equipo o le pondré una multa!", bromeaba).
En el fútbol, un ambiente a veces propenso a la agresividad o la violencia, él era un ejemplo de caballerosidad y buen humor, que animaba siempre a la camaradería entre las peñas, los aficionados y también con los rivales.
Ya entonces era un católico firme que colaboraba con Jóvenes Provida en Barcelona. Después, en 1996, anunció que "aunque es una decisión difícil", dejaba el mundo del fútbol para entrar en el seminario y ser sacerdote. Se centró en sus estudios, fue ordenado y ya como sacerdote se volcó en hacer lo que había hecho como aficionado: estar con la gente, escuchar y acompañar, hacerse el encontradizo y procurar llegar, siempre con humor y una gran sonrisa, a cuanta más gente mejor.
De animar la grada a animar las almas
El día de su ordenación como sacerdote se puso la bufanda del Espanyol después de la celebración. “En Sarrià me teníais como animador de la grada. En esta nueva etapa me tenéis como animador de almas", dijo a los cientos de aficionados del Espanyol que acudieron a su ordenación sacerdotal.
Siempre llevaba su alzacuellos y, muy a menudo, también una bufanda del Espanyol: nunca escondía sus dos mayores pasiones.
Tenía otras. Por ejemplo, su familia: padrino de sus sobrinas, le encantaba posar con ellas y la típica mona de Pascua de chocolate que regalan los padrinos en Cataluña.
Otra pasión era comunicar. Como explicó a ReL en cierta ocasión, "antes de cura, quise ser periodista, y algo queda..." Quería comunicar más y mejor, y ahora contaba con Internet para ello.
Aprendiendo el youtubeo
En junio de 2017 explicaba: "Estoy entrando en el youtubeo". Autodidacta y artesanal, hacía vídeos muy cortos, de medio minuto, muy espontáneos, con reflexiones muy directas. Por ejemplo, ante un circuito de Fórmula 1, decía: "A veces vamos corriendo sin parar, pero, mira, ahí están los boxes; también hay que pararse en la vida, ir a boxes, retirarse y pensar, reflexionar".
Era un apasionado de la Nueva Evangelización desde que acudió al encuentro de Manresa de 2012. En pueblos pequeños o medianos no siempre había margen para hacer muchas cosas novedosas. Allí se volcaba en estar con los jóvenes, incluso los que no se pasaban por la iglesia o los que se reían de la fe: tenía a muchos en Whatsapp, en Twitter, en Facebook, o hablaba con ellos en persona en peñas futbolistas o encuentros de pueblo.
Era muy bueno expresando desacuerdo sin acritud y tenía una paciencia infinita en las redes: el "troll" de internet más tenaz era incapaz de sacarle una mala expresión.
Nueva evangelización incansable
Cuando Dámaso llegó a Benicarló, una población algo más grande, quiso fomentar las adoraciones "Nightfever" en las redes, las Catequesis neocatecumenales, el 7 Semanas carismático, actividades en la calle, presencia en encuentros...
Era lector asiduo de ReligionEnLibertad y reenviaba muchas de nuestra noticias. "Me ha impresionado este testimonio que habéis publicado", nos escribió una vez refiriéndose a la conversión de la periodista Milly Gualteroni. "Se lo he pasado a Pilar Rahola y algún periodista más", nos dijo.
Estaba atento a la actualidad de la Iglesia, sin entrar en polémicas. También seguía la actualidad social y futbolística. Cuando murió el famoso futbolistaQuini, hace unos meses, destacó en las redes: "Tenía un corazón tan grande que no le costó perdonar a sus secuestradores".
También comentaba el caso del bebé Alfie Evans, las polémicas por las leyes LGTB [debió decir homosexualistas], aspectos provida.
Nunca quiso ser políticamente correcto: combinaba el respeto, el buen humor y la valentía.
En una Cataluña amenazada de división y fractura social por el procésindependentista, se mantenía estrictamente neutral en el debate político, siempre con la intención de ser pastor de todos.
En Las Ramblas tras los atentados yihadistas
Un momento especial, triste y hermoso a la vez, fue el tiempo que pasó confesando con estola en Las Ramblas de Barcelona tras los atentados yihadistas de agosto de 2017. ReL lo explicó aquí con detalle. Se colocó una estola morada y se sentó en una parada de autobús. Tal y como el mismo Dámaso cuenta en su Facebook, “un joven me pidió que bendijera el lugar ‘para que no vuelva el mal’. Así lo hice”. [...] Ya al final del recorrido mortal de la furgoneta, en Liceo, se sentó. Y entonces una señora inglesa luterana le abrazó emocionada, a lo que este sacerdote le respondió con un “God bless you" (Dios le bendiga).
Es un signo más de la pasión que animaba a este sacerdote plenamente ortodoxo, evangelizador, defensor de la vida y la familia, atento a los necesitados, apasionado de Internet y del fútbol... Un sacerdote en salida. Y accidentado, como pide el Papa Francisco.
14. Artículo aparecido en el blog relicoromines (enlazáis aquí): 
Hace unos meses llegó a nuestra ciudad de Benicarló un nuevo sacerdote. Destinado como vicario en la parroquia de San Bartolomé, en poco tiempo ha logrado ganarse el corazón de mucha gente... ¿Por qué?
- Por su sencillez
- Por su estilo directo en el trato con la gente,
- Por intentar aprenderse los nombres de cada uno, aunque se le olvidaran enseguida
- Por sus ideas claras y directas
- Por su interés por acercarse a los jóvenes
- Por su actividad en las redes sociales (Facebook, Twitter, WhatsApp, Instagram... e incluso como youtuber)
- ...
Pero el día 8 de mayo, de buena mañana, su coche se salió de la carreterá y volcó... ¡¡¡Qué triste...!!!
Eso sí, basta mirar en su página de facebook para saber dónde tenía puesto su corazón...
Esta segunda foto es la última que él mismo subió a las redes sociales justo unas horas antes del accidente.
Mucha gente de Benicarló y de otros pueblos de Tarragona donde ha estado trabajando los últimos años se ha quedado impactada por su muerte repentina, a sus 47 años. Curiosamente, también le están homenajeando muchos periódicos, católicos y también deportivos de Cataluña (porque entre otras cosas era apasionado y activo hincha del RCD Español ).
También su página de facebook tiene en esta época una curiosa foto de presentación: Jesús resucitado que sale al encuentro, desde el sepulcro... En este día -que podemos sentir con tristeza- también nos deja testimonio de su ESPERANZA...
Recemos por él... y con él.

15. Artículo de Jorge Soley en Voz Perica, del 9 de mayo (enlazáis aquí):
EN LA MUERTE DE MI GRAN AMIGO DÁMASO
Jorge Soley se despide de su amigo, un perico que repartió el bien y amó al Espanyol
La noticia del fallecimiento de Dámaso Ruiz Tintoré, nuestro querido Dámaso Perico, me ha llegado cuando estaba en Madrid, a punto de coger el AVE de regreso a Barcelona. Una llamada de mi mujer que ha sido como un directo a la mandíbula. Mi primera reacción ha sido de incredulidad: ¿quién te lo ha dicho? ¿estás segura? Por desgracia estaba en lo cierto.
Escribo pues estas líneas desde mi asiento en el coche 7 del AVE, profundamente emocionado por la pérdida de un gran amigo. Aumenta el impacto el hecho de que hablé con él hace pocos días. Yo quería hacerle una entrevista, quería que nos explicara su vida, cómo vivía su amor a nuestro club y su amor a Dios y al prójimo, o sea, a cualquiera que se cruzara en su vida. Yo quería hacer la entrevista cara a cara, pero no encontrábamos el día. Primero fueron sus ejercicios espirituales, luego un viaje mío, luego… habíamos hablado y finalmente acordamos que le llamaría un día de estos y haríamos la entrevista por teléfono. Estos días había acabado de escribir las preguntas que pensaba formularle… y ahora tendré que esperar a encontrarnos en el Cielo para rememorar tantos recuerdos, tantos afectos, tantas ilusiones.
No me resulta fácil escribir cosas agradables de Dámaso (porque era decir su nombre y todos sabíamos a quién nos referíamos, no hacía falta ningún añadido) ahora que sobre todo siento una profunda pena por su prematura partida. Pero creo que a él no le habría gustado que nos regodeásemos en la pena: compartimos una fe que nos dice que la muerte no es el final, sino un nacer a una vida más plena. Así que intentaré dar unas breves pinceladas sobre una de las personas con el corazón más grande que he tenido la suerte de conocer.
Conocí a Dámaso hace ya bastantes años, por los años 80. Le recuerdo en Sarriá, dando la vuelta al campo con la variada gama de disfraces que le suministraban en La Pimpinela Escarlata y su aguerrido bombo. He visto una foto suya que ha corrido esta tarde por redes sociales disfrazado de romano; pero yo no puedo olvidar aquel disfraz de gorila, tan realista que hasta asustaba a los niños pequeños… hasta que Dámaso se tomaba un respiro, se quitaba la cabeza de gorila y aparecía, feliz y sudado, con su enorme sonrisa. También nos encontramos en Jóvenes Pro Vida y en mil lugares a los que su generosidad sin límites le llevaba. Recuerdo también alguna visita a su casa, junto al Turó Park, donde practicaban el tiro al arco por el pasillo y Dámaso ponía a todo trapo su radiocasete desde su balcón, de modo que al acercarte a su domicilio ya sabías que estabas entrando en “territorio Dámaso”. Recuerdo también aventuras, ideas peregrinas, correrías nocturnas… porque Dámaso era singular y junto a él podía ocurrir cualquier cosa. Pero ante todo, ya lo he dicho antes, recuerdo muy bien lo que era tan característico de su personalidad: su enorme corazón, su inocencia, su bondad, su sonrisa, y también sus fuertes convicciones y su entrega total.
Resultado de imagen de Dámaso Ruiz Tintoré
Así que tampoco me extrañé mucho cuando inició su camino hacia el sacerdocio: ¡qué grande fue su primera misa en Barcelona, en San Gregorio taumaturgo! Allí nos reunimos lo más granado del Gol Sur, gente de todo tipo unidos por el amor al Español y a nuestro queridísimo Dámaso. Luego, ya como sacerdote en esas tierras a caballo entre Tarragona y Castellón (uno de sus pueblos se llamaba, guiño de la Providencia, La Torre de l’Espanyol). En todos esos lugares Dámaso dejó un reguero de bondad y entrega, de amor y disponibilidad, que, estoy seguro, hizo más feliz a todos los que le rodeaban y les acercó un poco más a Dios. ¿Cómo no acordarse de su gesto, el pasado verano, en las Ramblas, rezando y llevando esperanza y perdón a quienes habían sido golpeados por el terrorismo islamista?
Y siempre, siempre, llevando a su querido, a nuestro amado Espanyol, allá adonde su generosidad guiara sus pasos. No soy muy partidario de canonizaciones súbitas, pero no tengo ninguna duda de que Dámaso es de los que han subido con un cohete a encontrarse con Aquel a quien había entregado su vida y a quien veía en el rostro de aquellos a quienes ayudaba sin desmayo. Rezaremos por él, claro, y por el consuelo para todos sus hermanos y seres queridos, pero sobre todo le pediremos que, ahora que está junto a quien mueve realmente los hilos, nos eche una mano: a nuestro club, al que no le vendrá nada mal cualquier tipo de ayuda, y a nosotros, para que lleguemos a reunirnos todos con él en el cielo. Seguro que nos recibirá con una enorme bandera blanquiazul, su bombo y esa sonrisa tan característica que habrá conseguido ablandar el corazón de San Pedro para que abra las puertas del cielo y, distraído por el tronar del bombo, deje entrar a todo perico que lo desee (especialmente a tantos amigos del Gol Sur por quienes Dámaso tanto ha rezado).
Gracias, Dámaso, por tanto como nos has dado, y gracias a Dios por el regalo que nos ha hecho al meter a Dámaso en nuestras vidas.
Aparecen algunos comentarios, y copio aquí el de nuestro hermano Felipe y el de la amiga María Lourdes Fuster:
Felipe
Gracias por semejante panegírico, cuántas veces nos hablaba de vuestras correrías, cuántas veces le dijimos que su forma de hacer según y qué cosas no parecía a priori la más correcta. Ayer Eulogio y yo estuvimos en una misa con gente de su entorno y tuvimos la ocasión de descubrir que su espontaneidad, su desparpajo, y hasta el ultimo de sus gestos e incluso sus chistes malos fueron simiente para sembrar en tantos corazones como sembró.
Una labor corta pero intensa, recemos para que esas simientes den mucho, muchísimo fruto.
María Lourdes Palau
Sí, Dámaso, todo lo que digamos de ti se queda corto: eras todo corazón y hacías tuyas nuestras penas y preocupaciones, como si nunca tuvieras cansancio y como si no hubiera nadie más en el mundo que nosotros y nuestra pena.
Si no tuve ocasión de agradecértelo sinceramente, lo hago ahora.
Ahora nos estamos enterando de que eran muchísimas personas las que de la misma manera que nosotros se sentían consolados por ti y se acercaban más y más a Dios.
No te olvides de tantos planes que tenías de Nueva Evangelización.
No te olvides de tantos a los que amaste y serviste de parte de Jesús (eras de verdad, otro Cristo), y sabiendo que se lo hacías, también, a Él.
No dudo que ya estás a su lado, el Amor de tu vida, y por el que renunciaste a "tanto" para ganar TODO. Cierro los ojos y te recuerdo e imagino ahora con tu inocente mirada y tu sonrisa franca, ahora ya plenamente, total, inmensamente feliz. ¡Te lo mereces! A Dios nadie le gana en generosidad y no ha querido esperar más a darte el premio merecido, y más.
Ven a buscarnos cuando también nosotros pasemos a la otra orilla.
Nunca te olvidaremos. Siempre te llevaremos en nuestro corazón con profundo agradecimiento.
Gracias, Señor, por el regalo que nos hiciste al regalarnos a Mn. Dámaso.
¡Hasta pronto, buen amigo sacerdote! ¡Hasta siempre!
Y yo doy las gracias al Español, que se ha mostrado atento y muy cercano, e incluso emitió en el estadio, durante un partido, unos minutos de homenaje a Dámaso, y nos invitó a acudir a ese partido. Fueron varios hermanos.
Dámaso Perico: de animador de Sarrià a “animador de almas”
16. Quiero copiar lo que un amigo de Dámaso, que iba a recibir la ordenación, escribió ante la noticia de la muerte:
Somos como Elías y Eliseo. Yo le pido que él me deje también parte de su espíritu para continuar en la entrega sacerdotal a todos los que Dios ponga en mi camino.
(Podéis ver el libro Segundo de los Reyes, cap. 2, versículos 9-12.)
Y su madre decía:
Ha sido para todos la imagen viva de Jesús.
17. Por mi parte, he compuesto (o cometido) un poema que espero que me soportaréis con paciencia:
EN LA MUERTE DE MI HERMANO DÁMASO

"¡Oh muerte, muerta seas, mala e malandante!"
(Arcipreste de Hita).
yo
La muerte te sorbió en la noche aquella,
grávida de presagios y guadañas.
Con la amapola ardida de tu sangre,
el amor de tu sangre proclamabas.
Y enarbolabas paces, sangres, pétalos
contra las guerras de las paces falsas.
¡La noche, los terrores, los conjuros,
en emboscada cuando tú avanzabas!

Y era mala la muerte,
y te mató sin explicarte nada,
sin preguntarte, sin que nos dijeras
que te ibas ya, sin que nos abrazaras.
Y, una vez más izando el rostro, fuiste,
una vez más silbando una tonada
-profeta de las paces verdaderas
de los hombres con Dios y con sus almas-,
al augural rincón definitivo,
sin faltar a tu cita con la Parca.
Quiero gritar que la de la guadaña
atacar, sacudir, heno, sí, maltrato,
bebiendo, furibunda, sangre humana,
bebiendo sangre en calaveras calvas,
exhibiendo, feroz, pavores nuestros.
Pero no morirá nuestra esperanza
ya nunca más. En Cristo mismo estamos.
No alcanzará a Jesús otra guadaña;
Él dio muerte a la muerte con su muerte,
y Dámaso a Jesús nos anunciaba.
Alzad a la esperanza vuestras frentes:
desde la gloria, Cristo nos reclama.
Dámaso está ondeando una bandera
como un certificado de esperanza.
II
Serás en ríos de ángeles y rosas
turbión en marcha, en olas desatado.
Te llevarán a donde se derrama
por laderas de luz el tiempo arcano.
Te espera el cosmos: vete con él, Dámaso.
Harás la ronda eterna de los barrios.
Demuestra que eres capitán valiente
y domesticas a los vientos rápidos.
Abraza a las estrellas y a los ángeles,
y a la mar, y a las cumbres, los barrancos,
y a los peces, las flores, los lugares,
los violines en pena derramados.
III
Envío
Capitán has de ser -te mando el bombo-
de futboleros ángeles y santos.
Vendrás de capitán de una tormenta
algún día lejano,
a visitar los tuyos con un rayo
por mascota en la mano.
Canción, sal al encuentro
de quien se ha ido, nuestro hermano Dámaso.
¡Nosotros no podemos, con un celo,
cual sandía, pegarlo!;
Otro hay que no usa celo,
pero puede -y querrá- resucitarlo.

Al acabar, se impone dar las gracias a todos los que en estos meses nos habéis apoyado con vuestro cariño; a quienes habéis querido y ayudado a Dámaso; a los autores de todos los testimonios que he reproducido y de tantos otros más.
A mis hermanos, ahora ocho, les doy las gracias de una manera especialísima, y les ofrezco mi cariño y mi lealtad. Y cuando no esté suficientemente atento..., que me lo hagan saber. Ellos son:
¡Álvaro!
¡Gonzalo!
¡Gadea!
¡Elena!
¡Iñigo!
¡Yago!
¡Eulogio!
¡Felipe!
Por lo demás, quiero invitar a todos a que, como homenaje a Dámaso, dejéis unas palabritas en los comentarios a este artículo. Podéis decir lo que queráis.

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