domingo, 1 de julio de 2018

El doctor que estudiaba sin luz: Ramón Tallaj, el alma de SOMOS



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De estudiar sin electricidad a irradiar luz para miles de personas: así es la vida del doctor Ramón Tallaj, un determinado médico que dejó -no sin pesar- la República Dominicana para instalarse en Nueva York.
La fe mueve montañas, y su vida es un reflejo de la perseverancia de alguien que ha creído en el potencial que tenía, en la fuerza de su familia y en su talento al servicio de la comunidad. El doctor Tallaj sabe calibrar y no ejerce falsa modestia: es consciente de que tiene un don y una responsabilidad.
Tras estudios y sacrificios, cuando ya su carrera estaba en un momento álgido en su país e iba a ser ministro de salud en la República Dominicana, el cardenal de Nueva York le llamó para servir a los necesitados de asistencia médica. 

Ahora ha creado en Nueva York la red de médicos, SOMOS Community Care, https://somoscommunitycare.org/ que ofrecen asistencia sanitaria personal y de calidad a miles de personas.
Todo comenzó con la muerte de su primita
“Tenía una prima de 8 años que en paz descanse, falleció de una leucemia. Viví eso, quería subsanarlo, Vi lo difícil que era para esa gente, yo vivía entonces con mi tío”, recuerda. La vocación de doctor le acompaña desde entonces.
El esfuerzo tiene recompensa
Este médico al frente de Somos evoca “las cosas que tuve que pasar” pero lo hace con realismo y orgullo: “No había electricidad en mi país, tenía que estudiar muchas veces con vela o esperar la luz del día”. Como él mismo reconoce, estos esfuerzos “pagaron sus frutos después”.
El ejemplo de su tío y su padre le han inspirado siempre. “Siempre decía que sería el primero, que tendría una casa, un carro, una familia, que iba a viajar el mundo”. Tenía ambición y tenacidad. “Si lo vamos a hacer, vamos a ser los mejores y los primeros”, le decían en casa. Así se formó y así ha tirado adelante su carrera, no sólo como médico sino como benefactor y como manager de esta red de doctores que ha conseguido unir esfuerzos para dotar de atención primaria a miles de latinoamericanos en Nueva York, especialmente dominicanos. Somos es el punto de referencia para la medicina primaria especialmente en Bronx, Queens, Manhattan y Brooklyn.
Infancia sin privilegios
El doctor Tallaj tiene muy presente su infancia, y recuerda cuando sólo tenía dos pantalones: “Uno no olvida la carencia con la que uno vivió: “”Tenía dos pantalones, y si me caía jugando a pelota, -era muy deportista- se me rompía y mi madre tenía que ponerle dos parches del mismo color en los dos lados para que no se notara”.
De estas penurias a gestionar dos mil quinientos médicos y a ejercer labor humanitaria. Uno podría acostumbrarse a la vida solucionada, pero no es el caso del doctor Tallaj: ”El ejemplo que no he querido emular es cuando veo que las personas cuando suben a cierto nivel desaparecen: no son asequibles, tienen guardaespaldas y tienen intermediarios: son personas que ya no se ven”. Él es asequible en el barrio, en las comunicaciones, en “los mismos restaurantes de nuestra gente”, porque cree en la cercanía y evita el aislamiento de los potentes.
Hay que ayudar
Junto a otros médicos creen que “hay que ayudar y ver que las cosas cambien allá (en República Dominicana, en Haití, en Puerto Rico) para la gente que quedaron detrás”.
“Lo que soy hoy es el producto de haberme graduado, y este resultado tiene que ver que en ese país con los recursos escasos que son. No olvido que yo tuve el privilegio de graduarme como médico. Por lo tanto, crear ese privilegio para otras personas es importante”. Es por esto que parte de sus recursos van a formar jóvenes para que estudien medicina.
“Siempre una parte la dedicamos a hacer algo con la gente que no la tiene llevando recursos a profesionales y médicos”, añade. 
Cerebro joven
El doctor Tallaj tiene ahora 5 nietos pero su cerebro, asegura, “se mantiene igual de joven, quiero llegar a hacer tantas cosas en el trabajo como médico, como ser humano, desarrollando proyectos nuevos con altruismo”.
Cuando se le pregunta por la fe, le brillan los ojos. El doctor Tallaj es un hombre de fe en las personas, en sí mismo..., pero sobre todo en Dios. Esta es su máxima: “Deposite en él todas las preocupaciones, puesto que Él cuida de ustedes”.


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