viernes, 27 de abril de 2018

SALUTACIONES A LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LA EXPECTACIÓN

Escrito por servcathispano en Uncategorized
SALUTACIONES A LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LA EXPECTACIÓN. 
También conocida como la Virgen de la Dulce Espera, la Virgen de la O, y la Virgen de la Esperanza. Mas la historia de la Fiesta de la Expectación del Parto de la Santísima Virgen (18 de diciembre) extractado del libro “Año Litúrgico”  de Dom Próspero Guéranger, O.S.B.

V. Dignare me laudare te, Virgo sacrata.
(Dígnate que te alabe, oh Virgen sagrada)
R. Da mihi virtutem contra hostes tuos.
(Dame fuerza contra tus enemigos)

† In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. Amen.
(En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.)

IQUEM terra, pontus, aethera
colunt, adorant, praedicant,
trinam regentem machinam
claustrum Mariae baiulat.


(Al que tierra, mar y cielo
Proclaman, honran y adoran,
A la Trinidad que todo rige
Lleva María en su seno)

Os saludamos, oh Virgen de la Expectación, por el primer mes de vuestra divina gestación y os pedimos la gracia de que, así como os sometisteis de buen grado a la voluntad de Dios y fuisteis dócil a sus planes en la Encarnación del Verbo, así también seamos fieles a la vocación a la que cada uno de nosotros es llamado. Avemaría.

Os saludamos, oh Virgen de la Expectación, por el segundo mes de vuestra divina gestación y os pedimos la gracia de que, así como al saludar a vuestra prima Isabel fuisteis el vehículo de la santificación de san Juan en el seno de su madre, así también nosotros ejerzamos las obras de misericordia espirituales con el prójimo y, mostrándole a Cristo en nuestras palabras y obras, le ayudemos a su salvación. Avemaría.

Os saludamos, oh Virgen de la Expectación, por el tercer mes de vuestra divina gestación y os pedimos la gracia de que así como, movida de exquisita caridad, socorristeis a vuestra prima Santa Isabel hasta el nacimiento de su hijo, así también nosotros ejerzamos las obras de misericordia corporales con el prójimo. Avemaría.

IICui Luna, Sol, et omnia
deserviunt per tempora,
perfusa caeli gratia,
gestant Puellae viscera.

(Al que el Sol, la Luna y todo
Obedecen por los siglos,
Las entrañas de la Virgen
Agraciada lo contienen.)
Os saludamos, oh Virgen de la Expectación, por el cuarto mes de vuestra divina gestación y os pedimos la gracia de que así como san José, hallándoos encinta y asaltado por las dudas, siendo varón justo, no quiso libraros a la pública vergüenza, así nosotros desterremos todo juicio temerario de nuestras mentes y toda detracción contra el prójimo de nuestros labios. Avemaría.
Os saludamos, oh Virgen de la Expectación, por el quinto mes de vuestra divina gestación y os pedimos la gracia de que así como san José fue tranquilizado por el ángel de parte de Dios y os recibió en su casa y adoptó al fruto bendito de vuestro vientre, así también nosotros obedezcamos a las divinas inspiraciones para que nuestros corazones sean digna morada vuestra y de Jesús. Avemaría.
Os saludamos, oh Virgen de la Expectación, por el sexto mes de vuestra divina gestación y os pedimos la gracia de que así como tuvisteis la dicha de que vuestra madre santa Ana os asistiera diligente mientras esperabais el nacimiento de su nieto Jesús, así también nosotros sepamos corresponder a los desvelos de nuestros mayores cuando dependíamos de ellos y no los abandonemos en sus necesidades. Avemaría.
IIIBeata Mater, munere,
cuius supernus Artifex,
mundum pugillo continens,
ventris sub arca clausus est.
(Madre dichosa de Aquel
Que, sumo Autor, conteniendo
Todo el mundo en un pellizco,
En tu vientre se ha encerrado).

Os saludamos, oh Virgen de la Expectación, por el séptimo mes de vuestra divina gestación y os pedimos la gracia de que así como os gozasteis en vuestra dulce espera y suspirabais por ver al Hijo tan deseado que Dios os dio, así también las mujeres que han de ser madres acepten, deseen y reciban a los hijos que el Señor quiera darles y nunca cometan el crimen horrendo del aborto. Avemaría.
Os saludamos, oh Virgen de la Expectación, por el octavo mes de vuestra divina gestación y os pedimos la gracia de que así como fue ocultado al demonio el misterio de vuestra Divina Maternidad y de nuestra Redención, así también nosotros merezcamos hallar seguro asilo bajo vuestro santo manto y nos veamos libres de las asechanzas y tentaciones diabólicas. Avemaría.
Os saludamos, oh Virgen de la Expectación, por el noveno mes de vuestra divina gestación y os pedimos la gracia de que así como, a punto de dar a luz, tuvisteis que partir con san José para Belén por el edicto de empadronamiento de César Augusto, así también nosotros emprendamos la peregrinación de esta vida llevando siempre a Jesús con nosotros para que merezcamos ver inscritos nuestros nombres en el Libro de la Vida. Avemaría.
HYMNVS
Virgo Dei Genitrix, quem totus non capit orbis:
In tua se clausit viscera factus homo.
Vera fides Geniti purgavit crimina mundi,
Et tibi virginitas inviolata manet.
Te matrem pietatis, opem te clamitat orbis:
Subvenias famulis, O benedicta, tuis.
Gloria magna Patri, compar sit gloria Nato,
Spiritui Sancto gloria magna Deo.
Amen.
(Oh Virgen, Madre de Dios, Aquel al que todo el universo no puede contener,
en tus entrañas se ha encerrado haciéndose hombre.
La fe verdadera del engendrado ha purgado los crímenes del mundo
Mientras te ha conservado virginidad intacta.
A Ti, Madre de piedad, su ayuda te proclama el universo:
Auxilia, oh bendita, a tus siervos.
Gran gloria sea dada al Padre y del mismo modo al Hijo
Y gran gloria a Dios Espíritu Santo. Amén.)
V. Ecce concipiet et pariet Filium.
(He aquí que concebirá y dará a luz un Hijo.)
R. Et vocabit nomen ejus Jesum.
(Y le pondrá por nombre Jesús.)
Oremus. Deus, qui de beatae Mariae Virginis utero Verbum tuum, Angelo nuntiante, carnem suscipere voluisti: praesta supplicibus tuis; ut, qui vere eam Genetricem Dei credimus, eius apud te intercessionibus adiuvemur. Per eumdem Christum Dominum nostrum. R. Amen.
(Oremos. Oh Dios, que quisiste que, al anuncio del Ángel, tu Verbo se encarnase en el seno de la Bienaventurada Virgen María: suplicámoste hagas que, los que creemos que Ella es verdaderamente Madre de Dios, seamos ayudados ante Ti por su intercesión. Por el mismo Cristo Nuestro Señor. R. Amén.)
V. Nos cum prole pia.
(Con su divina prole pía.)
R. Benedicat Virgo María.
(Nos bendiga la Virgen María)
LA EXPECTACION DEL PARTO DE LA SANTISIMA VIRGEN, O “NUESTRA SEÑORA DE LA O”. (Tomado del libro “Año Litúrgico”  de Dom Próspero Guéranger, OSB)
    
     Esta fiesta que hoy se celebra no solamente en toda España sino en casi todas las Iglesias del orbe católico, al menos hasta hace pocos años, fue instituida por los Obispos del Concilio décimo de Toledo, en 656. Estos Prelados, habiendo encontrado algún inconveniente en la costumbre antigua de celebrar la fiesta de la Anunciación de la Virgen Santísima el 25 de marzo, toda vez que esta alegre solemnidad cae con bastante frecuencia en días en que la Iglesia vive absorta en la consideración de los dolores de la Pasión, y que es menester trasladarla a veces al tiempo Pascual en que choca a su vez con otra contradicción, decretaron que en adelante se celebraría en la Iglesia española ocho días antes de Navidad, una Fiesta solemne con Octava en memoria de la Anunciación y para que sirviera de preparación a la gran solemnidad del Nacimiento de Jesucristo (2). En el curso de los siglos sintió España la necesidad de volver a la práctica de la Iglesia romana y de todas las del mundo entero que solemnizan el 25 de Marzo como día para siempre consagrado de la Anunciación de la Santísima Virgen y Encarnación del Hijo de Dios; mas tal había sido durante varios siglos la devoción de los pueblos a la Fiesta del 18 de diciembre, que se juzgó menester guardar un recuerdo.  

    Cesó, pues, de celebrarse en el día susodicho la Anunciación de María, pero se fijó la atención devota de los fieles al pensamiento de esa divina Madre durante los ocho días que preceden a su maravilloso alumbramiento. Se instituyó, pues, una nueva Fiesta con el título de: Expectación del Parto de la Santísima Virgen. Esta Fiesta apellidada “Nuestra Señora de la O”, o Fiesta de la O, con ocasión de las Antífonas Mayores que, como estamos viendo, se cantan estos días, y, sobre todo, de la que empieza: O Virgo Virginum! (que se conservaba en las Vísperas del Oficio de la Expectación, sin omitir por ello la del día: O Adonai!) se celebraba siempre en España con gran devoción. Durante los ocho días que duraba, se cantaba Misa solemne de madrugada a la que se juzgaban obligadas de asistir todas las mujeres encinta, de cualquier clase a que pertenecieran, para honrar a María en su divino embarazo y solicitar para sí mismas su amparo maternal…

No extraña, pues, que devoción tan tierna se haya extendido con aprobación de la Sede Apostólica a la mayor parte de las demás Provincias Católicas. Pero antes ya de las concesiones hechas sobre el asunto que nos ocupa, la Iglesia de Milán celebraba el Domingo sexto y último de Adviento (3) el Oficio de la Anunciación de la Santísima Virgen, y daba a la última semana de este santo tiempo el nombre de “Hebdomada de Exceptato”, corrupción de Expectato. Pero estos detalles pertenecen a la arqueología litúrgica en especial, y exceden la índole de este trabajo, y así volvemos a la fiesta de la Expectación de la Santísima Virgen, que la Iglesia ha establecido y refrendado como medio de llamar poderosamente la atención de los fieles en estos últimos días del Adviento

No hay comentarios. :

Publicar un comentario