PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
De la segunda Carta de san Pablo a Timoteo: «Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David. Es palabra digna de crédito: Si morimos con él, también viviremos con él; si perseveramos, también reinaremos con él; si lo negamos, también él nos negará. Si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo» (2 Tim 2,8.11-13).
Pensamiento franciscano:
Dice san Francisco en su Carta a la Orden: -Considerad vuestra dignidad, hermanos sacerdotes, y sed santos, porque Él es santo. Y así como el Señor Dios os ha honrado a vosotros sobre todos por causa de este ministerio, así también vosotros, sobre todos, amadlo, reverenciadlo y honradlo. Gran miseria y miserable debilidad, que cuando lo tenéis tan presente a Él en persona, os preocupéis de cualquier otra cosa del mundo (CtaO 23-25).
Orar con la Iglesia:
Oremos a Dios Padre, autor de la vida, que resucitó a su Hijo Jesucristo de entre los muertos.
-Por la Iglesia: para que, renovándose sin cesar, pueda anunciar al mundo la vida nueva en Cristo resucitado.
-Por los bautizados: para que, despojados del hombre viejo y revestidos del hombre nuevo a imagen de Cristo, aviven la gracia recibida en el bautismo.
-Por cuantos sufren: para que el Señor Jesús encienda en ellos la esperanza de la liberación de todo mal.
-Por todos los cristianos: para que muramos con Cristo y, resucitados, vivamos con él, a quien permanezcamos siempre fieles.
Oración: Protege, Padre, a tu Iglesia con amor paternal, para que, renovada en los sacramentos pascuales, llegue a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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