PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
«Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: "No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras"» (Salmo 94,5-7).
Pensamiento franciscano:
Dice san Francisco: Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Hay muchos que, perseverando en oraciones y oficios, hacen muchas abstinencias y mortificaciones corporales, pero, por una sola palabra que les parezca injuriosa para sus cuerpos o por alguna cosa que se les quite, escandalizados enseguida se perturban. Estos no son pobres de espíritu, porque quien es de verdad pobre de espíritu, se tiene en menos a sí mismo y ama a aquellos que lo golpean en la mejilla (Adm 14).
Orar con la Iglesia:
Oremos al Señor, nuestro Dios, que dispuso darnos su gracia por medio de Jesucristo.
-Por la Iglesia; para que, fortalecida con el pan de la palabra de Dios, no caiga en la tentación de confiar en poderes y medios extraños a su misión en el mundo.
-Por los grupos catecumenales y por los creyentes que toman en serio la catequesis de adultos; para que crezcan y maduren en la fe aun en medio de muchas tentaciones.
-Por los pueblos subdesarrollados y por los que carecen de medios para superarse; para que encuentren la ayuda fraterna de los ricos y desarrollados.
-Por nosotros que hemos escuchado «no sólo de pan vive el hombre»; para que se nos despierte el hambre de la palabra de Dios.
Oración: Señor, Dios nuestro, escucha nuestras súplicas, perdona nuestras caídas y devuélvenos la alegría de tu salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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