lunes, 3 de octubre de 2022

Reflexión 276: Ver sin lograr

 




Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 Días con Santa Faustina
Reflexión 276: Ver sin lograr
¿Se enoja Dios contigo cuando no llevas a cabo cierta tarea para Su gloria? Eso depende. Él puede emitir Su santa ira si el fracaso se debe a tu pecado. Esta ira es un acto de Su Misericordia llamándote al arrepentimiento. Pero en otras ocasiones su trabajo y servicio a Dios pueden verse obstaculizados por cosas que están fuera de su control. El Señor lo sabe y lo ve. Quizás se pregunte a veces por qué Dios no “arregla” este o aquel problema. Es posible que desee tener en su poder mover a alguien a actuar cuando parece ser un obstáculo para su obra de misericordia. Pero esto no es asunto tuyo. Tu preocupación debe ser hacer todo lo que esté a tu alcance para cumplir la Voluntad de Dios, dejándole el resto a Él. A Dios le agradan tus esfuerzos, no tus éxitos. No mide el éxito objetivo; más bien, Él mide el éxito subjetivo. En realidad, a veces Dios permite que surjan muchos obstáculos como una forma de purificar tu trabajo y santificar tu alma a través de la paciencia y la profundización de la determinación. Cumple con tu deber y eso será suficiente para la obra de Misericordia que nuestro Señor te ha dado (VerDiario #1374).
Piensa en lo que crees que Dios te ha dado como un deber para realizar. Puede ser una actividad ordinaria o puede ser algo que parece ser de naturaleza más grandiosa. Reflexiona también sobre los obstáculos aparentes que encuentres en el cumplimiento de tu deber. Trate de no mirar estos "obstáculos" como obstáculos en absoluto. Más bien, véalos como oportunidades para profundizar su resolución de cumplir la misión de la Divina Misericordia que Dios le ha dado.
Señor, ayúdame a serte fiel en todo lo que hago. Ayúdame a abstenerme de concentrarme en los resultados de mis esfuerzos y, en cambio, a ofrecerte mi esfuerzo para Tu gloria. Sé que estás complacido por mi total dedicación a Ti, amado Señor. Ayúdame a tomar la resolución diaria de profundizar esa entrega para convertirme en un mejor instrumento de Tu Misericordia. Jesús, en Ti confío.





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