Santa María Magdalena (22 julio 2022)
De Corazón a corazón: Cant 3,1-4 (“He buscado al amor de mi alma, y no lo hallé”) / 2Co 5,14-17 (“El amor de Cristo nos apremia”); Jn 20,1-18: “Junto al sepulcro llorando… María… Maestro mío”)
Contemplación, vivencia, fraternidad, misión: Es un poco difícil entrar en la terminología del Evangelio y de toda la Escritura, cuando la palabra “amor” hoy se ha desvirtuado, dejándonos el corazón vacío, como una cisterna sin agua. Pero Dios en el Antiguo Testamento y Jesús (Hijo de Dios hecho hombre) en el Evangelio, no hablan más que de enamoramiento, porque todo ha sido creado por amor y nos habla de su amor. La esposa de los Cantares (que representa al pueblo elegido y a la Iglesia de todos los tiempos) y la Magdalena junto al sepulcro de Jesús, buscan al Esposo, a quien “comparte” nuestra suerte (“consorte”). Quien busca, es que, de algún modo, ya lo ha encontrado. Sólo buscan así los enamorados. Buscar es tener tiempo… “Mi corazón se fue tras Él” (Bta. M. Inés Teresa Arias).
*Con María la Iglesia camina en comunión, abierta a las sorpresas del Espíritu Santo: No conviene apagar el rescoldo de “deseos” de verdad y de amor que todavía quedan en el corazón de cada ser humano, sin excepción y a pesar de los sondeos y las encuestas “bien” hechas. Pero hay que saber “soplar” en ese rescoldo para reavivarlo, prestando con gozo y “gratuitamente” pequeños servicios a los demás donde Cristo nos espera. Magdalena, ya perdonada y sanada, perseveró con María, de pie junto a la Cruz.
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