martes, 19 de abril de 2022

Reflexión 109: Los brazos de Dios

 



Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 Días con Santa Faustina

Reflexión 109: Los brazos de Dios

Cuando un niño está asustado o se lastima, el lugar natural de consuelo son los brazos de uno de los padres. Esto es lo primero que busca un niño que llora. Así debe ser con nosotros. Los brazos de nuestro Padre Celestial, y de Jesús nuestro Salvador, son a lo que debemos acudir en nuestra necesidad. No debemos dudar en volvernos a Dios en todas las cosas, especialmente cuando estamos tentados a desesperarnos, o cuando reconocemos nuestra debilidad y pecado (Ver Diario #505).

Cuando las cargas te agobian, o cuando te enojas o te sientes tentado a desesperarte, ¿a dónde te diriges? Algunos recurren a las comodidades carnales pecaminosas, otros a las palabras ásperas y otros corren a Dios. ¡Corre a Dios en cada momento! Idealmente, corremos a Él cuando la vida es buena y cuando estamos llenos de gran alegría y consuelo. Pero Dios también quiere que corramos hacia Él, inmediatamente, cuando la vida es difícil. Haz de los brazos de Dios lo primero en lo que pienses cuando te encuentres en necesidad.

Señor, corro hacia ti. Ruego que construya diariamente el hábito de correr hacia Ti en todas las cosas. Ruego que me dirija a Ti con cada una de mis necesidades. Me aferro a Ti, Divino Señor, y busco confiar en Ti siempre. Jesús, en Ti confío.





No hay comentarios. :

Publicar un comentario