365 Días con Santa Faustina
Reflexión 106: Dormir en Cristo
Cada noche, cuando te vas a dormir, estás invitado a dormir en la gracia y la Misericordia de nuestro Señor. Estás invitado a descansar en Sus brazos para ser rejuvenecido y renovado. El sueño es una imagen de la oración y, de hecho, puede convertirse en una forma de oración. Descansar es descansar en Dios. Cada latido de tu corazón debe convertirse en una oración a Dios y cada latido de Su Corazón debe convertirse en el ritmo de tu descanso (Ver Diario #486).
¿Duermes en la presencia de Dios? Piénsalo. Cuando te retiras a la cama, ¿rezas? ¿Le pides a nuestro Señor que te rodee con su gracia y te abrace con sus brazos suaves? Dios ha hablado a los santos de la antigüedad a través de sus sueños. Él ha puesto a los hombres y mujeres santos en un profundo descanso para restaurarlos y fortalecerlos. Trate de invitar a nuestro Señor a su mente y corazón mientras acuesta su cabeza para dormir, esta noche. Y al despertar, deja que Él sea el primero a quien saludes. Permite que el descanso de cada noche sea un descanso en Su Divina Misericordia.
Señor, te agradezco por el ritmo de cada día. Te agradezco por las formas en que caminas conmigo a lo largo de mi día y te agradezco por estar conmigo mientras descanso. Te ofrezco, esta noche, mi descanso y mis sueños. Te invito a que me mantengas cerca de Ti, para que Tu Corazón de Misericordia sea el suave sonido que alivia mi alma cansada. Jesús, en Ti confío
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