PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
«Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque quien ha muerto, ha muerto al pecado de una vez para siempre; y quien vive, vive para Dios. Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús» (Rom 6,8-11).
Pensamiento franciscano:
Dice san Francisco en su Carta a los fieles: «Que ningún hombre esté obligado a obedecer a nadie en aquello en que se comete delito o pecado» (2CtaF 41).
Orar con la Iglesia:
Invoquemos a Cristo que con su resurrección ha reanimado la esperanza de su pueblo y digámosle: Señor Jesús, tú que siempre vives para interceder por nosotros, escúchanos.
-Señor Jesús, de cuyo costado traspasado salió sangre y agua, haz de la Iglesia tu Esposa inmaculada.
-Pastor supremo de la Iglesia, que después de tu resurrección encomendaste a Pedro, que te profesó su amor, el cuidado de tus ovejas, concede a nuestro Papa un amor ardiente y celo apostólico.
-Tú que concediste a los discípulos que pescaban en el mar de Galilea una pesca abundante, envía operarios que continúen su trabajo apostólico.
-Tú que preparaste a la orilla del mar pan y pescado para tus discípulos, no permitas que ningún hermano nuestro pase hambre por culpa nuestra.
Oración: Que tu pueblo, Señor, exulte siempre al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu, y que la alegría de haber recobrado la adopción filial afiance su esperanza de resucitar gloriosamente. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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