02/04/2019 de FOPSME.
(Lc 15, 1-3.11-32)
Generalmente, ¿quién se acerca a Jesús? No son aquellos que presumen ser justos, santos y buenos. Ellos, dentro de su soberbia, no tenían la necesidad de Jesús, el Salvador.
Entonces, tù me diràs:
“Si las personas no necesitan de Jesús, ¿por qué entonces van a la iglesia a orar?” Van asiduamente a la iglesia a orar para recordarle a Dios que son buenos y también para ser admirados por los hombres como personas piadosas.
Jesús ha dicho que vino entre nosotros para reconciliarnos con el Padre. Esta reconciliación tuvo lugar a través de Su Preciosìsima Sangre derramada por nosotros en la cruz.
Los cristianos nunca debemos olvidar lo que Jesús hizo por nosotros que somos hombres pecadores.
Por eso celebramos la Eucaristía.
Lamentablemente, no todos los hombres creen en esta obra de eterna misericordia.
Jesús no vino por los sanos, sino por los enfermos. No hay hombre en el mundo que no esté espiritualmente enfermo. Por eso tenemos que estar íntimamente cerca de Jesús, el Doctor que nos ofrece su Sangre para sanar las heridas de nuestros pecados.
La misericordia de Jesús es grande, es más, es infinita. Los pecadores se acercan a ÉL porque se sienten atraídos por su delicado perfume que tiene un nombre: MISERICORDIA.
Por lo tanto, si te sientes aplastado por el peso de tus pecados del pasado y del presente y deseas ser perdonado, no dudes en buscar a Jesús. ÉL siempre está listo para acogerte con amor y alegría tal como lo hizo el padre con el hijo pródigo.
¡Pero ten cuidado!
Cerca de Jesús, también encontrarás personas supuestamente buenas que te mirarán con desprecio, te juzgarán y condenarán a Jesús porque no te ha sacado a patadas. Como JESÚS no hará eso contigo, dirán que no justo y que ÉL es un pecador como tú.
Lamentablemente, la Iglesia está llena de gente que al igual que el hijo mayor de la parábola, se indigna con el Padre porque hizo una fiesta para su hermano que regresó a casa después de llevar una vida disoluta.
¡Que el Señor libre a la Iglesia de los cristianos que presumen ser santos! Son como el estiércol que desprende un olor tan desagradable, que hace alejar de la Iglesia a todos quellos que quieren convertirse.
Amén. Amén.
Muchas gracias. (P. Lorenzo Montecalvo de los Padres Vocacionistas)
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