Posted: 06 Apr 2017 03:00 PM PDT
Se cuenta que conocía, por divina revelación, todos los méritos y virtudes de sus compañeros
Sólo Dios conoce lo que hay en el corazón y en la mente de cada persona. Se cuentan muchas historias sobre dones y gracias particulares concedidos a los grandes santos: muchas de esas historias son verificables, porque se dispone de testimonios históricos. Otras, en cambio, llegaron hasta nosotros a través de relatos y puntos de vista de terceros, siendo mucho más difíciles de “comprobar”.
En cualquier caso, Dios es infinitamente capaz de darnos dones que le parezca bien darnos. Y, de san Francisco de Asís, uno de los dones que se cuentan es que podía saber los méritos y también los defectos de sus compañeros, conforme se ve en el siguiente fragmento de las famosas Florecillas, los relatos poéticos sobre la vida del Pobrecillo de Asís, escritos y transmitidos desde la Edad Media.
Como Nuestro Señor Jesucristo dice en el Evangelio “Yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen”, así el bienaventurado Padre San Francisco, como buen pastor, sabía por divina revelación de todos los méritos y virtudes de sus compañeros, y así conocía sus defectos.
Razón por la cual él sabía proveer con el remedio óptimo, esto es, humillando a los soberbios y exaltando a los humildes, vituperando los vicios, alabando las virtudes, como se lee en las admirables revelaciones que tuvo de su primitiva familia.
Entre las cuales se dice que una vez estando san Francisco con esa familia en un convento para tratar de Dios, y Fray Rufino no estaba con ellos en aquella conversación, sino en el bosque en contemplación.
Continuando la conversación sobre Dios, Fray Rufino salió del bosque y pasó un poco delante de ellos. Entonces, san Francisco, viéndolo, se volvió a sus compañeros y les preguntó diciéndoles:
“Díganme cuál creen que es el alma más santa que Dios tiene ahora en el mundo?” Y respondiéndole que creían que era la suya, san Francisco les dijo:
“Queridísimos hermanos, yo precisamente soy el hombre más indigno y más vil que Dios tiene en este mundo; pero ¿ven aquel Fray Rufino, que sale ahora del bosque? Dios me reveló que su alma es una de las tres almas más santas que Dios tiene en este mundo; y firmemente les digo que no dudaría en llamarle en vida san Rufino, porque su alma está confirmada en gracia y santificada y canonizada en el cielo por Nuestro Señor Jesucristo”.
Y estas palabras no las decía san Francisco en presencia del dicho Fray Rufino.
Igualmente, como san Francisco conocía los defectos de sus frailes, se comprende claramente en Fray Elías, al que reprendía muchas veces por su soberbia, y en Fray Juan de Capela, del cual predijo que se iba a ahorcar, y en ese fraile al que el demonio apretaba la garganta al ser reprendido por desobediencia, y muchos otros frailes cuyos defectos ocultos y virtudes conocía por la revelación de Cristo bendito.
Aleteia Brasil
Fuente: Aleteia
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