miércoles, 22 de febrero de 2017

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ORAR CON EL CORAZÓN ABIERTO
Meditaciones diarias para un sincero diálogo con Dios

Con el espíritu a mi lado…
20 FEBRERO, 2017 / RMMC
El principal inconveniente del ser humano no se encuentra en el exterior, se halla en el interior. En el corazón de cada uno. El problema radica en que el yo trata de rebelarse, exige mayores derechos y quiere posicionarse en el lugar más privilegiado, ocupar el mejor espacio. Así que el principal inconveniente del ser humano es el ser humano mismo. Lo veo al menos en mí. Si potencio mi soberbia y me egoísmo, si doy alas a mi ego, si trato de colocarme siempre en el primer lugar lograré llenarme de reconocimientos pero mi corazón no estará lleno; o tal vez sí, de más necesidad de yoísmo y de mayor amargura.

Por eso siento tan necesaria la presencia del espíritu en mi vida. Y de colocarme junto al Señor, allí donde la fragilidad, la sencillez, la mansedumbre y la pequeñez se hacen vida. Con el espíritu a mi lado cada vez que mi ego quiera ensalzarse y exija el lugar que no le corresponde, cada vez que mi voluntad quiera imponerse a la voluntad del Padre, el espíritu me colocará en el lugar adecuado.
Quiero aprender que cuando no busco mis propias ventajas, mis propias satisfacciones y no alimento mi ego y, en su lugar, hago la voluntad de Dios y le sirvo a Él, y a través de Él a los demás, es cuando mi vida adquiere un verdadero sentido que es el sentido de la obediencia a la voluntad divina.
El mundo que nos rodea está repleto de egoísmo. Pero, al mismo tiempo, esta sociedad en la que vivimos ansía ardientemente llenarse de amor, de misericordia, de humildad, de compañerismo. El mundo necesita que yo no sea como quiero ser sino como el Señor quiere que sea. Sólo así podré darme de verdad a los demás. Si todo el mundo hiciéramos lo mismo el mundo cambiaría de verdad.

¡Señor, manso y humilde de corazón, concédeme un corazón semejante al tuyo! ¡Te necesito, Señor, necesito que te hagas muy presente en mi vida! ¡Necesito, Señor, que me llenes de tu Espíritu para aplacar mi soberbia y mi egoísmo, mi busca de lo mundano, mi hacer mi voluntad y no la tuya, para no caer en el endiosamiento! ¡Envía tu Espíritu, Señor, para que en cada ocasión que mi ego exija su lugar por encima de tu voluntad y el lugar de otros me haga ser consciente de mi realidad!  ¡No permitas, Señor, ser un utilitarista de las cosas y las situaciones, compararme con los demás, alimentar mis egos, buscar ventajas, sacar partido de las personas o de las situaciones…! ¡Me postro ante ti, Señor, porque reclamo tu misericordia para transformar mi corazón, para buscar tu guía y tu dirección, para aplacar mis ambiciones, para entregarte mi fragilidad!


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