PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
Escribe el apóstol san Pedro: «Hermanos, sed sobrios, velad. Vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quien devorar. Resistidle, firmes en la fe, sabiendo que vuestra comunidad fraternal en el mundo entero está pasando por los mismos sufrimientos» (1 Pe 5,8-9).
Pensamiento franciscano:
De las Admoniciones de san Francisco: «Bienaventurado el siervo que no se tiene por mejor cuando es engrandecido y exaltado por los hombres, que cuando es tenido por vil, simple y despreciado, porque cuanto es el hombre delante de Dios, tanto es y no más» (Adm 19,1-2).
Orar con la Iglesia:
Dirijamos nuestra oración a Cristo, la verdadera vid, de la que somos sarmientos, y pidámosle que, en medio de las vicisitudes de la vida, nos mantenga muy unidos a él.
-Para que nuestra vida esté escondida con Cristo en Dios, y dé fruto abundante para la Iglesia y para la sociedad.
-Para que los trabajadores manuales no menos que los intelectuales vean debidamente reconocido su esfuerzo y contribución a la vida de la familia humana.
-Para que todos los cristianos sepamos ofrecer a Dios los sufrimientos e inconvenientes de nuestra profesión, en la que hemos de santificarnos.
-Para que el ejemplo de san Alberto, que supo unir el estudio y la devoción, nos ayude a lograr un mayor desarrollo sin renunciar por ello al tesoro de la fe.
Oración: Instruidos por el testimonio de san Alberto, te pedimos, Señor, que nos ayudes a dar frutos de vida eterna en la oración y en el trabajo de cada día. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
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